Conforme pasan los días siento cómo se va acercando el momento de dejar todo esto, de terminar un ciclo importante y abrirle la puerta a un nuevo destino, un nuevo plan de vida que se muestra como una linda oportunidad para seguir la ruta a encontrarme, a crecer y vivir con nuevas perspectivas e ideas, distintas formas de mejorar en algún sentido la vida de quienes quiero.
Tengo muchos sueños que he deseado cumplir, existen deseos que se cuelan en mis días como agujas tercas y necias, que procuran hacer de mi una persona con ambición y pensamientos positivos. No es fácil vivir en un ambiente denso, y aún así mantener una tendencia de ventaja mental, de perseverancia; es y siempre ha sido importante para mí ser consciente de que mi presente nunca determinará mi futuro; y que mi pasado lo aprendo a utilizar de manera que me beneficie, y jamás al contrario.
Porque si bien es cierto que la vida es difícil y cuesta recuperar las fuerzas que perdemos en cada lágrima, luchar es un increíble medio para sentir el orgullo de que cada acción en esta vida tiene una recompensa, de que existe un plan maestro precioso y preciso que muchas veces no entendemos, pero llega el momento donde cada pieza toma su lugar y convertimos cada lágrima en un sonrisa sin final, porque no hay mayor satisfacción en este mundo que, a pesar de que las cosas no vayan resultando como queríamos, mantenernos constantes en quienes somos y lo que creemos y al final, con un simple detalle y sorpresa descifrar el código que había sido nuestra tormenta, convertida hoy en la más dulce victoria.
Por eso insisto en tener constancia, en definir claramente nuestra forma de llevar la vida, creando una base fuerte que sea capaz de sobrepasar incluso los peores momentos sin tambalear su estructura. No podemos perderle el valor a los principios, pues son la primer arma con los que podemos combatir nuestra personalidad; no es más importante el que más calza, sino el que más logra defender sus creencias, sin importar lo que otros digan o crean.
No creo tener una verdad absoluta, pero al menos transmito mis ideas en lo que escribo, en representación de mi forma de ver la vida, y buscando poder ayudar a otras personas a formar un criterio con distintas perspectivas. Puedo verme en mis escritos igual que en un espejo, sin denotar ninguna distorsión en la imagen, porque la idea de ser transparente es una buena forma de cosechar credibilidad, y la credibilidad ofrece confianza y seguridad; tal vez dos de las cualidades que hemos ido perdiendo mas no debemos darlas por perdidas.
Recuerda que la vida es un detalle con detalles, que el secreto más oculto lo tiene una flor en su aroma, o en los rayos de sol por las tardes, tal vez en la frescura de la brisa o en el sonido de un piano. El secreto de esta vida no es ningún secreto en realidad, es sencillamente encontrar una manera de aprender a valorar cada pequeña cosa que hay a nuestro alrededor, y encontrar formas de mejorar el mundo. Y creo que ha quedado más que claro que una manera de mejorar lo que parece ya destrozado es una cálida sonrisa, una caricia o incluso un suspiro de felicidad.
Tengo muchos sueños que he deseado cumplir, existen deseos que se cuelan en mis días como agujas tercas y necias, que procuran hacer de mi una persona con ambición y pensamientos positivos. No es fácil vivir en un ambiente denso, y aún así mantener una tendencia de ventaja mental, de perseverancia; es y siempre ha sido importante para mí ser consciente de que mi presente nunca determinará mi futuro; y que mi pasado lo aprendo a utilizar de manera que me beneficie, y jamás al contrario.
Porque si bien es cierto que la vida es difícil y cuesta recuperar las fuerzas que perdemos en cada lágrima, luchar es un increíble medio para sentir el orgullo de que cada acción en esta vida tiene una recompensa, de que existe un plan maestro precioso y preciso que muchas veces no entendemos, pero llega el momento donde cada pieza toma su lugar y convertimos cada lágrima en un sonrisa sin final, porque no hay mayor satisfacción en este mundo que, a pesar de que las cosas no vayan resultando como queríamos, mantenernos constantes en quienes somos y lo que creemos y al final, con un simple detalle y sorpresa descifrar el código que había sido nuestra tormenta, convertida hoy en la más dulce victoria.
Por eso insisto en tener constancia, en definir claramente nuestra forma de llevar la vida, creando una base fuerte que sea capaz de sobrepasar incluso los peores momentos sin tambalear su estructura. No podemos perderle el valor a los principios, pues son la primer arma con los que podemos combatir nuestra personalidad; no es más importante el que más calza, sino el que más logra defender sus creencias, sin importar lo que otros digan o crean.
No creo tener una verdad absoluta, pero al menos transmito mis ideas en lo que escribo, en representación de mi forma de ver la vida, y buscando poder ayudar a otras personas a formar un criterio con distintas perspectivas. Puedo verme en mis escritos igual que en un espejo, sin denotar ninguna distorsión en la imagen, porque la idea de ser transparente es una buena forma de cosechar credibilidad, y la credibilidad ofrece confianza y seguridad; tal vez dos de las cualidades que hemos ido perdiendo mas no debemos darlas por perdidas.
Recuerda que la vida es un detalle con detalles, que el secreto más oculto lo tiene una flor en su aroma, o en los rayos de sol por las tardes, tal vez en la frescura de la brisa o en el sonido de un piano. El secreto de esta vida no es ningún secreto en realidad, es sencillamente encontrar una manera de aprender a valorar cada pequeña cosa que hay a nuestro alrededor, y encontrar formas de mejorar el mundo. Y creo que ha quedado más que claro que una manera de mejorar lo que parece ya destrozado es una cálida sonrisa, una caricia o incluso un suspiro de felicidad.
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