viernes, 31 de diciembre de 2010

Hoy, cuando el día termine.


Lo piensas muchas veces; demasiadas veces para ser verdad. A veces te sofocas en tus propios pensamientos. Era una tarde tranquila, de esas de Primavera donde todo parece tan perfecto. Un paisaje precioso se pintaba frente de mis ojos.

Recuerdo que el Sol le daba color a todas las flores en aquél bosque. No recuerdo bien pero creo que ví pasar un caballo, blanco, nítido, elegante. Y pensé, pensé que ya no tenía recuerdos, que mi memoria había desaparecido. Era alivianador, refrescante saber que todas las ataduras habían sido terminadas.

Distancia, metros, kilómetros; sonidos que se escuchaban al fondo; una que otra ardilla corriendo. Y allá, arriba en la montaña con el fondo celeste del cielo, un reflejo de tu mirada; parpadeaba y se deambulaba por todo mi día; como queriendo recordar lo olvidado.

Apaga el fuego y sonríe, sentimientos perdidos que se pierden; dolores, preocupaciones, sostienen un manantial de agobios, ruptura de lo normal, presa de la incertidumbre. Acostado entre las ramas de un viejo árbol, me puse a reflexionar todo lo que había vivido.

Tantas batallas perdidas; otras tantas bien peleadas. Sumaba y restaba buscando resultados, respuestas; algo que me diera ese valor, esa motivación de abrir los ojos una vez más por la mañana; ví tus ojos.

Ese fantasma que me perseguía, ese sonido sin localizar. Tú. Tan preciosa; un poco seria, pero tú. La que me daba siempre las razones y motivos; la ladrona de todos mis sentidos. Poder verte, tocarte, besarte, sentirte. Acaricar tu pelo por las tardes. Tú.

Sentí que recordaba, y pensaba en ti, pero no volvías a mi memoria. Sé que sabía tu nombre, pero no logro recordarlo. Sé que hace un tiempo te amaba, pero no logro sentirlo. Creo que fuiste mía, pero sinceramente el tiempo ha pasado y no sé más quien eres.

Extraño. Sentí la noción de creer que estabas, y al abrir los ojos no te ví más. ¿Sueño? Descansar el corazón en un lugar lejano, lejos de tus besos y tus engaños. ¿Selectiva? La memoria que me domina.

Hoy recuerdo que no sé quién eras. A pesar de saber que por mucho tiempo te amé. Hoy creo que quedas atrás, como un futuro que nunca fue. La idea tenue de un destino corrupto, por las decepciones y el dolor que hace un tiempo causaste.

¿Mía? Creo que fuiste mía, pero hoy, cuando el día termine, dejarás de estar conmigo, a pesar de tenerte a mi lado. Dejarás de sentir mi amor, dejaré de recordar tu olor. Hoy, cuando el día termine, terminará este amor perfecto y una nueva vida tendré. Hoy, cuando el día termine, terminará mi dolor.

jueves, 30 de diciembre de 2010

No sé qué hacer ni cómo reaccionar.


Y llega el momento. Crees que sientes, que piensas. Todo está a punto de terminar; todo el daño que has sufrido, la inundación de tus sentidos en un mar de traiciones y sorpresas. No sabes qué hacer, puedes gritar, puedes brincar; o puedes esperar.

Es casi tan tangible, casi tan real. Natural. Un poco saludable para la mente; refrescante para la incertidumbre y un poco de sabor para la motivación. No sabes qué hacer; no sabes cómo reaccionar. Sientes ansiedad, nervios, estrés; pensamientos que vienen y van.

En un cerrar de ojos todo parece perder sentido; abre tus ojos. Piensa en cada detalle, cada momento; recuerda las cicatrices, los golpes, las heridas. Observa tu respiración. Se agita. Juega, baila, brinca, canta. Desahogo.

Todo parece llegar a su fin y no sabes qué hacer. No sabes cómo reaccionar. Solo piensas en todo lo que podrá pasar. El cambio, lo viejo atrás, lo nuevo por venir. Los sueños vencidos, las trabas en el camino; las ideas poco desarrolladas.

Pero al sentir que se acaba, dejas atras todo. Lo bueno, lo malo; lo que alimenta y lo que lastima. Pero no quieres dejarlo atrás. Sentimientos involucrados. Se acaba, se cierra, se termina un ciclo. Un año repleto de malos vicios, de falsas costumbres, de golpes inciertos. Injusticia.

Y al final, sabes, y lo sabes muy bien, todo quedó grabado. Hoja tras hoja, en la mezcla de todos estos párrafos, rimas y consonantes. Todo está aquí, guardado para siempre. Cerradura del ayer. Para que nunca olvides un solo detalle; ningún mal viaje que te haga despreocuparte de hoy; de ayer.

Es un cuadro que pondrás en tu memoria. Para ver el progreso, el cambio. Para aprender a dejar atrás lo malo y traer de vuelta la alegría; tu deseo insaciable de sonreír; de hacer reír. De calmar las penas de los demás; de sentir y expresar.

No parece que llegue el final. Pero llegará. Cada segundo es uno menos...o uno más. No sabes qué hacer ni como reaccionar; el tiempo se devora tu tranquilidad; ansiedad que destroza la paciencia. Se acaba, sabes que pronto se acabará. Pero no sabes ni qué hacer ni cómo reaccionar.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Pensar.


Muchas mañanas le canté sonetos escandalosos al viento. Gritos sin rítmica; métrica perdida. Desconsolado placer que se perdía entre tus ojos, entre tus labios; tu boca. Muchas veces escuché respuesta, de aquél lugar donde te perdías.

Nunca pensé que irte a buscar sería una alternativa, una forma de comunicación, un destello o una contradicción. Debajo de la solapa de aquél libro viejo, leí entre los párrafos todos tus sueños. Entendí que me querías; sí, me querías a pesar de todo.

Ahora, un poco tarde, un poco avanzado el día, todo parece tener sentido; encontrar camino. Vueltas de hoja que no se dan, pinceladas de pintura que ocultan la amarga realidad del error; arrepentimiento, nostalgia del corazón.

Si pudiera saber en el pasado, comentar eventos, sucesos, malinterpretaciones; la tristeza que se acaba en tus pies, el reflejo de un atardecer. Un momento del día en donde no sirva más que tu razón; escuchá en el fondo, escuchá con atención.

