viernes, 14 de enero de 2011

Hoy solo quiero disfrutar a tu lado.


Es ese miedo tan inmenso de sentir que puede ser la última vez que te vea. Cada respiro de tu cuerpo, cada beso que me das; la increíble amargura que regala la incertidumbre. Hoy solo quiero disfrutar a tu lado y pintar con mis palabras las caricias que te quiero dar; quiero acostarme en tus regazos y sentir la paz y la felicidad.

El tiempo pasará, y con él se marchará al olvido las heridas que nos siguen lastimando; cada cicatriz de este amor poco civilizado será una marca, un pedazo de colmena que se conoce pero se evita. Con mis manos le daré luz a las tuyas, para que alcances siempre hasta lo más alto de tus sueños; me dedicaré por las mañanas a colorear tu sonrisa y acostumbrar tus ojos a los míos.

Una que otra poesía será el postre de nuestro amor; llegaré a cocinarte todas las recetas del corazón. Si me permites, hoy, estraré a tu lado para la eternidad, nunca te abandonaré; ni por las noches te dejaré. Seré la estrella que te cuida desde arriba de las nubes; jamás permitiré que te sanes de tu locura, la que no me permite alejarme de ti.

En cada mal momento, más que tu hombro seré tu cuerpo entero, para poner sobre mí cualquier peso que te lastime; Hoy, hoy quiero ser todo para ti; desde el primer rayo de sol hasta el último latido del mar; desde el aroma de una flor hasta la dulzura de la brisa en la montaña. Hoy, si me dejas, te abrazaré tan fuerte, sin quererte soltar. Pensar que hoy podría ser la última vez que te veo, agota todas mis fuerzas y alborota mi locura.

Quiero tomarle una foto a tu mirada, para tener la sensación de que me acompañas por siempre; quisiera escribir sobre tus besos y dejar nacer la inspiración en tus labios; que cada respiro tuyo se convierta en rima de mis poemas; el regalo más precioso que esconde nuestro amor perdido. Amor que perdemos y encontramos constantemente; amor que cada vez se queda más sordo.

Si pudiera mentirle al corazón, le diría que te he dejado de amar y que ya no le das razón a mi existir; si pudiera convencer a la razón, le diría que eres lo que necesito y que tienes todo para mi felicidad. Pero ni uno es ingenuo ni el otro poco cuerdo; y al final, todas las sumas dan igual. Tú no eres para mi, ni yo soy para ti.

A pesar de eso nos amamos; y jugamos a correr detrás del otro. Pero quien puede decir que el amor no es terco y necio; y que muchas veces un poco perverso. Al final cada historia tiene su cuento y cada cuento su escritor; los personajes, dos corazones que pretender aprender a vivir. Por eso te recuerdo, hoy, justo hoy, que a pesar de que la cuesta esté repleta de piedras; las dificultades son la motivación para ganar.

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