domingo, 20 de noviembre de 2011

Para que empieces a soñar.


Solo acuéstate, cierra los ojos. Busca en cada rincón de tus sentimientos esa idea que persiste, el motivo que alimenta; y en la esquina de tus sonrisas, piérdete en tu tranquilidad, en tu misterio. Quiero convencer a tus sentimientos y robarle un suspiro a tus pulmones. Una vez, y hasta dos; repetiría en susurro cada palabra a tu corazón. Para que escuches, y de una vez por todas comiences a soñar, a vivir.

No hace falta mentir; las delicias de esta vida se saborean al sufrir. Y por más que lo leas no lo entenderás. Llegarán momentos donde limpiarás la tristeza con tus lágrimas, como una forma de escurrir el dolor; y con un beso o una caricia comprometerás tu alegría a la magia, en un instante repentino, que se encadena a tu mirada; esas ganas de sonreír, esa terquedad de la felicidad por abrazarte. Y justo cuando se mojan tus ojos, logro robarte aquél suspiro; una forma de apañar en mis manos la sonrisa que muere.

Caminas pensando, sobra la línea del tren. La misma tarde, el mismo camino. Y en lo que callas escondes tus miedos. A lo lejos se nota que viene, y la lluvia se convierte en la ironía de tu tristeza; como el sarcasmo del dolor. Lo escuchas venir, y los latidos del corazón hacen rima con el viento, la brisa fresca que acaricia tus silencios. Es momento de dudar, de cuestionar cada pequeño detalle de la vida; es momento de perder la razón y actuar con locura, con pasión; quiero que leas en voz alta, quiero convencer a tus sentimientos.

No te permitas olvidar. Yo escribo para que interiorices. Y sin pensarlo dos veces, me convierto en el abrazo que te falta, en el beso que te da fuerza. Quiero que caigas en la trampa de estas palabras, y que con una sonrisa colándose en tus labios, recuerdes que los momentos suelen ser inexactos; y aún en la injusticia puedes sacarle provecho a la experiencia. Quiero robarle ese suspiro a tus pulmones y dibujar tu sonrisa en el viento. Quiero respirar tu alegría y saber que eres libre en el intento.

Sólo acuéstate, cierra los ojos. Y ahí, donde la idea persiste, piérdete en la tranquilidad, para que de una vez por todas empieces a soñar. Cierra los ojos. Lee en voz alta. No te permitas olvidar. Al final de este cuento todo consiste en interiorizar, en aprender que la nostalgia sabe mejor en compañía, y que la tristeza es el drenaje del dolor. Ahora dibujo tu sonrisa, en el viento, y encadeno tu alegría a lo incierto, para que juegues a ser feliz aún en tus miedos. Y quizás, una tarde de lluvia, una tarde dispersa, me veas con alegría, como tu camisa de fuerza; entonces poder secar tus lágrimas, besar tus labios; y sentirte completa acurrucada en mis regazos.

2 comentarios:

Majo dijo...

Y una vez más como todos los Domingos logras hacerme sonreír de una manera única y extraña! Pero que me encanta! :) "es momento de perder la razón y actuar con locura" Te quiero Alejooo!

Jazzography dijo...

"Procuremos inventar pasiones muevas, o reproducir las viejas con pareja intensidad" Me encanta, esta muy bueno, felicidades :)