Qué más da ahora. Todo parece perdido. Y mientras pienso, cae la noche en este lugar. Oscuridad, nubes, lluvia, frío; en conclusión: miedo. De saber que no supe; de entender que nunca entendí. Que a pesar de todo lo que pasó, nunca abrí los ojos: nunca te ví.

No hay Luna ni viento. Solo gotas, lágrimas, dolor. Encuentro instantes de emoción; creo que es una extraña sensación de creer en la absurda esperanza de que el tiempo volverá, que te podré valorar. Aprender lo que no aprendí; corregir lo que nunca corregí.

Mientras tanto, escribo. Escribo en este papel, para desenchufar mi dolor, encarcelar aquél sueño junto a ti, aquella idea hoy vana de lo que sería tenerte hasta el fin. Pensar; olvidar; dejar de sentir; perder tiempo; pensar.

Pensar y pensar. Escribir. Llorar; olvidar; dejar de sentir; pensar. Que todo podrá volver a ser como fue alguna vez; pensar. Dejar de sentir que no hay vuelta atrás; pensar. Pensar y volver a sonreír.

martes, 28 de diciembre de 2010

Y ahora que te perdí.

Y ahora que ya te perdí.
Que soltaste las amarras de mi amor.

Naufrago en medio de la soledad.
Tan despiadada; en su lugar.

Y la tristeza toca la puerta.
Las lágrimas salen sin ceder.

El tiempo se vuelve lento, muy lento.
Una presión inmensa en el pecho.

Un dolor muy profundo en mi corazón.
Me arrebata de la vida cualquier intención.

Los sueños se escurren entre las cortinas.
Muere dentro de mí cada segundo que a tu lado viví.

Como en un caballo donde cabalgan mis sentidos.
Muero un poco más, ya no escucho mis latidos.

Encerrado entre las paredes de tu amor.
El que ya no tengo; el que ya partió.

Dejaré en mi cama el olor de tus besos.
Y las sábanas respirarán el aroma de tu cuerpo.

Mis manos sentirán en el recuerdo.
Tu delicada piel; todo tu cuerpo.

No habrá espacio para luciérnagas por la noche.
Ni silencio para que canten los grillos.

No habrá cielo ni estrellas para que la Luna ilumine.
No habrá por la noche, nadie que me cobije.

Y para siempre se terminaron las tardes en tus regazos.
La suerte de tenerte a mi lado.

Hoy muere un poco de mí.
Te los has llevado para siempre contigo.

La memoria será mi más lindo tesoro.
Guardaré ahi tu sonrisa, tu rostro.

Volveré cada mañana a aquél lugar.
Donde tus labios disfrutan con los míos.

Donde la tristeza no es más que una extraña idea.
Donde me veas con tu mirada.

Preciosa, enamorada.
Gritarte a los cielos cuánto te amo.

Escribirte en tu cuerpo.
Todo lo que siento.

Compartir de nuevo un atardecer.
Un amanecer.

Y por las noches abrazarte.
Dormir.

Sin embargo, regresar.
A la triste y dura realidad.

Que ya no estás aquí.
Has decidido marcharte.

Olvidarte para siempre de este mal amor.
El golpe de torpeza a tu corazón.

Pero si miras para atrás.
Verás mi sonrisa, mi mirada.

Que gritan para siempre.
Por mi preciosa enamorada.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Busco y espero encontrarte en el reflejo.

Busco y espero.
Encontrarte en el reflejo.

En las escaleras, en las esquinas.
En el armario, en la cocina.

Cada centímetro de este lugar.
Cada detalle que dejas pasar.

Es una memoria, un recuerdo.
De todos los años que compartimos juntos.

Los sueños alcanzados.
Y lo que quedaron sin cumplir.

Cada beso arrebatado.
Cada lágrima perdida.

La triste manera de ver el mundo sin ti.
La nostalgia que me acompaña constantemente.

Los tormentos de tu presencia incierta.
La certeza de que no estás a mi lado.

La duda de si el reflejo es tu rostro.
O una simple idea de una mente golpeada.

Cada verso es una rima a tus ojos.
Las palabras juegan a dibujar tus labios.

Siento que duermen en mi.
Los sentimientos que un día nacieron por ti.

Guardo en los bolsillos de mi corazón.
Todo el amor que me has hecho sentir.

Inclusive ahora, que ya no estás.
Comprendo que te quedaste aquí, a mi lado.

Y serás tú, y nadie más.
Quien me reciba al partir.

Por eso, aquella tarde.
Cuando te miré a los ojos por última vez.

Te dije hasta luego.
Porque siempre supe que te volveria a ver.

Y ahora, en mis últimos momentos en este mundo.
Sonrío con la inmensa felicidad.

De saber que pronto me besarás.
Y sentiré de ti un dulce abrazo.

Poder verte de nuevo a los ojos.
Y decirte cada instante lo mucho que te amo.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Saberla mía para siempre.

Era una de esas tardes.
Tranquilas, sin mayor razón de ser.

Simplemente miré por la ventana.
El atardecer tarareaba una canción.

Me recordó a ella, y sonreí.
Dediqué un instante de emoción.

Mi callada y triste motivación.
Se convirtieron en una dulce sinfonía.

Todo lo que quería.
Todo lo que deseaba en esta vida.

Era poder esuchar una vez más.
La preciosa voz de la mujer que amaba.

Era un pensamiento que me amarraba.
Un sentimiento que ofuscaba mi paz.

No sabía, no tenía el conocimiento.
De si alguna vez volvería a besarla.

El Sol parecía llorar rayos de luz.
Intentando calentar mi fría soledad.

En la lucha por intentar sobrevivir.
Poner a secar tus preocupaciones.

Te topas con momentos increíbles.
Donde descubres secretos, palabras perdidas.

Frases que llaman tu atención.
Y te alegran el sentido corazón.

Nunca supe si ella fue real.
O si tuve la suerte de conocer a mi ángel guardian.

Pero recuerdo que sus besos eran dulces.
Y brotaba felicidad de su labios.

Su mirada, ojos negros, piel blanca.
Me insistían en querer vivir.

Vivir por verla sonreír.
A mi lado, bajo mi abrazo.

En cada noche compartir con ella mis sueños.
Alcanzar su amor cada día.

Y simplemente poder cerrar los ojos.
Y sonreír por saberla mía para siempre.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Momentos.


