jueves, 25 de noviembre de 2010

Aún cuando las nubes lo tapen.


Descanso en la paz que me presta.
Cada instante de una eternidad mezquina.

Pescar en medio del océano.
Los sentimientos que una vez ahogué en mí.

Y pretender limpiarles la arena que ensucia.
Para poder una vez más refrescarme.

Sintiendo tantas cosas que hace tiempo acabaron.
El sufrimiento que me hiciste pasar.

La nostalgia que se baña en el recuerdo.
De aquellos días cuando solo pretendías.

Pero la vida es tan exacta.
Que los sueños con ella se pactan.

Los ideales son tratos con sangre.
Para dedicarle la vida a la muerte.

Y justo en ese último segundo.
Antes de marchar para siempre.

Encender la luz de la consciencia.
Para encandilarle la vista a la mentira.

Porque si dejas olvidado en tus bolsillos.
La razón por la que te despiertas por las mañanas.

Puedes perder el sentido.
Y provocarías un vacío en tu futuro.

Lo importante, al final.
Es que logres sonreír sin parar.

Para que relajes tu rostro.
Lo cures de tanta tristeza.

Te dediques a crecer en espíritu.
El único que se irá contigo.

Dejarás solamente recuerdos.
Pensamientos anclados en las memorias.

Para que de esa forma todos puedan.
Olerte una vez más cuando no estés.

Escuchar tu voz y sentir tu piel.
Una vez más, solo una más.

Por las noches, en el cielo.
Aún cuando las nubes lo tapen.

Brillará una estrella fugaz.
Que pinta tu sonrisa una vez más.

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