miércoles, 5 de enero de 2011

Llegará el momento de ver hacia atrás.


Pasados, presentes, futuros en los que te diviertes. Y sientes que el tiempo se estanca, que la vida no avanza. Rescatas pequeños recuerdos que se van perdiendo en el ruedo de tus pantalones. Se pierde y se gana; te sientes un poco confundido, pero lo intentas, intentas borrar aquellas cosas que te dolieron.

Futuros, los descalzos pasos de un deseo errático. Soñar y creer, confiar y vencer. Te sientes capaz de lograrlo, de alcanzar lo que tanto has pensado. Y piensas todas las noches en cada detalle, lo que puede salir bien y lo que se puede caer de tus bolsillos. Has caminado tantísimo; tanto que ya te duelen los pasos.

Ver para arriba; ver para abajo. Tienes miedo, resentimientos, el orgullo te vence, la nostalgia es muy fuerte. Sientes por fin que es hora de abrir los ojos. Dejas de tapar la mirada a los ojos del alma, y descubre por primer vez en tu vida el exquisito sabor del viento en tu rostro. Si sabes que lo que piensas es posible, solo falta ponerlo en práctica.

Todas tus dudas, todo lo que peligra y lo que te sostiene. Todo llega a tu mente como el pensamiento fugaz de un deseo en el presente. El pasado lo comienzas a soltar; el futuro lo comienzas a amarrar. Es el único camino; la única escalera que te llevará al cielo.

La música que escuchas de fondo es una forma de hacerte recordar; que amar es como una linda rima; una estrofa que se convierte en la caricia que hace tanto tiempo necesitabas sentir. Colabora con tus sentidos la increíble sensación de las notas en tus oídos.

Y empieza a aclararse todo en tu mente; los pensamientos que hace un tiempo se ahogaban en tus miedos, hoy respiran en el placer de la tranquilidad que te brinda la certeza, de que todo lo que has hecho en la vida ha tenido su sentido y fundamento; que has ido construyendo un lindo destino, que jamás se ve opacado por la tristeza que te obliga a dormir tu felicidad.

Ahora es tu turno poner en práctica lo que has aprendido, y dibujar en el aire las sonrisas que regalas. Compartir lo que has aprendido, y disfrutar la sabiduría que vas adquiriendo. Algún día; un día muy lejano, llegará el momento de ver para atrás, y agradecer y sonreír, por cada momento de dolor que te enseñó a vivir.

1 comentarios:

Dani Cartin dijo...

andres esta INCREIBLE!! me encanto!