Hay momentos donde el pensamiento se libera, y puedes sencillamente llegar a esa parte escondida dentro de ti mismo. Esos secretos debajo de nuestra consciencia que muchas veces se opacan por tantos momentos de tristeza y dolor.

Sin embargo, existen instantes de alegría; son segundos de una inexplicable sensación de felicidad que nos roban las lágrimas, la emoción amortigua todo el dolor que podamos estar sintiendo. Y vivir vale la pena por exactamente esos momentos. Momentos cálidos y valiosos.

A veces tropezamos con la mala suerte, y la sentimos como una constante en nuestra vida. Arrebata intenciones e impulsos; limita cualquier intento de exprimir sonrisas. Y como es muy sabido, se conjugan los problemas y vienen en conjunto; cada momento desagradable parece valer por cuatro.

Y uno muchas veces piensa en cómo salir del hueco. Analizamos distintas formas de identificar soluciones a toda la apatía y el malestar. Unos escuchamos música para escurrir nostalgia; otros escriben para desahogar sentimientos; algunos lloran para deshidratar a la tristeza.

No importa la manera que sea, es importante tener presente que todo son momentos; y los momentos vienen y van; los momentos pasan. Tanto buenos como malos, son sencillos regalos de la vida, con sorpresas para aquellos que son sabios y logran aprovechar cada situación de la vida como una nueva oportunidad para crecer en espíritu.

No hay que pensar que hay más malo que bueno (por más de que parezca de esa forma). Simplemente hay momentos. Vivirlos define nuestra forma de actuar; la actitud, a final de cuentas, se convierte en la mejor manera de darle respiración de boca a boca a nuestras ganas de vivir.

No permitas que una noche como esta te succione los sueños y los pierda en su oscuridad; agarra luz de la Luna y las estrellas; toma fuerzas del sol; respira el fresco aire de las mañanas; cobíjate con el sonido de los árboles; nunca, por más de que te lleves golpes, apagues la luz que te mantiene fuerte, constante.

Llena de energía tus sueños, para que alcanzarlos sea divertido; no te distraigas en el camino, porque la vida solo tiene una dirección: y esa es la que decidas darle.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Por ti, todo lo dejaría.


Éstas tardes cálidas, verdes pastos.
Cielo azul y un poco de nostalgia.

Se van venciendo dolores; temores.
Sentimientos añejos para esta época.

Aquellas tristezas que te hacían llorar.
Hoy todo eso queda atrás.

Las notas de una canción, al final.
Se escurren preocupaciones.

Malestares que no debieron ser.
Pero fueron.

Y no queda más que avanzar, da un paso más.
Confiar en que la desconfianza se irá.

Tal vez un día, solo tal vez.
Las cosas lleguen a ser como ayer.

Donde no vea en tus ojos el reflejo de mi dolor.
Ni el llanto silencioso que acallaste en mi.

Podría decirte tantas cosas.
Podría escribirte otras tantas.

Pero no bastaría nunca para que entendieras.
El inmenso dolor que llevo en mi interior.

La decepción de un pasado impensado.
La risueña ironía que me harta.

No pretendo convertirme en ancla.
Ni atar tu memoria a aquél momento.

Sencillamente no puedo olvidar.
Me prohibo dejar de pensar.

A pesar de ser sal en la herida.
Y que arruine mi intención.


Pero aglo tendrá que cambiar.
O algún día te llegaré a perder.

Esta vez de una forma definitiva.
Por la absurda terquedad de no creer en la vida.

Por eso, hoy te dedico una sonrisa.
Una palabra que te regale una caricia.

Para que entiendas que eres todo en mi vida.
Y que por ti, todo lo dejaría.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Aquella noche.


Nunca voy a olvidar las noches en donde compartía pensamientos con el lago. El silencio parecía acomodarse entre los árboles, la luz de la Luna hacía trillo en la oscuridad como pretendiendo ser del destino la muestra. Muchas veces, viendo las estrellas, pensé que sería magico curar heridas pasadas con la simpleza de un momento precioso.

No es fácil pretender dejar atrás para siempre el pasado. Porque siempre, a pesar de que no sea lo mejor, el pasado camina con nosotros, agarrado de nuestra mano. Y justo cuando menos lo pienses, y más hayas creído que lo habías dejado, aparece. Aparece, de una forma extraña, más fuerte que antes; los momentos van adquiriendo mayor importancia, las decisiones que nos van definiendo son secretos ocultos en cada uno de nosotros.

Aparentar es tan fácil como distraer un pensamiento antes de dormir. Es como jugar a las escondidas con nostros mismos; creer que nos podemos esconder detrás de la máscara de la pretensión. Sin embargo, es más común de lo que pensamos; y para eso había decidido aquella noche hacer un cambio en mi vida.

No el típico cambio de querer ser una mejor persona; que muchas veces se queda tan subjetivo como la propia frase. Ser una mejor persona no es una meta, es un camino que tenemos que seguir; pues nunca se llega a ella, simplemente podemos perseguirla y mantenernos constantes en el proces, porque errores nunca vamos a dejar de cometer; pero podemos poner en práctica nuestra mente, para detectar momentos potenciales de error y tratar de evitarlos.

No fue simplemente una intención; fue una convicción de aquella noche. Nunca olvidaré las palabras que me daban aquella paz que había perdido un tiempo atrás. Era casi tan increíble como el sueño de aprender a volar. De una u otra forma, ser capaces de conocernos a tal punto de predecir nuestras acciones con el objetivo de evitar ciertos errores debería de ser un pensamiento permanente y lo suficientemente fuerte como para mantenernos en raya.

Tal vez quieras escuchar lo que pasó aquella noche. Sin embargo, esta historia no tiene su objetivo en eso; se trata de que pongas en práctica en tu vida diversas formas para conocerte. Darle apertura a las mentes cerradas, repletas de paradigmas sin sentido; infundados. Aquella noche, en donde sucedió lo que cuento, no iba con la idea cerrada de "algo" que iba a pasar, simplemente le permití a mis sentidos caminar por su cuenta, para entender lo que nunca había querido entender.

