Definitivamente entre cada opción que uno tiene en la vida, una de las posibilidades es el fracaso. Y es importante saber identificar un fracaso, analizar las razones por las que se fracasó y buscar alguna forma de cambiar el proceso para obtener un resultado diferente.
Por supuesto es difícil. Nadie ha dicho que tenga algo de sencillo. Pero definitivamente el fracaso es un importante punto de inflexión para revisar muy bien las cosas y poder de esa forma tomar las medidas necesarias para que al menos la probabilidad del fracaso sea menor.
Varias veces he escuchado que lo importante es el camino. Obviamente el camino tiene gran importancia, pero en definitiva son importantes el camino y el destino. El camino por un lado nos permite conocernos y aprender; y por su lado el destino nos da la satisfacción de saber que el camino se hizo de la mejor forma.
Por cada vida existen sueños, sueños que conllevan un camino. Las decisiones que se vayan tomando van definiendo nuestros pasos y dandole forma a la huellas que vamos dejando. Fracasar es un paso más; para nada es un paso menos. Fracasar es una lección para mejorar, y cuando mejoramos cultivamos sabiduría.
La cantidad de fracasos no empañan el retrovisor en el camino de arena. La cantidad de fracasos son pasos que se dieron mal, pero que se corrigen. Por dicha la arena es moldeable y se puede tapar y volver a poner el pie encima, ahora mejor que antes, y entonces la huella nueva será nitida y perfecta.
Pero como siempre, se necesita una actitud que permita ser capaces de recibir esa ola de la decepción y el fracaso que golpea y lastima el orgullo y la actitud mental positiva. Además es sumamente importante el apoyo de las personas alrededor. Esas personas son como esas luces que se ven al fondo del tunel. Luces que iluminan de nuevo el camino y nos permiten guiarnos de una mejor forma de nuevo hacia nuestro destino.
Por eso es importante apoyar cuando sabemos del fracaso de otra persona; y buscar el apoyo de las personas que nos quieren para poder salir adelante, con paso firme en nuestros proyectos de vida. Pero jamás, jamás darnos por vencidos o dar el fracaso como una situación que definirá de forma permanente nuestra situación actual y futura.
Adelante, y mucha fuerza!
Por supuesto es difícil. Nadie ha dicho que tenga algo de sencillo. Pero definitivamente el fracaso es un importante punto de inflexión para revisar muy bien las cosas y poder de esa forma tomar las medidas necesarias para que al menos la probabilidad del fracaso sea menor.
Varias veces he escuchado que lo importante es el camino. Obviamente el camino tiene gran importancia, pero en definitiva son importantes el camino y el destino. El camino por un lado nos permite conocernos y aprender; y por su lado el destino nos da la satisfacción de saber que el camino se hizo de la mejor forma.
Por cada vida existen sueños, sueños que conllevan un camino. Las decisiones que se vayan tomando van definiendo nuestros pasos y dandole forma a la huellas que vamos dejando. Fracasar es un paso más; para nada es un paso menos. Fracasar es una lección para mejorar, y cuando mejoramos cultivamos sabiduría.
La cantidad de fracasos no empañan el retrovisor en el camino de arena. La cantidad de fracasos son pasos que se dieron mal, pero que se corrigen. Por dicha la arena es moldeable y se puede tapar y volver a poner el pie encima, ahora mejor que antes, y entonces la huella nueva será nitida y perfecta.
Pero como siempre, se necesita una actitud que permita ser capaces de recibir esa ola de la decepción y el fracaso que golpea y lastima el orgullo y la actitud mental positiva. Además es sumamente importante el apoyo de las personas alrededor. Esas personas son como esas luces que se ven al fondo del tunel. Luces que iluminan de nuevo el camino y nos permiten guiarnos de una mejor forma de nuevo hacia nuestro destino.
Por eso es importante apoyar cuando sabemos del fracaso de otra persona; y buscar el apoyo de las personas que nos quieren para poder salir adelante, con paso firme en nuestros proyectos de vida. Pero jamás, jamás darnos por vencidos o dar el fracaso como una situación que definirá de forma permanente nuestra situación actual y futura.
Adelante, y mucha fuerza!
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