domingo, 25 de diciembre de 2011

Una sonrisa enamorada.

Tomas aire; yo agarro tu mano, buscando encontrar en tu delicadeza los sonidos que me despiertan. Duermo, y me pierdo en cada instante detrás de un sueño. Pensar que estoy despierto, que me cobijo con tu mirada; despertar con una lágrima y llorar con profunda tristeza. Muchas veces sentí que moría, y te perdía con el desconsuelo de olvidarte.

Mueve tus miedos con torpeza, con ganas de equivocarte, buscando lecciones que se ocultan, que se mezclan con locura. Nunca, en estos años de vida, pude ser capaz de consolar tu sonrisa, para que aprendieras a vivir con dolor, a sufrir con sonrisas. Y entonces, cada día te encuentro donde te pierdes, y te llevo palabras que hablan a tu corazón, como la caricia que nunca diste.

Pero muero, y despierto aturdido en medio de la nostalgia, queriendo ser compañero, queriendo descansar preocupaciones. Y me besas, con tus labios que hacen cosquillas y me desvelan una sonrisa. Apacible, austera, calmada, como tu voz por las mañanas, y ese olor de tu boca, ese olor que me enamora; quiero robar una estrella del cielo y ponerla a brillar en tu camino; quiero pintarte un cuadro con flores eternas, para que cada mañana refresques tus ojos.

Y aunque el tiempo pasa lento, como el viento al soplar, yo entiendo de argumentos válidos, y al menos intento enamorarte con estos versos. Por media hora a tu lado, soy capaz de venderle el cielo a la noche, para que la luna sea tu espejo, para que en el frío, mi abrazo sea tu cobijo. Duerme, para que te acurruques en mis regazos, duerme, para que sueñes con certeza. Por cada meta, una intención que muerde tus entrañas, que te pellizca por las mañanas.

Yo no soy más que párrafos en desorden, pensamientos compartidos. Lo que todos sentimos.  Es momento de actuar, dejar las palabras a un lado y olvidar las metáforas. Tal vez duela, y con lágrimas recuerdes el pasado. Aquellos días de magia, de soñar despiertos; de construir castillos en el aire. Hoy nada existe, solo memorias. Por eso quiero que tomes mis manos y te acerques. Quiero que entiendas lo que significas. Por cada beso, un sueño se acerca; y con tu sonrisa, ilusión. Duerme, y sueña. Cobijate con mi mirada...y si lloras con tristeza, tengo para ti una sonrisa enamorada.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Convertir tus labios en un verso.


Voy dedicándole tiempo a coser tus sueños con los míos, como las tardes que soñábamos en el viento y compartíamos el futuro en palabras añejas, vencidas, tal vez un poco abstractas y con criterios desprevenidos. Sin pensarlo tanto, solo queriéndote sin exigencias, con ternura. Esperando nada a cambio de tus besos, solo dos palabras que calmaran mis miedos; tus silencios nerviosos y tu sonrisa que dudaba mientras aprendías a querer.

Fui conociéndome en tus ojos; tu mirada contaba secretos sostenidos, notas claras, evidentes, que se pierden en el dulce de sus intenciones. Por momentos, pensaba en convertir tus labios en un verso y, tal vez, sacudirme el corazón de sentimientos, para que leas y entiendas que lo que siento por ti no se explica con motivos, sino con palabras que se demuestran, que se confunden en el sonido de un susurro al dormir.

Y muero cada vez que olvidas, que dudas, que lloras y te duele. Pero en el camino de este sendero, mientras tomo tu mano y camino sin dudar, voy haciéndole promesas a tus mentiras, y de alguna manera me comprometo a hacerte sonreír por las mañanas y cuidarte por las noches; solo para que mis motivos sean más que tus miedos, solo para que algún día encuentres entre mis palabras las pistas de este amor que nace, que cautiva.

Como en aquellas tardes de conversaciones, cuando decías con nostalgia que te dolía, hoy son palabras que te acarician y me convierto en tu alegría repentina. Y me dedico a coser sueños, a sanar heridas; a pretender regalarte ilusiones por medio de ideas, que de alguna forma se conviertan en un abrazo, una esperanza. Puede que duela, que lastime; a veces entender un significado se resuelve con paciencia, con tiempo. 

Y, sin ser pretencioso, me arriesgo a escribirte un futuro posible; doy pinceladas a ese cuadro mientras le recito cartas a tus besos; puedo confundir tus sentimientos, mezclar tristeza con sonrisas, esconder en tus besos mi alegría; puedo terminar este cuento en un párrafo o simplemente nunca dejar de escribir sobre tu mirada. Pero poco a poco voy redactando líneas enteras, rimas sin fundamento; solo con una intensión clara, una intención evidente...robarte los miedos, esconderte las lágrimas; disfrutar tus besos y calcar sonrisas en tus labios.

Pero con la experiencia que deja la amargura en el paladar, con la cobardía de tenerle miedo a la felicidad, hoy solo le escribo a tus ojos, para que escuches una vez más. De todos modos, las casualidades son parte de la historia, y yo busco cómo enamorarte con sorpresas; un silencio que guarda tu boca es mi motivo para hacerte reír, para que sueñes conmigo. Pueden ser palabras añejas, como aquellas tardes donde soñábamos en el viento; pero hoy quiero dedicarle tiempo a coser sueños, los tuyos con los míos. 

domingo, 11 de diciembre de 2011

Te pido.