La noche, la luz de la luna, el viento jugando con los árboles; ese paisaje que retrato en palabras puede tener tantas modificaciones como quieras; lo importante es valorar la posibilidad de dejar atrás todo pensamiento rigido, social y cultural, para darle paso a un crecimiento personal mucho más allá de lo que puedas imaginar. Así, tal vez, el mundo sea un mejor lugar para vivir; en donde la gente no se haga sufrir ni hayan razones para mentir.

martes, 21 de diciembre de 2010

A sonreírle a las estrellas


Ven a desangrar el dolor.
A matar tus penas con balas

Palabras que yacen en el papel.
Estrofas eternas, infinitas.

Incertidumbre, peligrosa, callada.
Austeridad que devora el interior.

Arrecuestate en el dulce silencio.
Carcomiendo tu paz, tu tranquilidad.

Has aprendido poco a poco a vivir sin ella.
A sonreírle a las estrellas.

A compartir tu soledad.
Con los recuerdos del ayer.

No la puedes dejar.
A pesar de entender que es lo mejor.

No se vale castigar al corazón.
La terquedad del que obvia a la razón.

Besarte, sentirte, acariciarte.
Poder verte a los ojos y ser feliz.

Comenzar a construir los puentes con meta.
Ideas que calan en lo profundo.

Recetas anticuadas de pasados con presente.
El deseo misericordioso de toparnos con la suerte.

Y al final, el sonido del viento.
Sea cerca tuyo, o cerca mío.

Es la condena de saberte, conocerte.
Y que estás ahí, en algún lugar.

Despejada de la neblina de mis temores.
Sonríes a tus recuerdos.

Solo te pido, en esta noche de luna llena.
Que mires hacia el cielo y me sientas a tu lado.

Tal vez, algúna estrella me muestre tu reflejo.
Y al parpadear distinga tu sonrisa en el brillo.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Luna


Luna que disfrazas la noche.
Cobijo y sostén de las estrellas.

Esbelta, princesa, magica.
Polvo y viento acurrucados en tu sombra.

Luna, que entre caminos te ves.
Te escondes entre las ramas.

Sueño de sorpresas benditas.
Carcajadas, tristezas, escalofríos.

Luna, brillo incesante.
Ladrona de energía, Luna que sonríes.

Regala a la penumbra tu fuerza.
Acompaña a los viajeros errantes.

Luna, que das consuelo a las almas.
Suspiro de los enamorados.

Pura, clara, perfecta.
Colores del prisma que te guardas.

Luna que plasmas ideas nocturnas.
Riachuelo donde nace la vida.

Deseo de cualquier mito.
Se quitan el sombrero los cometas al verte.

Luna, descarada hija del cielo.
Amalgama que da vida a los muertos.

Fugaces, la estela en el horizonte.
Se mezcla tu belleza y tu norte.

Luna, dueña de toda la estela
Acomódate para verte.

Y ahogar en tí la tristeza de mi mente.
Nostalgia malcriada, insolente.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Encontrar en Él la fuerza.


Las despitadas ideas que mueren.
Son presa de las injustas razones.

No se vale perder al ganar.
Confundirlo sería algo fatal.

Porque mucho creen perder.
Sin saber que ganan lo que ansían tener.

Es cuestión de buscar perspectivas.
Otros puntos de vista de las situaciones en la vida.

Sonreír es una forma más de decir gracias.
Al cielo infinito por nuestras bendiciones.

Equipar el espíritu con tolerancia y nobleza.
Y serle fiel a cada símbolo de grandeza.

Porque al final, justo antes de morir.
Pensarás en cada detalle de tu vida.

Aquellas veces que pudiste actuar diferente.
Otras tantas que sucumbiste al dolor.

Pero cada lágrima, cada tristeza.
Cada pequeño signo de sufrimiento.

Cada golpe al destino.
Cada sueño perdido.

Serán nada más que un simple recuerdo.
Una nostalgia que no tuvo aliento.

Sentirás el deseo de agradecer.
Mirar el cielo y gritar.

Darle gracias al inmenso Dios.
El que ilumina cada estrella por las noches.

Y te da ese impulso bendito.
El respiro en la tormenta.

Pues encontrar en Él la fuerza.
Es el secreto de la verdadera felicidad

viernes, 17 de diciembre de 2010

Que exprese de tu lucha, el motivo.


Quiero, pienso; deseo que escuches.
Pinto de colores todas tus emociones.

¿Cómo?, ¿por qué?, ¿cuál?
Preguntas que te dicta la razón.

Brillar en la oscuridad.
Saber entender los motivos del ayer.

Ser inteligente; necio; perseverante.
Conceptos que definen tu equipaje.

Para sobreponer marcas en destinos.
Lanzas que hacen sendero en el camino.

Cartas que dibujan un rostro; una caricia.
El recuerdo de una historia ficticia.

Sin motivos ni razones.
Mezclas sueños y emociones.

Para abrir los ojos un día.
En un mundo donde la suerte está prohibida.

Sientes que pierdes el aire.
Que te roban la vida cada instante.

Drenan todo aspecto que te motiva.
Inyecciones de unas mentes negativas.

Pero siempre tienes presente.
Que todo hombre que aspira, miente.

No se puede perder la confianza.
Pero en toda persona nace la venganza.

Que toma energías de los deseos ajenos.
Como todo aquél que no tolera lo eterno.

Ten presente.
En tu espíritu y tu mente.

Que el amor nace del más lindo sonido.
El que existe en fondo del mar.

Que le dio vida a lo inerte.
Y poco a poco a forjado tu suerte.

No acompañes tus tristezas y dolores.
Con aquellos que no tiñen los colores.

Pues la razón de ser de cada uno.
Se resume en no herir a ninguno.

Solo sueltas un ligero respiro.
Que exprese de tu lucha, el motivo.

Y alcanzarás por siempre la felicidad.
Si te comprometes a mantener entusiasmo y lealtad.

jueves, 16 de diciembre de 2010

En cada detalle aprender.


La batalla no se acaba.
Hasta que el último soldado caiga.

Fueron las últimas palabras que escuchó.
Cuando la luz en su vida se apagó.

Son enseñanzas que se van plasmando en cicatrices.
Como libros enteros escritos en cada herida.

Mezclar realidades con mentiras.
Mantener la mente cuerda.

Sostener la bandera a pesar de las heridas.
Juntos antes de que te arrepientas.

Caer; y levantarse al instante.
Sufrir; y coser las heridas.

Sembrar; sentir la noche caliente.
Soñar; recobrar la memoria perdida.

