miércoles, 2 de marzo de 2011

Para reír, se tiene que llorar.


Por cada nuevo paisaje siento esta explosión de pensamientos que invaden mi cabeza, como recordando que un final se acerca y que es momento de acurrucar una vez más en mis regazos el deseo puro y transparente de crecer como persona, de acercarme a mí mismo y de tomar los últimos respiros exhalados en forma de palabras.

Voy recordando paso por paso el increíble camino que me ha traído a hoy; realmente una colmena de aventuras que sobrepasa cualquier pretensión, cualquie pequeña pero gran idea de lo que realmente es algo que jamás creí que fuera. Puede que se pierda en un rincón de mi reojo, las ideas claras y concisas de lo que no quiero que sea algo que ya es. Un laberinto de frases juegan a en mi mente colarse, y hacer de tripas, corazón.

Perdido muchas veces en el vaivén de este barco, he viajado por los mares de la tristeza y la decepción, pero jamás le he permitido a las nubes hacerme dudar de la existencia de las estrellas, pues en los peores momentos de este proceso he encontrado una puerta de escape en estos párrafos que hoy se detienen eternamente.

Cada momento que he creado con mis acciones han ido constituyendo una institución de enseñanza con la potestad de crear en mí a una persona mejor cada día, abierta a entender que las perspectivas no se limitan a las circunstancias que vivimos, sino que se moldean con la actitud y los pensamientos que vamos sintiendo. Por eso, ciertos puntos de vista se muestran hoy como las mejores alternativas a un camino enredado, maldoso y con espinas que en tantas ocasiones jugaron a matarnos, a hacernos perder un poco de nosotros.

Pero la verdad es que en lo que escribo está lo que pienso, y trazo una línea clara que me lleva a la persona que quiero poder ser; un cuadro pintado con los colores de mi vida, una pintura en la que utilicé pensamientos como pinceles; ahora que el tiempo pasa y dejo atrás muchas cosas, voy entendiendo lentamente el sentido de los errores, el sentido de las desviaciones; entiendoo que en esta vida para reír, se tiene que llorar.

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