domingo, 20 de mayo de 2012

Esperar.


Tarde y en silencio; un cuento incompleto, respuestas que desgastan. Aquí, sentado, esperando mientas pienso. Voy robando fuerza, escondiendo lágrimas; por eso la sonrisa se muestra con simpleza, con naturalidad. Cuando esto pase, una tarde y un café, voy a escribir sobre el recuerdo, sobre la sonrisa o el intento. Solo espero que el aire alcance, que el día no acabe.

Espero. Y sin darme cuenta le voy quitando peros a la historia. Voy justificando heridas que no entiendo. En esta falta de paciencia reconozco detalles, texturas que se olvidan, que se obvian. La torpeza de la costumbre se hace fuerte con la comodidad del que la vive; por eso, cuando todo termina, se pierde la objetividad en el ayer.

Amanece, con cautela; y es dulce el deseo de aprender, de crecer. Aquí, sentado, repaso momentos mientras espero, mientras respiro. Esta costumbre de olvidar en el recuerdo; esta maña de aceptar sin entender. Entonces me siento, aquí, donde me senté hace un tiempo, con el motivo de ser fuerte en el cansancio, de esperar mientras espero. 

Sentado. Voy entendiendo lo que no se dice cuando se habla. Se cree más elocuencia en el silencio que en la ajena idea de comunicar, por eso se pierde la coherencia en la amarga subjetividad. Así, mientras pienso, mientras espero, sentado en esta silla, sonriendo con el recuerdo, voy tomando decisiones que faltaban; voy sintiendo mientras escribo. 

Pierdo ideas, encuentro secretos. Cierro los ojos para calcular los sentidos, para ponerle nombre a lo que siento. Traduzco con ternura la insensatez de los pensamientos, esa inseguridad. Y, en un intento de hacer trampa, escondo la duda que lastima en el presente, que amenaza el futuro. Doloroso, como esa magia que se entiende cuando se acaba.

Pienso. Inventando excusas para creer, para ser fuerte. Dos. Una historia. Y solo encuentro páginas en blanco, renglones intactos. Pero espero, con lápiz en mano, sentado en esta silla; con los ojos cerrados repaso los días, sonriendo, con alegría y confianza; con esperanza. Creciendo, esperando mientras espero. Aprendiendo del dulce sabor de luchar, de ser fuerte en el intento. Y, perdido en esta circunstancia, escondo lágrimas detrás de tus sonrisas; entonces cuando ríes arrebatas mi tristeza; y esperar, para mi, se convierte en esperanza, en fuerza.

3 comentarios:

andntl dijo...

La TRISTE maña de aceptar sin entender! Conformarnos con lo que pasó y no saber nunca porqué...

Extensiones de un Abril de 90 días dijo...

Está demasiado excelente.
Mis felicitaciones !!!

Extensiones de un Abril de 90 días dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.