sábado, 29 de enero de 2011

Cuando la tiranía se vuelve ley...


Lejos de pensar en ideologías baratas que le mercadean pensamientos a las masas; más allá de sentirse libremente identificado (real o superficialmente) por una tendencia política, existen ciertas situaciones que no pueden existir en el mundo actual. Es mera lógica natural, donde la voluntad de los más debería de imponerse ante el egocentrismo y el hambre de poder de uno(s).

La libertad de los pueblos a expresarse y su determinante poder sobre el gobierno de un país debe imperar en cualquier nación del mundo, donde a pesar de ser una sociedad completamente fragmentada por cientos de pensamientos políticos, debería de promoverse una democracia completamente justa, donde la población sea capaz de decidir a aquellos que realmente van a representar la voz de los habitantes.

Ya terminó la primer década del nuevo milenio, y existen hoy en día países con dictaduras absurdas que se han mantenido en el poder con base en el miedo constante que los gobernantes entierran en la mente del pueblo; un miedo sin sentido y un estado de catarsis institucional que lleva a las masas a apelar al sentido del "terror al cambio" que yace en todos y cada uno de nosotros.

A pesar de las malas intenciones de los que parecen tener un imán hacia el poder autoritario, existen grupos revolucionarios con la idea bien metida en sus acciones de no permitir más la clase de abusos de poder que tienen aquellos que rigen el gobierno de los países. Levantamientos en todo el mundo por medio de protestas en contra de los que se hacen llamar "gobernantes" y supuestos "representantes del pueblo", haciendo alarde del justo y exquisito derecho de expresión y protesta que tenemos todos como seres humanos.

Decir basta a gobiernos tiránicos es la simple naturaleza que nos hace personas de una sociedad supuestamente bien institucionalizada y organizada en todos sus niveles, sin embargo, aún quedan sobras de pensamientos vencidos e ideas marchitadas por el sol de la libertad de los pueblos y la obligación de los ciudadanos de hacer oír su voz y no permitir que pisoteen sus derechos.

Y es la clara idea que mantiene despierta la motivación del ser humano por el progreso, el crecimiento de países más libres y desarrollados con capacidades suficientes de dar una mejor vida a sus habitantes. Parece absurdo que aquellos que tienen el increíble poder de tomar decisiones que beneficien la vida de aquellos que están bajo su mando, decidan aferrarse a sus vanos y egocentristas deseos personales; ¿por qué cuesta tanto dejar el poder a un lado cuando hay personas muriendo en las calles luchando por un cambio, por defender sus derechos y expresar su libertad?

El mundo está enfrentando cambios grandes de pensamientos e ideologías. Poco a poco se van poniendo al descubierto los miles de errores que tienen tanto los lineamientos políticos como el orden económico mundial que impera; y de la mano con todo esto, surge la consciencia en las personas de que esta en sus manos, y solo en sus manos, hacer algo al respecto para que cambie la situación.

Al final, nadie es más responsable de su destino que cada uno de nosotros. El hambre por el poder parece ser insaciable, llegando a niveles poco humanos donde vale más mi posición que el deseo y reclamo de pueblos enteros.

Luchar no es simplemente criticar, sino hacer algo para que cambie nuestro entorno.




"Cuando la tiranía se vuelve ley...la rebelión es un derecho"



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