Quise con estas palabras cobijar mi esperanza y hacer un puente de ilusión hasta tus labios. Quise entretener tu sonrisa con la mía y, tal vez, que compartiéramos este sueño imposible. A pesar de la circunstancia me dedico a inspirarme en tu mirada, a quitarle el tiempo a la memoria; solo para dibujarte la risa que aparece sin avisar; para amarte mientras te sueño.
Duele la distancia de tus manos, las que quisiera sentir mientras camino; duele el beso que nunca existió, o la certeza de que nunca existirá. Hacen falta las tardes que nunca compartimos, los planes que nunca pensamos. Cada lágrima ahogada en tedio, cada suspiro convertido en rima, cada recuerdo que no hemos vivido y estas palabras que no encuentran tus ojos.
Por eso me dedico a soñar. Me dedico a construir un lugar donde seas todo lo que jamás serás. La que duerme en mis brazos, la que se ríe sin razón; donde perderte no sea posibilidad. Donde pueda sanarte las heridas y esconderte la tristeza. Un lugar para enamorarme de tus ojos y coser esta ilusión; que compartamos este sueño. Entonces, una tarde cualquiera tirarnos a ver las nubes y saberte mía para siempre, sin condiciones.
Y así, como la brisa de la noche refresca, por la mañana el sol despierta. Un día más para aprender a vivir sin tus besos, sin tu cariño. Un día más para que seas lo que por siempre vas a ser. Un grito del silencio que más duele y las palabras que no pueden existir.
Mientras tanto te voy a soñar y hacer ahí todo lo que no podemos hacer. Voy a escribir para darle una mano al recuerdo, para hacer camino a tu corazón.
Duele saber que enamorarte es imposible y aceptar que tenerte conmigo es solo un sueño. Por eso te regalo estas palabras para que nunca olvides. Tal vez, con el tiempo, al leer te encuentres sonriendo, como aquella risa que aparecía sin avisar.
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