Definitivamente los primeros meses del 2010 van a quedar guardados en mi memoria como una de las étapas más difíciles en mi vida en muchísimos sentidos. Ha sido una etapa donde uno a uno los pilares de mi vida, o se han tambaleado o definitivamente se han caído.
Cuando pienso que las cosas ya no pueden empeorar, sencillamente la vida me restriega en la cara que muchas veces puede convertirse en una burla grosera y fría. Me cuesta entender algunas veces de dónde saca uno la fuerza para abrir los ojos cada mañana, y siempre que pienso eso trato de aplacar ese sentimiento con el pensamiento de aquellos días en donde despertamos por la sonrisa del sol y la caricia de una brisa.
Lo único que pido, lo único que exigo es lo que siento que merezco: paz. Si tan solo pudiera descansar realmente cada noche y al cerrar los ojos relajar los musculos de mis pensamientos; si tan solo la angustia y la preocupación se fueran de paseo y no volvieran por mucho tiempo; si tan solo la vida se comportara justa cuando más necesito que lo haga.
Pero para mal de nosotros, la vida y Dios actúan de formas muy extrañas y poco entendibles. Y sin embargo, en este preciso momento en mi vida, donde me siento en medio de tantísimas angustias y preocupaciones, soy conciente de que muy posiblemente en un futuro estos días hayan acabado, y me hayan servido para crecer más, y entender muchas cosas que quizás no he aprendido. Porque a veces para entender cosas, necesitamos resultados definitivos; resultados que nos hagan poner en perspectiva tantísimas cosas que no vemos normalmente.
Y aunque la tristeza me esté ganando esta batalla; estoy seguro de poder ganar la guerra.
Cuando pienso que las cosas ya no pueden empeorar, sencillamente la vida me restriega en la cara que muchas veces puede convertirse en una burla grosera y fría. Me cuesta entender algunas veces de dónde saca uno la fuerza para abrir los ojos cada mañana, y siempre que pienso eso trato de aplacar ese sentimiento con el pensamiento de aquellos días en donde despertamos por la sonrisa del sol y la caricia de una brisa.
Lo único que pido, lo único que exigo es lo que siento que merezco: paz. Si tan solo pudiera descansar realmente cada noche y al cerrar los ojos relajar los musculos de mis pensamientos; si tan solo la angustia y la preocupación se fueran de paseo y no volvieran por mucho tiempo; si tan solo la vida se comportara justa cuando más necesito que lo haga.
Pero para mal de nosotros, la vida y Dios actúan de formas muy extrañas y poco entendibles. Y sin embargo, en este preciso momento en mi vida, donde me siento en medio de tantísimas angustias y preocupaciones, soy conciente de que muy posiblemente en un futuro estos días hayan acabado, y me hayan servido para crecer más, y entender muchas cosas que quizás no he aprendido. Porque a veces para entender cosas, necesitamos resultados definitivos; resultados que nos hagan poner en perspectiva tantísimas cosas que no vemos normalmente.
Y aunque la tristeza me esté ganando esta batalla; estoy seguro de poder ganar la guerra.
1 comentarios:
mae mae... me dejaste con el clavo... espero que me dé buenas noticias pecero
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