viernes, 7 de enero de 2011

Léelo dos veces.


Primero era el sonido lo que te hacía volver la mirada; luego se fue convirtiendo en algo mucho más que eso. Tal vez una simple ironía que hacía bulla afuera de tu puerta; incluso podría ser un paradigma que se resolvía al instante. Es díficil pensar que cada cierto tiempo nace una estrella que guía a tus sueños.

Encontrarte contigo mismo es más que todo un viaje continuo. Eterno e infinito; como el más puro sentido de la vida. Consiste en varias etapas; donde poco a poco ganas el mérito para existir en la esencia del latir de tu corazón. No es tan fácil repartir poesías y recitarlas en voz alta; es necesario escribir las rimas que te saldrán del alma.

Puedes adoptar muchas formas para comprender lo que aprenderás. Algunos medios serán más extremos que otros; los finales requieren un inicio elegante; donde el respeto se convierta en tu arma más grande. Dibuja en tu mano derecha un recuadro, donde se distinga cada idea que te hablo.Así, llevarás contigo un libro repleto de secretos; y alejarás para siempre a todos tus miedos.

Puedo ser todo lo que siempre buscaste; o convertirme en lo que nunca imaginaste. Algo es seguro; seré casi tan fiel compañero como tu misma sombra. Verás en el retrovisor los pasos que has dado y entenderás muchos de los errores que ni has notado. Lo más importante de esta vida es descubrir lo que hay más allá de las acciones y evaluar objetivamente cada una de tus decisiones. No necesariamente lo que necesitas equivale a lo que quieres; léelo dos veces.

Para avanzar a éste párrafo tienes que descifrar entre las últimas palabras cuáles van hacia ti; otras se amoldarán a las demás personas; en definitiva cada frase es relativa y tienen la propiedad de los líquidos para ajustarse según el recipiente; tu corazón. Mi idea no es juzgar tus acciones; es que aprendas a ver para atrás y alejar tus temores. Muchas de las pistas más importantes para entender la razón de tu existencia se encuentra en lo que has hecho a través de tu vida.

Ahora es hora de descansar. Mañana seguirá esta charla que necesitas. Por ahora refresca tu mente con ideas que evaporen cada cosa que en tu cabeza te detenga. Solo tienes una oportunidad para hacerlo; y para hacerlo bien. No creas las palabras necias que te invitan a derrochar minutos en cuestiones absurdas; un día tendrás que rendir cuentas de tus acciones, y ese día verás una sonrisa gigante en el retrovisor.

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