A veces, a pesar de la sangre que se pierde.
Recuperas la sensibilidad en tu piel.

No es posible dejarse vencer.
Por la injusta opresión del que pretende crecer.

Porque ganar no consiste en tener.
Sino en cada detalle aprender.

A pesar del dolor y las penas.
Los miedos y condenas.

La injusticia que se aplaude.
La malicia que se reparte.

Existe un destino inequívoco que nos acompaña.
Como trillo entre el bosque perdido.

Solo necesitas una inyección de motivación.
La alegría que te regala el corazón.

De sonreír a pesar del inmenso dolor.
Y saber que por las noches, sentirás el amor.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Aún con las nubes; existen las estrellas.


Cuando se cae; uno se levanta.
Es un proceso constante; angustiante.

Es tener la fortaleza de seguir.
A pesar del dolor que te invita a morir.

No sé si soy tan capaz.
De dejar toda la desesperación atrás.

Solo pido que éstas letras que forman palabras.
Me acompañen en este proceso.

Recuperar la fuerza desaparecida.
Es como intentar borrar la memoria.

Cuesta mucho menos desahogar el mar de olas.
Que intentar sonreír en este instante.

Tal vez pase; tal vez no.
Solo deseo que termine este dolor.

Cuando la injusticia llama a la puerta.
Y abres con una sonrisa bien puesta.

No te asustes si a la mañana siguiente.
Te llevas, de las sorpresas, la más hiriente.

Desde aquí; desde el puro fondo.
No encuentro salida que me permita seguir.

Pero cmo he dicho varias veces.
Aún con las nubes; existen las estrellas.

martes, 14 de diciembre de 2010

Así, tan tranquila en apariencia.


Solo unas cuantas veces en la vida.
He percibido mayor silencio entre sonidos.

Cuando descansa el sentido de la razón.
Se despierta el odio y la ambición.

Épocas de vivir y luchar.
Momentos de aprender a cambiar.

Es hora de dejar atrás tanta mediocridad.
Que encierra entre sus paneles el sinsabor.

Una victoria malgastada entre tus logros.
Es la única forma de encontrarte entre mis días.

Así, tan tranquila en apariencia.
Tan cansada que te desesperas.

Y sonreír se ha vuelto más difícil.
Que encontrar entre las letras dos palabras.

Las que hace un tiempo atrás me hicieron soñar.
Me permitieron volverme a levantar.

Y miro en tu retina las lágrimas que nacen.
Y acurruco en tus regazos todos mis temores.

Pongo a secar contra el viento los llantos de mi cuerpo.
Que ocultas con el descaro que tiene la malicia.

Pero entre tanto polvo que se levanta del suelo.
Escondo en el escombro a mi verdadero dolor.

La única razón que me desplaza en la vida.
La única verdad que aplasta una caricia.

Y para siempre, oculto en mí.
El secreto que me lleva hacia mi único fin.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Tus llantos en sonrisas.


Qué tal caminar sin poder ver; sin distinguir tan siquiera el más mínimo de los detalles; sin percibir las sombras que le dan forma a cada uno de tus miedos.

No te parece que podrías arriesgar un poco más; una simple y vacía idea de refrescar un pensamiento en el agua del río.

Quisiera poder caminar sin sentir el dolor de las heridas sin tapar. Corregir los errores del pasado es casi tan imprescindible como darle luz a la Luna por las noches.

Soy yo, quien cargo en mis hombros el silencio de un instante sombrío, tenebroso. Culpa de una lucha sin final; un misterio macabro que se oculta en el descaro de una mente perturbada.

Caminando los senderos de aquél cafetal, encontré ciertos recuerdos que encarcelaban un pasado abstracto; atado a la malicia de una lección aprendida.

Oigo que caminas hacia mi, como quien busca encontrar lo que quiere; en lugar de querer encontrarse a sí mismo entre papeles.

Estas líneas no se convertirán jamás en un verbo suscitado; esta memoria nunca más será tan cierta como la mirada de tus ojos, mentirosos.

Las rimas y las estrofas; poemas, cuentos, melancolía en versos. Lágrimas que se derraman en la tinta de un lápiz gastado. Suerte, maldita suerte que me tiene ocupado.

Un giro imprevisto se muestra en frente de tus ojos cansados; abres con tu mirada el camino que te alcanza. Quiero que sepas que sin ti mi vida no es nada.

Sin embargo. Y siempre le tuve miedo a los "peros". Pensar en un cambio siempre es bueno; cuando lo que viene es mucho mejor.

Por eso, a pesar de acallar los gritos de mi dolor; el que siento por perder de este amor, su color. Siento que es necesario sellar esta etapa con un candado de emociones.

Guardo y escondo la llave entre letras que le dan forma a tu nombre; para que solo tú seas capaz de abrir algún día éste cofre.

Convierto con la magia de las caricias, tus llantos en sonrisas.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Instantes.


Era tarde. No sabía si tarde por la posición del Sol en el cielo; o tarde por el momento que se había vencido contrareloj.

Llovía. Las gotas como punzadas, carcomiendo en tu mirada el deseo de crecer; de avanzar. Y por instantes pensé que entendías.

Un Enero. Compartías con las personas que más querías los planes que un nuevo año te traían. Con costos me escuchaste cuando te hablé al oído.

Dormías. Y cuando te fui a despertar decidiste seguir soñando con aquél lugar en el que eras la dueña del paisaje, y pintabas hermosos cuadros con lienzos de esperanza.

Un calor insportable. Justo como el que siempre viene después de la lluvia; esa sensación agotante que le estorba al respirar una nostalgia; un lamento que no tuvo voz.

Te desperté. Quería que supieras que no me había ido; pero ni siquiera recordabas que ahí estaba; fría y austera. Supe que en el fondo no me querías.

Lágrimas en tus ojos. Las limpié con la delicadeza que tiene el rocío en la primavera. Un suspiro del viento por alcanzar en el tiempo, el deseo cobarde de perdonar lo imperdonable.

Aquella cuesta empinada. La que sentías que no podías alcanzar; te cargué en mis hombros hasta que llegaras al final. Nunca agradeciste; al menos nunca lo demostraste.

Son tantos momentos, las razones que le dan sentido al presente; un pensamiento bizarro que no encuentra espacio en pestañear.

