Hoy creo que entiendo un poco más las razones por las que cada uno de nosotros despierta cada día con fuerza y esperanza de que la suerte se acomode entre nuestros brazos para acariciarla. Estoy seguro que hay mil razones por la que cada amanecer se sigue manteniendo precioso, aún luego de que algo malo nos haya pasado en la vida.
Con el paso de los años me he dado cuenta que las dificultades son exponenciales. Es decir, que avanzan muy rapidamente. Como un virus, que se multiplica y mata cada partícula de nosotros que pretende ser feliz. Pero para cada virus existe un antibiótico que se crea para contrarrestarlo.
Para esos estados de tristeza y melancolía que nos receta normalmente la vida, encontramos el término "Spleen". Es ese estado pensativo de tristeza que nos embarga y nos hunde muchas veces en la soledad o el tedio de la circunstancia que nos rodea.
Sin embargo, muchas veces ese "Spleen" es lo que nos motiva principalmente para salir de él. Siempre y cuando, por supuesto, tengamos una actitud positiva ante esas situaciones. Digamos que podríamos hacer la analogía del Spleen-Virus con Antispleen-Antibiótico. Me encantaría encontrar una palabra más elegante que "antispleen" pero rebusco en mi cabeza y no logro encontrar ninguna. Pero, voy a intentar explicar un poco el concepto.
Digamos que, para mí, los momentos opuestos al Spleen, son aquellos donde la satisfacción y alegría por una situación se convierten en desbordante de una felicidad que llega de la base al tope en cuestión de milésimas de segundo.
Es la sensación que siente una pareja al saber que van a ser padres; la sensación que siente una madre que le avisan que la operación de su hijo salió bien; es la sensación que siente el estudiante que escucha cuando le aprueban la tesis con distinción; es la sensación de meter el gol del gane en la final de un mundial; es la sensación de recibir una nota alta en aquello que siempre nos cuesta; es la sensación que provoca ese "éxtasis" instantaneo de ser conocedores de una noticia que sencillamente nos hace creer que volamos.
Y momentos como ese son por los que vale la pena vivir. Ese tipo de sensaciones son de las principales motivaciones para despertar cada día y luchar a pesar de todas las adversidades. Es ese sentimiento de orgullo de saber que entre más cuestan las cosas, mayor es la gratificación que trae.
Y entonces cada momento de tristeza en nuestra vida, se perderá entre las sonrisas que se produjeron por la felicidad de todos esos eventos que nos hacen querer vivir. Y el dolor será como esa parte del sueño que nunca recordamos; como un intento fallido del Spleen de burlarse de nosotros.
Y mientras existan momentos como esos, mientras cada persona tenga un sueño, mientras cada persona luche, mientras la vida nos permita reirnos del pasado; mientras la vida nos arranque carcajadas seguiremos luchando por la felicidad que tanto merecemos. La felicidad que tanto queremos!
Con el paso de los años me he dado cuenta que las dificultades son exponenciales. Es decir, que avanzan muy rapidamente. Como un virus, que se multiplica y mata cada partícula de nosotros que pretende ser feliz. Pero para cada virus existe un antibiótico que se crea para contrarrestarlo.
Para esos estados de tristeza y melancolía que nos receta normalmente la vida, encontramos el término "Spleen". Es ese estado pensativo de tristeza que nos embarga y nos hunde muchas veces en la soledad o el tedio de la circunstancia que nos rodea.
Sin embargo, muchas veces ese "Spleen" es lo que nos motiva principalmente para salir de él. Siempre y cuando, por supuesto, tengamos una actitud positiva ante esas situaciones. Digamos que podríamos hacer la analogía del Spleen-Virus con Antispleen-Antibiótico. Me encantaría encontrar una palabra más elegante que "antispleen" pero rebusco en mi cabeza y no logro encontrar ninguna. Pero, voy a intentar explicar un poco el concepto.
Digamos que, para mí, los momentos opuestos al Spleen, son aquellos donde la satisfacción y alegría por una situación se convierten en desbordante de una felicidad que llega de la base al tope en cuestión de milésimas de segundo.
Es la sensación que siente una pareja al saber que van a ser padres; la sensación que siente una madre que le avisan que la operación de su hijo salió bien; es la sensación que siente el estudiante que escucha cuando le aprueban la tesis con distinción; es la sensación de meter el gol del gane en la final de un mundial; es la sensación de recibir una nota alta en aquello que siempre nos cuesta; es la sensación que provoca ese "éxtasis" instantaneo de ser conocedores de una noticia que sencillamente nos hace creer que volamos.
Y momentos como ese son por los que vale la pena vivir. Ese tipo de sensaciones son de las principales motivaciones para despertar cada día y luchar a pesar de todas las adversidades. Es ese sentimiento de orgullo de saber que entre más cuestan las cosas, mayor es la gratificación que trae.
Y entonces cada momento de tristeza en nuestra vida, se perderá entre las sonrisas que se produjeron por la felicidad de todos esos eventos que nos hacen querer vivir. Y el dolor será como esa parte del sueño que nunca recordamos; como un intento fallido del Spleen de burlarse de nosotros.
Y mientras existan momentos como esos, mientras cada persona tenga un sueño, mientras cada persona luche, mientras la vida nos permita reirnos del pasado; mientras la vida nos arranque carcajadas seguiremos luchando por la felicidad que tanto merecemos. La felicidad que tanto queremos!
1 comentarios:
Antispleen= Ágape ;)
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