Nunca he abierto aquella gaveta. No sé por qué esa noche, mientras volvías del trabajo la abrí. Seguramente el destino no aguantó el deseo de verme sonreír y llorar como jamás lo había hecho en mi vida entera.
Ví un papel envuelto en un lazo. Tenía aquellas letras que toda la vida fueron parte de nosotros. Aquellas que escribiamos en los reversos de los cuadernos; o en tantas cartas que nos hemos escrito durante nuestra vida. No sé por qué, pero cuando puse mi mano sobre esa carta sentí como un respiro profundo salió de mí, como cuando una sonrisa se hace dueña de mis labios.
Toda la vida he sabido cuánto me has amado. Siempre he sabido que tu corazón palpita al ritmo del mío. Nuestros sueños siempre se acariciaban en los instantes más preciosos de nuestros planes. Cada beso tuyo, desde el primero hasta el último, los tengo guardados en un rincón de mi corazón, y cuando te extraño, cuando la tristeza me abraza en los segundos de soledad, solo tengo que pensarte para sentir esa brisa fresca que me calma, ese amor tan puro que me das.
Tengo que decirte que jamás fuiste lo que esperaba; pues jamás imaginé que existiera una persona como tú en la vida. Nunca te acercaste ni remotamente a mis sueños de mi pareja ideal; porque sencillamente rompiste con todos mis esquemas, y hoy agradezco a la vida por haberte conocido.
Mientras iba leyendo las palabras que me escribiste, fuiste, como siempre, arrebatandome sonrisas. Cada línea, cada párrafo era un beso en mi corazón. Cada palabra es una nueva caricia. Y lloré, pero jamás en mi vida las lágrimas me habían salido con tanta alegría, de saberte mío y que aquella carta la hiciste pensando en mí.
Siempre me pareció increíble que no bajaras la intensidad de nuestro amor. Y hoy, luego de tantos años ya, me sigues sorprendiendo con tu forma tan exquisita de amar. De amarme. Esta forma tan tuya de decirme y expresarme lo que has sentido en tu vida. Esta forma tan tuya de hacerme la persona más feliz del universo. Y en cada recuerdo queda plasmada una sonrisa de tus labios, que siempre diste para hacernos la familia más feliz. Y en cada pensamiento tengo presente, que me dedicaste tu vida, y hoy, a tu lado despues de tanto luchar, saboreo lo dulce que se siente haberte amado tanto tiempo.
Y cuando duermo a tu lado, y tu calor me calienta; cuando te escucho respirar en las noches cuando me despierto; cuando te veo entrar por la puerta luego de trabajar; cuando te veo jugar con nuestros hijos; cuando te veo todavía tan niño; cuando recuerdo cada segundo de nuestra vida juntos; cuando te doy la mano y siento la suavidad de ella; cuando me acaricias hasta que me duermo en tus regazos; cuando cierro los ojos y te siento a mi lado; cuando te escucho desahogarte de tantos problemas; cuando las carcajadas se adueñan de nuestros momentos más preciosos; cuando hablas de tus cosas; cuando me dices que me amas...aún hoy cuando siento tus labios unidos a los míos, agradezco al Dios infinito por este amor divino.
Y los años no serán otra cosa que una suma a nuestro amor. La vida entera será nuestra y los recuerdos y las memorias y los besos serán la fuerza que nos permita seguir respirando juntos. Nuestras manos jamás se separarán y en cada canción un suspiro, y en cada obstáculo en el camino, será nuestro amor el que salga bendito. Y cuando mueras, moriré; porque no es vida si no es a tu lado. Y si muero, te esperaré donde sea; porque lo que tú y yo hemos vivido no puede acabarse en este mundo, y la eternidad será nuestra próxima batalla ganada; porque amores como el nuestro...amores como el nuestro no existen!
Y mientras pongo punto final a esta carta, te escucho mientras preparas nuestra cena; jamás olvidaste nunca la fecha en que nos conocimos...! Y eso, entre muchas otras cosas, siempre me mantuvo enamorada de tí.
Gracias por compartir tu vida conmigo. Gracias por hacerme feliz.
Y sencillamente gracias por existir!