Si supieras que de todos soy el que más te aprecia; el que te proteje de los que atacan tus sueños. Soy quien dedica en pensamientos, caricias.

Ahora solo me queda entender lo que nunca quise entender. Y quitarle la razón al estúpido corazón. Solo pido que quede guardado en un rincón de tus recuerdos; aquellos días donde sonreír se volvía eterno.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Recuerdo.


Quiero que me acompañes a este lugar donde reposan mis sentimientos. Los mismo que hace un tiempo rompían el viento con los golpes y la fuerza de una ilusión inmensa. Pero el camino se ha vuelto más denso y las prioridades se pierden entre colores inciertos. Distinguir es casi tan difícil como pedirle a la lluvia subir.

Quisiera poder decir que estuve junto a ti por todos estos años; que compartí sueños con los ideales de un amor imposible. Pero no basta con simplemente describir lo que hace un tiempo sentí. Si tan solo sintieras como yo lo viví, te darías cuenta todo lo que por ti dejé. Pero de nada vale ahora traer al presente, aquellos momentos de intenso dolor, cuando la decpeción tocó a mi puerta una noche de Diciembre.

A veces pienso que sería mejor guardar mi corazón en una caja de cristal y protegerlo de cualquier intento de traición. Pintar a blanco y negro cada pensamiento abstracto para confundir las razones que motivan mis acciones; ser tan testarudo de no escuchar la voz que grita es lo que nos lleva a destinos sin sabor.

Si todo fuera tan simple como prestarle ojos al alma, y poder cerrar la mente un instante y dejar hablar al corazón; podríamos conversar por horas, criticar cada idea vencida, cada pensamiento que se ahoga en los ideales de un típico soñador. Acompañame a sentarme en la mesa de mi realidad, y ayúdame a aceptar la derrota convertida en victoria; pues ganar en la vida no es vencer sino sacar las cosas buenas de cada batalla.

Hoy me desperté con una extraña idea en mi cabeza. Sentir que resurgían en mi memoria aquellos detalles de mi vida que pensé habían quedado ocultos bajo el brazo del pasado; esa memoria selectiva que nos amortigua perder el sentido de la razón. Cuesta más recuperar la confianza que pedirle a la Luna calor por las noches.

Nunca deja de brillar aquella estrella que parece sin final. Recuerdo aquella madrugada cuando le robé al cielo un cometa, para coser tus sueños y tus metas; arrancarle a una ola su fortaleza para que te acompañe en el camino de tu vida; tantas tardes quise robarle la pintura al atardecer para colorear tus miedos y preocupaciones; no me bastó con simplemente dedicarte la vida entera, pero hoy el destino acaricia mis penas; y sentado viendo la película de mi pasado, recuerdo aquellos días cuando te tenía a mi lado.

Visto mis miedos y tristezas, con abrigos que calienten mis sentidos. Compartir todas estas emociones con un simple pedazo de papel se ha convertido en el catalizador de mis emociones. No sé bien si logro plasmar en palabras los sentimientos que se sientan en cada rincón de mi mente; pienso que al menos decirle estas palabras al viento, me libera aunque sea por un tiempo, de todo el dolor que llevo por dentro.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Darle rienda suelta a un desconsolado verso.


Tantas cartas que quedan por escribir; otras tantas por leer. El correo de los amores extraños; aquellos que duraron cien años. Hoy, por mucho te cuento que leer se ha quedado en verso. No existen más aquellas palabras delicadas, las mismas que arrancaban carcajadas. Los lazos que atan corazones, ya no demuestran distintas emociones.

No sé cuándo dejaron de caminar por las aceras; recorrer con la mirada los pasos que vas dando; corregir al instante los errores que vas notando. En qué momento se escondieron de esta vida los poemas que le daban sentido a los besos que hoy se desperdician. Vale más un segundo espontáneo, que el precioso plan de un tierno enamorado.

Escribo y escribo, poemas que te dedico. Alguno sí; otro no tanto, pero todos reflejan las caricas que vas olvidando. Con las nuevas formas de expresar las ideas, los sentimientos se pierden en frías enredaderas. Más nos vale a los poco que quedamos, tratar de resurgir las sensaciones con los años.

Es díficil leer; pero aún más complicado es tener la malicia necesaria para encontrar entre todas estas palabras, aquellas que van para tí. Simple sería pensar, que las rimas no intentan coser, éste rompecabezas llamado "querer". Busco en los remitentes las cartas que escribiste unos cuantos años atrás, en aquellos días donde sacabamos a pasear nuestros besos; cuando sentía ese suspiro intenso, necio y majadero, que me llenaba de ilusión el mundo entero.

Las páginas poco a poco van quedando en blanco. Se pierden las notas de una linda canción; aquella melodía que ataste a tu corazón. Con la que una vez seduje a tu amor, te tuve en mis brazos; y un día te solté. Recuerdo como si fuera ayer aquél día, pero no distingo las palabras que dijiste, solo logro interpretar tus gestos y tus modos, para entender que hasta ahí había llegado todo.

Pierdo la costumbre de una tranquila mañana, cuando corría detrás tuyo y tus labios disfrutaba. Siempre he pensado que al menos tendré el recuerdo, de un instante en mi vida en que disfruté de un sueño despierto. Pesadillas que me hacían sentir vivo, un espíritu repleto de arrepentimientos y errores; situaciones que jamás se interiorizaron.

Porque no hablan más las palabras que los hechos que van marcando nuestros pasos; la actitud no es más que una máscara que oculta los verdaderos motivos que agilizan nuestros procesos. Es sencillo: darle rienda suelta a un desconsolado verso, a una rima sin sentido o una lágrima perdida, es la mejor y única forma de llegar al fondo de nuestro corazón, y las heridas, las que siempre tendrás, son el más claro ejemplo de que vivir es luchar.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Deseos.


Juzgo por ciertas razones que cuando inventas, sientes que creas realidades paralelas, a veces inversas, para confundir a cualquiera. No creo que seas capaz de olvidar que un tiempo atrás compartí una noche con el cielo estrellado, y vi tantas estrellas fugaces que sentí desbordados mis deseos; los mismos que hoy me tienen así, tan terco, tan necio.

Una que otra vez me senté al lado de aquél árbol, buscando ese calor que nunca sentí; o que sentí tan poco que el recuerdo de un abrazo se desvanece en mi memoria. Son los eventos que marcan momentos muy sensibles al paso del tiempo. Quisiera una vez más, poder oler el fresco olor del zacate al amanecer. Escuchar los gemidos de la Tierra que encuentran escape en el desván de la vida.

