lunes, 29 de marzo de 2010

Wendy, Alicia y Dorothy



Nunca Jamás


Wendy era una niña de 12 años, a la que Peter Pan invita a ser parte de la pandilla de “los niños perdidos” y viajar al País del Nunca Jamás. Es una isla imaginaria en donde los niños pueden jugar y disfrutar sin preocupaciones. Un mundo fantástico donde existen hadas, piratas y muchos otros personajes ficticios. Luego de muchas anécdotas y situaciones que vive Wendy en “Nunca Jamás”, decide que el lugar donde ella pertenece y debe de vivir es en su hogar, al lado de sus padres.

Hasta cierto punto es una realidad paralela. Es un mundo diferente donde las preocupaciones y los sufrimientos no tienen cabida. Esta historia fue producida por el escritor escocés James Mathew Barry para una obra de teatro en 1904.


País de las Maravillas


Alicia era solo una niña cuando corrió detrás del conejo hasta que entró en su madriguera. Ingresaba así al País de las Maravillas. Lugar donde toparía con muchos juegos de lógica y personajes como el sombrerero, el Gato de Cheshire y la Reina de Corazones. Alicia era una niña con mucha imaginación. Luego de muchas aventuras despierta al lado de su hermana, a la que le cuenta el sueño.

Definitivamente el sueño de Alicia fue una puerta a un mundo alterno, un mundo maravilloso donde cosas extrañas pasaban, y de una u otra forma Alicia olvidaba su circunstancia en el mundo real. Este cuento fue escrito por el británico Lewis Carrol en 1865.


La Tierra de Oz


Dorothy era una joven huérfana de 14 años que vivía con sus abuelos en Kansas. Luego de que un tornado sacude el lugar donde vivía e hizo volar su casa, Dorothy termina en “La Tierra de los Munchkins”. Dorothy quería volver a su casa con sus abuelos, y la Hada Buena del Norte le dice que siga el “camino de baldosas amarillas” que la llevaría a la “Tierra de Oz”. Lugar donde el famoso Mago de Oz podría cumplir sus sueños. En el camino toparía con personajes como el Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León Cobarde. Cada uno de ellos tiene un deseo (y sin darse cuenta desean lo que ya tienen, pero tienen que hacer el camino para darse cuenta de eso).

En un lugar arriba del arcoíris, Dorothy cumple su sueño: volver a casa con sus abuelos. Pero fue durante el camino de las baldosas amarillas donde, junto con sus amigos, se dio cuenta de qué era lo que realmente deseaban. Este cuento fue escrito por Lyman Frank Baum en 1900.


La Realidad


No se trata de hacer un análisis exhaustivo de cada historia y su correlación. Para ser completamente sinceros ni siquiera me siento en la capacidad para hacerlo. Se trata de notar ciertos patrones que narran las historias de este tipo. Patrones que deberían de ser las verdaderas enseñanzas para nosotros.

Todos y cada uno de nosotros tenemos un Nunca Jamás donde amaríamos vivir jugando como niños sin preocupación; un País de las Maravillas donde se expresen nuestros pensamientos más ilógicos y absurdos para alimentar nuestra imaginación; una Tierra de Oz donde existiera un mago que nos hiciera nuestros sueños realidad.

Pero el León cobarde tuvo que hacer todo el camino hacia la Tierra de Oz para darse cuenta que lo que más deseaba era lo que más tenía: coraje. El Hombre de Hojalata tuvo que pasar por lo mismo para descubrir que era quien tenía el mayor corazón. ¿y el Espantapájaros? recorrió ese camino para encontrar que era el más inteligente. Creo que al igual que Alicia, que un día despertó de su sueño, y al igual que Wendy, que decidió estar en su hogar, nosotros también necesitamos de un camino de baldosas amarillas, de un conejo que nos haga perseguirlo y de un Peter Pan que saque el niño que llevamos dentro.

Lo necesitamos porque de otra forma jamás aprenderíamos los verdaderos secretos de la vida y toda su complejidad. Pero tenemos que entender que ese sueño que tenemos, ese hogar al que queremos volver está dentro de nosotros mismos. Dentro de nosotros esta el país de las maravillas, la tierra de oz y el país de nunca jamás.

Porque al fin y al cabo lo que cada personaje busca es su felicidad. Y la felicidad no está en otro lado que dentro de nosotros. Y es cuando la vamos a buscar afuera, cuando terminamos entendiendo dónde está.

Y nosotros somos el personaje principal de nuestra propia historia. Nos toca a nosotros escribir cada renglón. Nos toca a nosotros decidir si encontramos nuestra felicidad, o vivimos buscándola donde sabemos que no está.

Lo que busco es motivarnos para pasar a la práctica. Veamos más allá de las cosas, para de esa forma ser conscientes de nuestra realidad. No de mundos ficticios. Porque cuando aceptemos nuestra realidad, damos un paso más adelante para ser felices.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jaja muy cierto!! y le quedo muy chiva!
bieeen andres! (a dormir!)

eugene...jaja

Anónimo dijo...

Siempre hay que tener claro la realidad y nuetra propia felicidad, pero cuando somos como niños cuando tenemos un mundo imaginario y cuando tenemos ese camino para encontrar la felicidad se nos hace todo mas facil y siempre vamos a tener ilusion