Duerme una sonrisa en cada lágrima que encarcelas, como celando con certeza tus emociones. Tomas un café con la tristeza, escuchas recitar poemas a la melancolía.  Pero duele, y lastima esa sensación de impotencia. Quiero ser un respiro en el ahogo y convertir estas palabras en un abrazo; quiero dibujar una sonrisa que te ilusione, un momento de perder la memoria; escuchar con atención la delicadeza de una brisa al soplar.

Por eso pongo al viento a susurrarte al oído cada detalle que muere, que queda en el olvido. Mientras tanto, escondo en una mano tus miedos y confundo con sílabas a tus lágrimas; solo quiero darte un instante de consuelo, un segundo de alegría. Escribir en las nubes que no mueres en silencio, que no mueres escondido. Solo pretendo que escuches, que pongas a dormir tu tristeza; quiero despertar un motivo que se disfrace de fuerza.

Tal vez he perdido la noción de las palabras. Poco a poco voy olvidando la musicalidad en lo que escribo. Ahora todo se muestra tambaleante, sin sentido, injusto y hasta un poco cortante. Las ideas que hace un tiempo se confundían en un sueño, hoy son parte de este cuadro sin colores; un sendero sin camino. Pero escribo, sin cansarme, porque hasta cierto punto es lo único que sé hacer. La única manera de comunicar en pocos minutos las cosas que siento, que voy aprendiendo en el camino.

Seguramente, con el paso de los años, llegará el momento donde cada noche sueñe en blanco, perdiendo la cordura y alimentando mis días con la tortura de perderme, de dejar a un lado mi pasado y sobrevivir a pesar de la tristeza. Puede que el cuerpo me pese, y las arrugas me compliquen la vista; tal vez olvide detalles y hasta me cueste escuchar al que me habla. Y, de todas formas, para allá vamos todos. Con el mismo lineamiento, mismo principio, mismo final; como cuentos carentes de creatividad, como una crisis de la existencia. Luchar para morir, sobrevivir para luchar; morir en la lucha y mezclar con lagrimas, felicidad.

Y por eso te entiendo. Por eso tiene sentido lo que dices, lo que sientes, lo que escribes; incluso lo que callas, pero es fácil de leer en tu mirada, tus ojos tristes, tus palabras sin tono. Mueres en la melancolía, en el pasado; mueres sin abrir los ojos, sin sentirte vivo. Porque has luchado para sobrevivir; ahora sientes que mueres en la lucha. Pero tengo fuerzas para compartir, tengo ilusiones que regalar; tengo enseñanzas y tengo preguntas. Tengo tantas cosas que aprender todavía. Cosas que necesito escuchar, lineamientos que quiero seguir.

Por eso te pido que no mueras en vida, ni mueras para partir. Te pido que luches en vida, que luches por mi.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Por eso escribo.


Si pudiera, dibujaría una sonrisa en tus labios, le robaría el brillo a una estrella. Coquetearía un rato con tus sueños y, en cuestión de segundos, los haría realidad. Quisiera tener una caja pequeña, y ahí, en un rincón, poder esconder tus miedos y dejar perdida tu tristeza. Quiero diseñar una idea que se confunda con tu alegría, y, tomados de la mano, escribirle un cuento a la vida, palabras y melancolía; una rima triste que se endulza con tu ternura, con tu mirada.

Alimento mis fuerzas con tus labios, y en cada beso coloreo una sonrisa. El silencio de una tarde sin viento se cobija con los recuerdos que vas dejando, como conquistando con ingenuidad y dejando pistas para volver. Por eso me pierdo en tus brazos, sin importar ser impreciso; con cada día, la ironía de la vida me ha enseñado a ser un poco más niño; y en cada instante, en cada momento, vivo calcando recuerdos, dibujando memorias; un intento de no olvidar, de aprender, de calcular en cada momento las trampas del ayer.

Por eso escribo, para soñar, y redacto historias en el mismo lugar. Entre palabras voy dejando pistas para volver; escribo en el viento para olvidar o en una piedra para recordar. Escribo, como tarareando canciones sin letra. Y a cada sueño le hago un poema, buscando rimar alegrías con tristezas; robarte un impulso, una sonrisa; hacer un camino entre estrofas que me lleven a enamorarte, a hacerte mía.

Por eso le robo brillo a las estrellas y hago escaleras de mis abrazos, para que alcances tus sueños, y, si caes, apañarte con mis manos. Escribo para que nunca dudes, pues si algún día falto, estas palabras se quedan, se anclan en tu memoria. Y por las noches te haré cosquillas mientras lloras, te enseñaré las opciones que olvidas; y por las mañanas, escribiré una vez más, mientras duermes; con la inspiración de tus sueños; para que nunca olvides que a pesar del dolor la alegría siempre es opción. Hoy, quiero tener una caja, pequeña; un rincón vacío, para que escondas tus miedos; un lugar que no recuerdes, para que dejes perdida la tristeza; y así, de alguna forma, cuidar tu alegría y, por supuesto, escribir para que sueñes.