Cómo pretender que serías capaz de darle movilidad a mis sentidos, un tanto dormidos; y que hoy, luego de tanta bulla, vuelven para quedarse tatuados en mi piel. Para recordar que hace un tiempo atrás me hiciste una promesa; promesa que como todas nunca cumpliste. Ahora, las heridas son la prueba más evidente, de que un tiempo estuviste en mi mente.

No es tan fácil como repartir con abrazos, caricias. Es realmente comprender que la nostalgia y el dolor de dejar atrás al amor, es el más díficil proceso de llevar en la vida. Puedes pedirle a una estrella fugaz, ese deseo profundo que te quita la paz. Pero es más fácil pedirle al Sol calor, y ahorrarte en el proceso muchísimo dolor.

No hablo por todos; pero sí por la mayoría. Aquellos que gastamos fuerza en un destino incierto, y empeñamos hasta el último de nuestros suspiros por darle forma al futuro. Solo así somos capaces de sacarle brillo a la terquedad; la que no diferenciamos con la estúpida necedad. Si quieres, puede leer mis labios, para entender en estas líneas cada detalle del que te hablo.

No creo que sea imposible. A veces me cuesta creer que detrás del cielo oscuro hay millones de estrellas iluminando el camino. Pero es cuestión de paciencia, pues cada noche, mientras duermes, existe al menos un segundo donde todo el cielo se despeja; y esa es la caricia de Dios, que en su misterio nos regala instantes de emoción. Son esos los momentos donde sientes que todo tiene sentido, incluso el más grande dolor que jamás hayas percibido. Recuerda siempre que la noche no es eterna...y al final, siempre llega el amanecer.

martes, 7 de diciembre de 2010

Es lindo ver en el retrovisor.


Es simple, dulce y completa.
La preciosa sensación de cumplir.

Las metas que con los años se van cumpliendo.
Convirtiendo sueños en la realidad que vivo.

Despejar en este instante de descanso.
Las tensiones que han sido parte del día.

Sosegar con el aliento de la tranquilidad.
La nostalgia que hubo un tiempo atrás.

Hoy, es lindo ver en el retrovisor.
Recordar cada punto de inflexión.

Donde me fui convirtiendo poco a poco en quien soy.
Gasté las lágrimas para crecer.

Sudé muchas noches.
Con el peligro de dejar escapar mi fuerza.

Por las mañanas le dí sentido a mi vida.
Con la luz del Sol entrando por mis percianas.

En cada instante de debilidad.
Luché sin temor, hasta el final.

Ahora, justo ahora.
Puedo sonreír sin remordimiento.

El exquisito sabor de la realización.
Las metas que dan vida a mi corazón.

Pensar que un tiempo atrás soñé.
Hoy vivo una realidad que premedité.

Y al final, de eso se trata.
Crear las escaleras que nos llevan al cielo.

Ese lugar precioso donde consigues lo que buscas.
Y aprendes que vivir es una cuesta.

Que tienes que subir.
Incluso sufrir.

Para una tarde, de esas cualquiera.
Dar gracias a Dios por cada detalle de tu mundo.

Pintar en tu rostro la más grande sonrisa.
Y secar tus lágrimas con una delicada brisa.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Una Hoja Seca.


Quiso caminar por aquél sendero. Largo, angosto; podríamos decir que repleto de misterios. A veces no importa tanto cuál camino escoger, sino la forma en que lo vayas a caminar. Definitivamente mezclar ideas con pasiones puede convertirse en esa piedra angular que da inicio a una intención, un leve pensamiento que enciende la chispa de la motivación.

Por las tardes siempre cuidó su secreto. Lo llamaba con un nombre oculto, para referirse a él libremente sin mayor preocupación. Y claro, una vez que uno descubre aquello que había descubierto, hay que cuidarlo de cualquier peligro. No se trata de un simple baúl de tesoro; sino de algo mucho más determinante en su vida.

Era cuestión de ponerse a pensar dos veces, quizás tres. Que si te diviertes mientras luchas por avanzar, tal vez le des un nuevo sonido a tu rutina al caminar. Intersecciones que le dan trabajo a la razón; cuestionar cada instante las decisiones que tomaba, era para él una regla primordial. Cuando juntaba del suelo las hojas secas, alardeaba de poder coser sus miedos con el cuerpo inerte que yace a vista y paciencia del mundo.

Pero quién le daría mayor importancia a lo que alguna vez fue parte de un árbol. Hoy, se ha convertido en nada más que una hoja seca; una triste imagen de un pasado infructuoso que se ha quedado atrás desde ya y para siempre, sin importar que puedas hacer o no por cambiar lo que ha pasado. No es lo mismo sanar una herida que acariciar con la dulce sensación que se tiene al amar.

Es fácil practicar con la costumbre. De vez en cuando darle de comer a la imaginación; escribir en las hojas secas de un árbol viejo, pensamientos deshidratados que han ido muriendo lentamente dentro de nosotros.

No es lo mismo sanar una herida...que acariciar con la dulce sensación que se tiene al amar. Sin darse cuenta, era la segunda vez que escribía esa frase en una de tantas hojas que servían de consuelo para una consciencia resentida por la terquedad de un sueño atípico que nace en las entrañas de todo aquél que busca en su mirada, el reflejo de una bendición concreta; una prueba de fe que le de alas a su esperanza; alas que una vez cayeron como una hoja seca en el zacate del parque. El mismo parque en el que un tiempo atrás había compartido con su padre. Y hoy...hoy ya no estaba.

A pesar de las pruebas que la vida va tendiendo en nuestro sendero; ese camino agazapado que oculta en sus curvas la incertidumbre de un destino desconocido; es fácil irnos topando con detalles que van tiñendo una sonrisa en nuestros labios, sin importar la lluvia, ni la neblina, ni las lágrimas. Sin importar que el camino sea dfifícil de distinguir, aún cuando la noche trae el silencio y la Luna se oculta entre las nubes; existe una linda razón para despertar cada mañana; ya sea el reflejo en tus ojos de una bendición concreta o...sencillamente una hoja seca que te ponga a pensar.

sábado, 4 de diciembre de 2010

No hay secreto que te invite a crecer.


