lunes, 29 de noviembre de 2010

Música.


Mientras escucho la música.
Y parpadean los sonidos.

Sé distinguir entre las notas.
Palabras que me calman.

En cada métrica resuelvo un dilema.
Acuesto en la cama un sentimiento.

Repito en mi mente las corcheas.
Para darle un sonido a mis ideas.

Que concuerden en rimas mis palabras.
Y le den musicalidad a mis versos.

Solo no entiendo algunas cosas.
De las partes donde vienen silencios.

Donde solo el sonido del viento.
Se mezcla entre las cuerdas de un violín.

Y en el fondo.
Las delicadas cuerdas de una guitarra.

Y la acústica de la habitación.
Encarcela el sonido en mis oídos.

Escucha las palabras de un bajo.
Que choca en mi pecho.

Con la letra de la música.
Mezclo recuerdos con esperanzas.

Que al pensar en los sonidos.
Reflejo las promesas del futuro.

Siento, por fin siento.
Que percibo el aliento.

De la música por mis venas.
Las palabras que se cuelan en mi mente.

Poniendo a trabajar mis dudas.
Las que tantas noches me estorban.

Pero, por un instante.
Me imagino sordo de angustias.

Y resiento la pérdida de cordura.
Que es la causa de tanta amargura.

Puentes, coros, solos.
Se sube el volumen de la pieza.

Y con la nota final.
Duermo entre las paredes del silencio.

Para recordar desde ahora y para siempre.
Que el silencio es la música de la mente.

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