martes, 13 de abril de 2010

Cuando vengas por mí..


Antes de decirte cualquier cosa, quiero que sepas que hubo un tiempo en el que te tuve miedo; pero con el paso de los años he aprendido a aceptarte.

Hoy decidí dedicarte unas palabras, solo para que sepas lo que me has hecho sentir.

He vivido atardeceres que se ahogan en la tristeza que moja la lluvia. Son nostalgias que el viento no se lleva entre sus manos. Han sido momentos donde la eternidad se encierra en las cadenas de un segundo, donde el dolor se acurruca entre las piernas de un respiro que se pierde.

He dormido la felicidad en aquellos días donde la extrañé sin hacer otra cosa. Cuando los recuerdos acariciaban mi cabeza como si fueran tus propias manos. Cuando la memoria de tu rostro se me aparecía en el reflejo de mis ojos y tu olor me daba ese impulso insaciable de abrazarte.

He llorado gotas de resentimiento por la injusticia que sentí cuando la perdí, cuando supe que jamás la volvería a ver. Jamás te entendí en ese entonces y quería tenerte de frente; enfrentarme a tí. Los sentimientos desgarraban de tristeza mi corazón cuando la alejaste para siempre.

Luché contra todos mis fantasmas siempre que quería seguir con mi vida, pero seguiste apareciendo; seguiste haciendome imposible mi existencia. Cada vez me provocabas más dolor, y mi fuerza se drenaba entre tanto golpe del destino.

Pero un día te entendí. Por qué razón no sé. Tal vez trataba solo de ser fuerte, de no tenerte miedo porque habia entendido que ese era tu trabajo. Nos liberas de este cuerpo tan pesado que muchas veces tenemos repleto de dolor. Pero más que todo porque sencillamente eres la puerta que me permitirá la eternidad.

No se trata de que te espere, o de que quiera que vengas. Pero quiero que sepas que cuando llegue ese momento te voy a recibir de la mejor forma. Con una sonrisa te pediré prestados unos minutos, para recordar mi vida entera y sentirme satisfecho. Sonreír. Y que me abraces tan fuerte hasta que no escuche nada. Solo silencio. Y disfrutar la tranquilidad de mi alma que dibuja sonrisas entre los sueños de los que aquí quedan despues de mí.

Por el momento te dejo. Espero que donde estés puedas leer esta carta. El día que vengas por mí se verá entre las estrellas una luz más brillante, y será el reflejo de cada sonrisa que provoqué en vida.

Hasta Pronto.

Andrés Obando Sotela

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