viernes, 21 de mayo de 2010

Doble moral...


No me parece para nada aceptable el hecho de que exista una doble moral casi institucionalizada en el mundo. Como es muy practicada, casi a pasado a ser parte de los libros de texto que educan las personas. Por supuesto, es un mal del que no todos nos hemos salvado, en algún momento de la vida, y aunque sea por algún detalle mínimo hemos cometido el error de una doble moral.

Escuchar cosas como "lo importante no es lo que digas, sino con la convicción que lo digas" me molesta al punto de no poder tolerar que cosas como la mentira o el falso discurso sean tomados tan a la ligera entre las personas. Son actitudes y mañas que han maleducado a la sociedad y que cada día se hacen más fuertes e imponentes.

Han llegado a afectar a niveles sociales más específicos. En quién se puede confiar hoy en día. Porque de frente nos dicen "A" y nos damos la vuelta y dicen "B". Es una copia al carbón en cada caso, sea cual sea el estrato social o el nivel institucional. Sencillamente la confianza es algo que poco a poco va quedando guardado en los tomos de registros del pasado de la historia del ser humano.

La sinceridad, el discurso real y honesto, la moral coherente entre palabras y acciones; en pocas palabras la conexión real entre la lengua y el cerebro, debería de ser esencial en el aprendizaje de las personas. Tal vez formando profesionales más honestos y comprometidos con la verdad podríamos hacer de la sociedad una mucho más conjunta y confiable, donde lo importante no sea una persona, sino el bienestar de la mayoría real.

Un caso de doble moral bastante típico y por supuesto delicado son los sacerdotes que cometen pederastia. Es sencillamente inaceptable que los que cargan en su responsabilidad el transmitir el mensaje de Dios, sean capaces de abandonar totalmente sus supuestas convicciones, valores y moral ética y religiosa, y cometan una falta de respeto a la humanidad de un niño que los marcará para el resto de sus vidas.

Y entonces qué pasa con todas las personas que van a misa y reciben la Eucaristía de una persona que en sus momentos de ocio los dedica en asesinar con su mano izquierda lo que hace con la derecha. Tomando en cuenta el nivel de poder e influencia que tiene la religión en nuestra sociedad. Más aún, el poder que la religión le confiere a los sacerdotes de cargar con la bandera de la cristiandad.

El problema no se está tratando de raíz. Más y más veces se corre esa voz gritona que nos advierte de lo desastrozo que es esta situación para todos. Desde religiosos y presidentes, hasta matrimonios que no duran más de un año por las continuas faltas de respeto y confianza que se han generado en las personas en los últimos años.

El día que las metas de los que son dueños del poder en el mundo sean las mismas que las de los pueblos, ese día nacerá un sentimiento de colectividad que nos hará sentir más unidos unos de otros, y no permitirá las faltas a la moral, el irrespeto a las personas, y por supuesto la injusticia social.

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