Ví un papel envuelto en un lazo. Tenía aquellas letras que toda la vida fueron parte de nosotros. Aquellas que escribiamos en los reversos de los cuadernos; o en tantas cartas que nos hemos escrito durante nuestra vida. No sé por qué, pero cuando puse mi mano sobre esa carta sentí como un respiro profundo salió de mí, como cuando una sonrisa se hace dueña de mis labios.
Toda la vida he sabido cuánto me has amado. Siempre he sabido que tu corazón palpita al ritmo del mío. Nuestros sueños siempre se acariciaban en los instantes más preciosos de nuestros planes. Cada beso tuyo, desde el primero hasta el último, los tengo guardados en un rincón de mi corazón, y cuando te extraño, cuando la tristeza me abraza en los segundos de soledad, solo tengo que pensarte para sentir esa brisa fresca que me calma, ese amor tan puro que me das.
Tengo que decirte que jamás fuiste lo que esperaba; pues jamás imaginé que existiera una persona como tú en la vida. Nunca te acercaste ni remotamente a mis sueños de mi pareja ideal; porque sencillamente rompiste con todos mis esquemas, y hoy agradezco a la vida por haberte conocido.
Mientras iba leyendo las palabras que me escribiste, fuiste, como siempre, arrebatandome sonrisas. Cada línea, cada párrafo era un beso en mi corazón. Cada palabra es una nueva caricia. Y lloré, pero jamás en mi vida las lágrimas me habían salido con tanta alegría, de saberte mío y que aquella carta la hiciste pensando en mí.
Siempre me pareció increíble que no bajaras la intensidad de nuestro amor. Y hoy, luego de tantos años ya, me sigues sorprendiendo con tu forma tan exquisita de amar. De amarme. Esta forma tan tuya de decirme y expresarme lo que has sentido en tu vida. Esta forma tan tuya de hacerme la persona más feliz del universo. Y en cada recuerdo queda plasmada una sonrisa de tus labios, que siempre diste para hacernos la familia más feliz. Y en cada pensamiento tengo presente, que me dedicaste tu vida, y hoy, a tu lado despues de tanto luchar, saboreo lo dulce que se siente haberte amado tanto tiempo.
Y cuando duermo a tu lado, y tu calor me calienta; cuando te escucho respirar en las noches cuando me despierto; cuando te veo entrar por la puerta luego de trabajar; cuando te veo jugar con nuestros hijos; cuando te veo todavía tan niño; cuando recuerdo cada segundo de nuestra vida juntos; cuando te doy la mano y siento la suavidad de ella; cuando me acaricias hasta que me duermo en tus regazos; cuando cierro los ojos y te siento a mi lado; cuando te escucho desahogarte de tantos problemas; cuando las carcajadas se adueñan de nuestros momentos más preciosos; cuando hablas de tus cosas; cuando me dices que me amas...aún hoy cuando siento tus labios unidos a los míos, agradezco al Dios infinito por este amor divino.
Y los años no serán otra cosa que una suma a nuestro amor. La vida entera será nuestra y los recuerdos y las memorias y los besos serán la fuerza que nos permita seguir respirando juntos. Nuestras manos jamás se separarán y en cada canción un suspiro, y en cada obstáculo en el camino, será nuestro amor el que salga bendito. Y cuando mueras, moriré; porque no es vida si no es a tu lado. Y si muero, te esperaré donde sea; porque lo que tú y yo hemos vivido no puede acabarse en este mundo, y la eternidad será nuestra próxima batalla ganada; porque amores como el nuestro...amores como el nuestro no existen!
Y mientras pongo punto final a esta carta, te escucho mientras preparas nuestra cena; jamás olvidaste nunca la fecha en que nos conocimos...! Y eso, entre muchas otras cosas, siempre me mantuvo enamorada de tí.
Gracias por compartir tu vida conmigo. Gracias por hacerme feliz.
Y sencillamente gracias por existir!
4 comentarios:
la respuesta perfecta, que lindooo
per fec to
I.N.C.R.E.I.B.L.E andiliniiiiuuux =D!!! <3 <3
yo quiero esooooo!!
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