Tantos días, y con la luna, llega esta noche, la última; la sexta. Vengo a escurrir lo que siento en palabras y con las estrellas de testigo voy a dejarte decidir en el silencio. Solo espero que mis besos sirvan de guía, de duda. Sé que tal vez es momento de olvidar y dejar todo esto atrás; por eso puse un "te quiero" en tu corazón, y escribí un "adiós" en mi recuerdo.
Y me pierdo en tu nostalgia, en tu tristeza; incapaz de arrebatarte los miedos. Mis caricias se convierten en memorias, en desplantes de un pasado caprichoso, terco. Pero insisto, y quiero sanar tus heridas mientras lees, mientras te dedico estas noches, las seis. Las mismas en las que te he regalado una estrella distinta, un sueño que hace rima con tu sonrisa, con tu mirada.
Sólo espero que crezcas, que tengas presente que eres más fuerte que tus miedos. Es cuestión de tomarle el pulso a la vida; los errores son el alimento de tu consciencia; por eso cuando dudes, recuerda que es momento de escucharte, de leerle la boca a tu corazón. No te ancles a un pasado que lastima; el recuerdo de lo que alguna vez fue. La vida esta hecha de detalles, de momentos; expresa siempre una actitud positiva que le de color a tu sonrisa, a tu ánimo; si te ven fuerte, se van a cansar de atacarte. Disfruta cada instante de lo que tienes. No importa si es bueno o malo, a fin de cuentas todo tiende a sumar; lo bueno, para recordar; lo malo, para aprender.
Y lo sabes muy bien. Desde el principio fue mi intención. Una perspectiva distinta, un cambio de actitud. Mi idea fue hacerte feliz y escarbar hasta encontrar tu sonrisa. Por eso, cada beso llevaba un intento de hacerte reír, de que olvides tu circunstancia. Por eso te regalé aquella estrella, y la puse en estas cartas que te escribo; para que recuerdes, para que nunca olvides; para que cierres los ojos y te rías mientras piensas.
El tiempo ha pasado y llegamos a hoy; se cierra el hexágono. Es momento de pensar, de interiorizar cada pequeño detalle de lo que ha pasado. Espero que entiendas lo que calla tu razón, que escuches los latidos, el sonido de tu corazón. Con estas cartas no busco que aprendas, solo que tengas presente. Y cada trampa de amor se convierte ahora en el misterio de tu decisión.
Mis palabras le marcan el paso a tus latidos, por eso quiero que con calma te escuches. Quiero ser de tu sonrisa la razón, de tu esperanza, la ilusión. Podría regalarte el cielo entero en forma de estribillo, un puente a tu felicidad; y poner una estrella en tu mesa de noche que te cuide para siempre. Y te doy mi cariño, mi cuidado, mi atención y mis palabras; te dedico lo que digo, lo que callo, lo que escribo y lo que siento; no busco otra cosa que ver tus ojos mientras brillan, y sentir tus labios con los míos mientras ríes. Ahora cierra los ojos, preciosa; yo ya te escribí, te toca soñar, te toca creer.
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