jueves, 6 de mayo de 2010

La fuerza de lo malo..


En serio muchas veces uno llega a pensar en la fuerza incontrolable que tiene la "maldad" en el mundo. Otras tantas veces me he puesto a pensar, si la fuerza que usan las personas para hacer el mal las canalizaran para hacer el bien, el mundo tendría definitivamente otra cara.

Tal vez un ejemplo bastante obvio es Hitler. Movió masas, convenció a millones de su ideología y al final cambió la historia y el rumbo del mundo entero. Lastimosamente para mal. Pero si por un segundo pudieramos imaginar esas mismas capacidades de él que se inclinaran por el bien, la solidaridad, el amor a los demás, etc. Definitivamente ese impulso y esa capacidad de convencimiento y esa influencia tan grande permitiría que el mundo fuera quizás un mejor lugar para vivir.

Existen muchísimas formas de hacer el mal a los demás. Unas quizás no tan definitvas en el rumbo de la humanidad como la de Hitler, pero que pueden llegar a causar daños similiares en otras personas; y las familias de esas otras personas. Por ejemplo la hipocresía, la mentira, el engaño; todas son bombas que explotan en los sentimientos de quiénes son víctimas; bombas que muchas veces los que las tiran podrían hacer más para evitar hacerlo.

Definitivamente, es muy normal que muchas veces creamos que el mal es más en este mundo. Lastimosamente así se nos presenta todo en la vida. Y solo basta con prender el tele para ver noticias 5 minutos y darse cuenta la incoherencia de mundo en el que vivimos. Y que la historia se repite día a día, año tras año. Pero para bien de aquellos que se hacen dueños del control de nuestra vida, estas sociedades parecen tener memoria a corto plazo y cada 4 años se nos olvida todo.

Y sin prender el tele, en nuestra propia vida, cada día somos concientes de las desgracias que la falta de valores reales está trayendo a la vida de todos y cada uno de nosotros. Las mentiras, los hipócritas, los envidiosos; todos se encargan de librar la guerra más cruel que podemos vivir; una guerra que nos afecta la sensibilidad como seres humanos que somos. Y muchas veces la persona que lastima no tiene la suficiente madurez para tener idea del daño psicológico y moral que puede ocasionar, y que no solo va a afectar en esa circunstancia, sino en el futuro de la persona lastimada.

Por nuestra parte, nos toca a cada uno cumplir con lo que nos toca. En serio de uno en uno se llega a 7mil millones. Y no hay mejor lugar que empezar a cambiar el mundo que por uno mismo. No hay que creerse el cuento de que es más el mal...sencillamente el bien en su delicadeza y su belleza pasa desapercibido ante los ojos hambrientos de los que buscan hacer bulla de las desgracias de los demás.

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