miércoles, 19 de enero de 2011

De cambios.


Un escalofrío que congela, el silencio, el desconsuelo, la melancolía de las noches. Tantos sueños que se pierden en las estrellas, tantos nortes que no tienen final; el simple deseo de una mañana asoleada, y el anochecer de tu mirada. Entre mis manos, tus besos y mis abrazos; entre tus ojos, las ventanas y los charcos.

Cuéntale al viento que hoy vienes por tu deseo, a comprar emociones que no necesitan dinero. Si quieres puedes pasear a tu imaginación y absorber de esta forma la apariencia de lo que significa querer. No hagas silencio de los pensamientos que lastiman, sino pon atención para aprender de lo que escondes.

Suenan, y con dulce vehemencia te conviertes en intención; una acción que nunca tuvo dedicación. De repente sientes como por tu cuerpo corre el frío de la decepción; que viene siendo de nosotros mismos la traición. Cuando crees firmemente en algo luchas hasta alcanzarlo, cuando te mandan a dormir a los sueños, te despiertas al lado de tu destino.

Si cada mañana sumara una sonrisa, si cada atardecer fuera uno con la brisa, tal vez cada momento de dolor sería mucho más fácil de llevar; quizás en el fondo algo tiene que significar. Vuelan, y destapan de felicidad los pájaros al cantar, alegres, humildes, libres; justo como quieres estar, libre.

Porque libertad no es poder andar por el mundo sin preocupaciones; libertad es la delicia de poner a nuestra mente a imaginar y ser creativos con los deseos por alcanzar; libertad es el sueño de todo aquél que vive amarrado a su pasado o a sus circunstancias, sin entender que la actitud define los pasos que vamos dando.

Por eso escribo esta tarde, pensamientos que espero algún día te alcancen. No es fácil crecer, ni adaptarse al cambio; no es fácil dejar atrás lo conocido ni salirnos de nuestra zona de confort. Pero siempre es bueno un cambio si tenemos la completa certeza de que nos permitirá avanzar hacia un mejor camino.

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