Tres. Cuentas muchas veces hasta intentar entender. Colapsan en instantes futuras posibilidades que hacen silencio en el balcón de un atardecer. Sol. Uno. Cuentas y cuentas sin parar, sin lograr avanzar. Sientes cosquillas por todo tu cuerpo, la necedad y tortura de un espejismo sin color, sin olor. Curar, parquean en tu mente las razones insuficientes de situaciones por aprender. Uno, uno. Te sientas detrás tuyo.
Dos. Juegos y pestañas de una mañana acostada. La Luna. Cuentas y cuentas buscando respuestas. Nada. No encuentras nada detrás de tu memoria. Pero buscas, sin saber que encontrarías. Dos. Cruzas ideas y motivos; posibles negativos de un error que no entendiste, uno que no entendiste, uno que no valoraste. Dos. Porque sabes que alguien tiene razón; te niegas a aceptar lo que viene, te ocultas entre los enredos de la incertidumbre.
Tres. Piensas y piensas; cuentas y cuentas; mezclas y regalas; te presentas en una imagen, tres imágenes que esconden una respuesta, un secreto. Tres, cuentas y cuentas en busca de respuestas. La noche, el día, el bosque, el cielo, los ademanes y las mentiras; la hipocresía, la lucha, el mar y el calor. Sigues contando, no paras de contar. Pronto te comienzas a cansar. Tres, tres, tres. Sientes al mundo al revés.
Luego de tanto contar has aprendido que existen muchas razones; motivos para todas las acciones. Cuenta, empieza a contar. No dejes que el tiempo te gane; apunta cada detalle de esta vida con final; esta historia que se dibuja en tus pupilas. Piensa, recuerda; sobre todo cuenta. No dejes nunca de contar; pues al final lo positivo será más; incluso cuando todo parezca ir mal, ponte a contar, no lo dejes de hacer, al final lo bueno sumará, y lo malo te multiplicará.
Aprende a dejar crecer tus ideas, que tus metas nunca dejen de sumar; que en tu vida nunca dejes de contar. Uno, dos y tres. Uno. Dos. Tres.
Dos. Juegos y pestañas de una mañana acostada. La Luna. Cuentas y cuentas buscando respuestas. Nada. No encuentras nada detrás de tu memoria. Pero buscas, sin saber que encontrarías. Dos. Cruzas ideas y motivos; posibles negativos de un error que no entendiste, uno que no entendiste, uno que no valoraste. Dos. Porque sabes que alguien tiene razón; te niegas a aceptar lo que viene, te ocultas entre los enredos de la incertidumbre.
Tres. Piensas y piensas; cuentas y cuentas; mezclas y regalas; te presentas en una imagen, tres imágenes que esconden una respuesta, un secreto. Tres, cuentas y cuentas en busca de respuestas. La noche, el día, el bosque, el cielo, los ademanes y las mentiras; la hipocresía, la lucha, el mar y el calor. Sigues contando, no paras de contar. Pronto te comienzas a cansar. Tres, tres, tres. Sientes al mundo al revés.
Luego de tanto contar has aprendido que existen muchas razones; motivos para todas las acciones. Cuenta, empieza a contar. No dejes que el tiempo te gane; apunta cada detalle de esta vida con final; esta historia que se dibuja en tus pupilas. Piensa, recuerda; sobre todo cuenta. No dejes nunca de contar; pues al final lo positivo será más; incluso cuando todo parezca ir mal, ponte a contar, no lo dejes de hacer, al final lo bueno sumará, y lo malo te multiplicará.
Aprende a dejar crecer tus ideas, que tus metas nunca dejen de sumar; que en tu vida nunca dejes de contar. Uno, dos y tres. Uno. Dos. Tres.
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