Quisiera poder arrancarle el brillo a la Luna.
Para darle luz a tus noches oscuras.

No sé bien si soy melancolía o nostalgia.
No distingo entre una y la otra.

Solo sé que el pasado es una piedra.
Que se tira constantemente en el presente.

Para lastimar las heridas que no sanan.
La tristeza que nunca se apaga.

Aparece entre la multitud.
Un vicio alegre pero insensible.

Una rutina sin programación.
Un encierro del corazón.

Caemos en repeticiones cotidianas.
Momento de duelo entre emociones y esperanzas.

Sueños que quedaron sin cumplir.
Un futuro que se acuesta a dormir.

No es tan fácil, caminar sin saber.
Sin conocer ni distinguir.

Sin identificar ni entender.
El riesgo de perder.

Porque en la vida todo viene.
Y algunas veces se va.

Pero entre silencios escuchas tus motivos.
Las razones que te mantienen vivo.

No es cuestión de aprender a sufrir.
No hay que amarrar la amargura con cadenas.

Creo que pretender salir ileso.
De un juego que no tiene reverso.

Sin instrucciones ni explicaciones.
Sólo una intensa sensación.

De que cada día es una linda canción.
Donde escapas de tanta convulsión.

Y la tensión hace juego con la incertidumbre.
Para convencerte de aceptar la costumbre.

Pero en esta vida hay que saber.
No hay secreto que te invite a crecer.

Sólo una clara intención.
De poner en cada lucha, entero corazón

viernes, 3 de diciembre de 2010

Por eso yo escribo en estrofas.


Lo he pensado tantas noches.
Cuando desconecto el sentido del corazón.

Que si realmente vivir fuera tan fácil.
No tendría sentido aprender.

Cada decisión sería una simple rutina.
Un desahogo de lo tedioso.

Sonreír sería indiferente.
Pues es lo que hace siempre la gente.

Y el paisaje, desde una montaña.
De esos atardeceres que a nadie engañan.

Se convertirían en simples, escuetos.
Nostalgias que esconden calor.

Cada triunfo sería cuestión de intentar.
No existiría el miedo a fallar.

Creo que la clave de la verdadera felicidad.
Se encuentra en lo malo, aprenderlo a llevar.

Por cada lágrima que erosiona tu sonrisa.
Puedes disfrutar el viento y su brisa.

Con cada herida, cada maltrato.
Aprendes a valorar al que tienes a tu lado.

Mientras más cueste el éxito.
Y la amargura haga camino en nuestra vida.

Abrirá las puertas del ayer.
Para que puedas llegar a entender.

Que el dolor que en esta vida sentimos.
Hace puente entre cada uno de los sentidos.

Aprende a leer las palabras en las nubes.
Que esconden secretos muy antiguos.

Que relatan leyendas y poemas.
De algunas ideas muy bohemias.

Cartas, cuentos, escritos.
Frases que no tienen sentido.

Dudas que golepean la tranquilidad.
De aquellos que no tienen dignidad.

Porque no cuesta ser una simple persona.
Compartiendo con los demás nuestras glorias.

Esas ideas que se vencieron.
Cuando en el mundo a la razón durmieron.

Por eso yo escribo en estrofas.
Frases que te mueven la consciencia.

Pero las palabras solo encuentran sentido.
Si aplicas, de las estrofas y sus rimas.

Todo con lo que puedas llegar a crecer.
Todo lo que quieras llegar a aprender.

jueves, 2 de diciembre de 2010

En cada idea, cada esperanza.

Solo busco una luz.
Nada más una luz que distinga colores.

Para poder diferenciar lo que busca mi mente.
No sé ya si olvidar y comenzar a vivir.

O estancar los sentidos en este vacío.
O seguir a pesar de lo sufrido.

Sigo caminando, buscando sin un orden.
Perdido en la profundidad del horizonte.

Una tarde, una de Octubre.
Cuando abrí los ojos justo antes del amanecer.

Sentí el golpe y la dureza.
De mi verdad, de mi tristeza.

Pude, por primera vez.
Comparar mis sueños con la realidad.

Centrar en un instante mis deseos.
Para escogerle un color a mi intención.

Pienso que algún día.
No muy lejano.

Quizás en alguna palabra, o un pensamiento.
Pueda darle un sentido congruente.

A la duda que atormenta mi mente.
A los sueños que me mantienen fuerte.

No se trata siempre de tenerlo todo.
Simplemente de exprimir lo bueno.

Escribirle una carta al pasado.
Y abandonar por siempre los recuerdos.

Las heridas que hace un tiempo aparecieron.
Y hoy se han convertido en rutinas.

Solo pretendo dedicarle pensamientos.
A cada uno de mis sueños.

Para cumplir con cada estrella, un deseo.
En cada idea, cada esperanza.

De tener en mi la calma.
Que cada mañana al despertar.

Una nueva razón surgirá.
Para disfrutar la vida hasta el final.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Justo como cuando las nubes ocultan al sol.


Con la mañana, las nubes y el viento.
La frialdad de un sueño se esconde.

La neblina, la lluvia y el frío.
Congelan en mi mente el sentido.

Disfruto callar el sonido, lo turbio.
Callo gritos de dolor, desesperación.

En cada segundo encuentro una pregunta.
Que respondo con el corazón en mi mano.

La duda me empapa, me enfría.
Busco el calor del sol tras las nubes.

Si aprendiera a leer rayos del sol.
Sentiría el abrazo de una estrella mayor.

Pero llueve, no para de llover.
Y mis miedos no dejan de correr.

Como la luz que refleja el mar.
Cuando en brillantes expresa el calor.

Por cada tarde tropiezo en tus dudas.
Encuentro sobre la arena las palabras que no te dije.

Hoy, cuando abrí los ojos.
Y me di cuenta que estabas lejos.

Sentí el olor que guardabas en tus besos.
El exquisito olor con que me lograste atrapar.

Ahora, ya todo tiene sentido.
Todo lo que he aprendido en mis años vividos.

Como las lágrimas que lubrican mi piel.
Para amortiguar amarguras y decepciones.

Todos, creo q todos.
Hemos sufrido del arrebato de confianza.

Justo como cuando las nubes ocultan al sol.
Que ponen en prueba la confianza y amor.

De saber que por más oscuro que sean los días.
Existe en algún lugar la razón que te da vida.