Es esa cultura característica que avanza como cáncer en la sociedad. Sinceramente no sé si es cuestión de hace poco o de hace mucho tiempo. Sencillamente los pueblos (al menos el de nuestro país) esta sumiendose ante la inexorable fuerza del ya muy conocido "valeverguismo".
Es un término bastante popular que hace reflejo de aquellas personas que sencillamente les importa un carajo los problemas que esta sociedad tiene; problemas que si no son tratados lo antes posible, estaremos dejando a la deriva el futuro del país; por ende el futuro de nuestros hijos e hijas; inclusive de nosotros mismos en otras etapas de nuestra vida.
La "sinvergüenzada" con que se manejan las instituciones de este país son el principal síntoma de la enfermedad. Enfermededad que para nada se encuentra oculta en este cuerpo; todo lo contrario, muestra heridas, ampollas, cicatrices que no cierran y cualquier otro tipo de forma de manifestación de una enfermedad.
Pero existe un problema. Y es un problema grave. Aquellos que se suponen deberían de ser los médicos de esta enfermedad terminal son los mismos que presentan y (definitivamente) provocan todas las enfermedades. Al final, terminamos decidiendo por los mismas personas descaradas que se burlan en la cara de los electores prometiendo cielo y estrellas.
Para muestra un botón. Es inaceptable que el Poder Legislativo, que en una democracia es el encargado de elaborar y modificar leyes existentes de acuerdo con la opinión de los ciudadanos (aunque parezca obvio, parece que para algunos no lo es), tengan el descaro de en su primer semana de funciones tengan la poca (o nula) vergüenza para recetarse de entrada un aumento de salarios de $5000 a más de $8000 por mes (aumento de aproximadamente un 80%); cifra que al final de sus 4 años representaría más de ¢6mil millones. Por supuesto, eso sin contar el gran número de beneficios adicionales, como poder utilizar vehículos oficiales año 2010, entre otros.
Pero el descaro no termina ahí. Además, pretendieron aplicar un proceso agilizado para aprobar la ley; sabiendo la cantidad de leyes realmente importantes y determinantes para EL PUEBLO, mismo pueblo que en las urnas les dieron su voto para ser representantes de ellos (el pueblo) en la Asamblea Legislativa. Entonces no se vale, que anden dando de comer cuento casa por casa para conseguir votos, para luego aprovecharse de una curul y un puesto, y de esa forma obtener un beneficio personal.
En pocas palabras estamos hablando ni más ni menos de los famosos "ladrones de cuello blanco". Entre un ladrón de carteras en San José Centro y uno de estos diputados (46 de los 57 diputados) la única diferencia es básicamente su puesto en la sociedad. Pero el hecho que cometen, es el mismo delito.
Es un término bastante popular que hace reflejo de aquellas personas que sencillamente les importa un carajo los problemas que esta sociedad tiene; problemas que si no son tratados lo antes posible, estaremos dejando a la deriva el futuro del país; por ende el futuro de nuestros hijos e hijas; inclusive de nosotros mismos en otras etapas de nuestra vida.
La "sinvergüenzada" con que se manejan las instituciones de este país son el principal síntoma de la enfermedad. Enfermededad que para nada se encuentra oculta en este cuerpo; todo lo contrario, muestra heridas, ampollas, cicatrices que no cierran y cualquier otro tipo de forma de manifestación de una enfermedad.
Pero existe un problema. Y es un problema grave. Aquellos que se suponen deberían de ser los médicos de esta enfermedad terminal son los mismos que presentan y (definitivamente) provocan todas las enfermedades. Al final, terminamos decidiendo por los mismas personas descaradas que se burlan en la cara de los electores prometiendo cielo y estrellas.
Para muestra un botón. Es inaceptable que el Poder Legislativo, que en una democracia es el encargado de elaborar y modificar leyes existentes de acuerdo con la opinión de los ciudadanos (aunque parezca obvio, parece que para algunos no lo es), tengan el descaro de en su primer semana de funciones tengan la poca (o nula) vergüenza para recetarse de entrada un aumento de salarios de $5000 a más de $8000 por mes (aumento de aproximadamente un 80%); cifra que al final de sus 4 años representaría más de ¢6mil millones. Por supuesto, eso sin contar el gran número de beneficios adicionales, como poder utilizar vehículos oficiales año 2010, entre otros.
Pero el descaro no termina ahí. Además, pretendieron aplicar un proceso agilizado para aprobar la ley; sabiendo la cantidad de leyes realmente importantes y determinantes para EL PUEBLO, mismo pueblo que en las urnas les dieron su voto para ser representantes de ellos (el pueblo) en la Asamblea Legislativa. Entonces no se vale, que anden dando de comer cuento casa por casa para conseguir votos, para luego aprovecharse de una curul y un puesto, y de esa forma obtener un beneficio personal.
En pocas palabras estamos hablando ni más ni menos de los famosos "ladrones de cuello blanco". Entre un ladrón de carteras en San José Centro y uno de estos diputados (46 de los 57 diputados) la única diferencia es básicamente su puesto en la sociedad. Pero el hecho que cometen, es el mismo delito.
Y es fácil ver a los partidos políticos que bailan a las personas cada 4 años para ganar sus votos, esos que se mantienen en los más altos puestos de poder de nuestro gobierno; esos mismos que juran que van a luchar contra la corrupción; exactamente esos mismos por los que las personas siguen votando cada 4 años son los que hoy (al ser conscientes del "valeverguismo" en este país) hacen lo que se les dé la gana con los recursos públicos de este país.
Y no se puede seguir así. El pueblo tiene que tomar su lugar y mostrarse en contra de este tipo de actitudes descaradas y sin vergüenza. Los gobernantes tienen que saber que son elegidos por el pueblo y para el pueblo; entender que somos nosotros los que los pusimos ahí para la búsqueda del bienestar común; no del propio. Olvidar la ligereza de las cosas y tomarnos seriamente todo lo que afecta nuestro país, solo de esa forma se puede llegar a ser un país desarrollado y con altos niveles confianza a los gobernantes y certeza de un liderazgo real y transparente.
Como dijo un personaje en una película:
Y no se puede seguir así. El pueblo tiene que tomar su lugar y mostrarse en contra de este tipo de actitudes descaradas y sin vergüenza. Los gobernantes tienen que saber que son elegidos por el pueblo y para el pueblo; entender que somos nosotros los que los pusimos ahí para la búsqueda del bienestar común; no del propio. Olvidar la ligereza de las cosas y tomarnos seriamente todo lo que afecta nuestro país, solo de esa forma se puede llegar a ser un país desarrollado y con altos niveles confianza a los gobernantes y certeza de un liderazgo real y transparente.
Como dijo un personaje en una película:
People should not be afraid of their governments. Governments should be afraid of their people. (V)
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