He pensado varias veces en cómo debería de ser un hombre. Básicamente cuáles serían muchos de los ideales de un hombre como ser vivo; como esposo, como padre, como hijo, como hermano..o sencillamente como amigo. Porque vivimos en una sociedad donde el hombre le ha tocado cargar con muchas cruces que muchas veces ha tergiversado su función en la vida.
Un verdadero hombre en principio respeta. Respeta a la mujer, que es la musa que inspira a la vida; la protege y la defiende sin embargo muchas veces pasamos por alto un detalle: aprendemos de ellas; y ellas también nos protegen y defienden, y un verdadero hombre es capaz de aceptar la situación y dar gracias por eso.
Un verdadero hombre llora y muestra sus sentimientos; y ante todo no ve este hecho como una falta de hombría. Un verdadero hombre pide ayuda cuando sabe que no es capaz de hacer algo y por supuesto da gracias constantemente; no hace alarde de sus poderes inexistentes ni de las virtudes que la historia en un cuento le añadió.
Un verdadero hombre sabe amar con todo su corazón y entregarse con entera pasión. Sabe que amar es la lectura del corazón que se acomoda entre besos y caricias. Y la expresión del amor es la ternura y la pasión que se mezclan con la ilusión de soñar con la emoción de una linda canción. Y un verdadero hombre logra hacer rimar la sorpresa con la monotonía.
Un verdadero hombre ama a su mamá; la besa y la abraza con la dulzura de un bebé con su madre; la ayuda y la protege, y entre más pasen los años, más fuerte el amor que los une. Un verdadero hombre no lastima a sus padres, y los honra ante el mundo; les dedica sus triunfos y la vida entera, y es agradecido por el regalo de la vida.
Un verdadero hombre es un padre preocupado y amoroso; que no le importa tirarse en el zacate para jugar ni hacer el ridículo para sacarle sonrisas a sus hijos, un verdadero hombre los forma con principios y valores, los mismos que algún día sus padres le inculcaron. Un verdadero hombre sabe que la prioridad es la familia y jamás los desatiende; nunca les falta y nunca los deja.
Un verdadero hombre es el que cuida a sus amigos; el que respeta decisiones y ayuda a los demás a crecer. Un verdadero hombre es un amigo que no dice lo que se quiere escuchar sino lo que se debe decir. Un verdadero hombre no le falta a un amigo ni habla a su espalda; se mantiene fiel y justo sin importar lo complicado que eso sea.
Un verdadero hombre ama a Dios; mira hacia el cielo y da gracias eternas por el don de la vida; se hinca para pedir perdon por sus pecados y los corrije. Un verdadero hombre no niega su creencia y la respeta hasta el final; un verdadero hombre es aquél que sepa ser hijo de Él.
Verdaderos hombres habrán tantos como perspectivas existan en el mundo. Sin embargo, un verdadero hombre no se puede faltar a sí mismo. Lo importante es mantener una serie de convicciones básicas y fuertes que sirvan de guía continua en la vida para nunca fallarnos; y ese es exactamente el verdadero hombre: aquél que no se falle a sí mismo, y que, en caso de hacerlo, tenga el caracter para aceptar el error y aprender de él.
Un verdadero hombre NO es el que más mujeres haya tenido en su cama; un verdadero hombre NO es aquel que es indiferente ante el dolor o el sufrimiento de los demás, aún menos si ese dolor o sufrimiento es provocado concientemente por él; un verdadero hombre NO es aquél que irrespeta a una mujer y que la hace llorar; un verdadero hombre definitivamente NO es aquél que niegue a sus padres o que hable mal de ellos; un verdadero hombre NO es el que se crea mejor que los demás; un verdadero hombre es capaz de volver atrás de algún pensamiento errado, y que tiene la valentía de aceptar que se equivocó y darle una nueva dirección a su camino.
Un verdadero hombre en principio respeta. Respeta a la mujer, que es la musa que inspira a la vida; la protege y la defiende sin embargo muchas veces pasamos por alto un detalle: aprendemos de ellas; y ellas también nos protegen y defienden, y un verdadero hombre es capaz de aceptar la situación y dar gracias por eso.
Un verdadero hombre llora y muestra sus sentimientos; y ante todo no ve este hecho como una falta de hombría. Un verdadero hombre pide ayuda cuando sabe que no es capaz de hacer algo y por supuesto da gracias constantemente; no hace alarde de sus poderes inexistentes ni de las virtudes que la historia en un cuento le añadió.
Un verdadero hombre sabe amar con todo su corazón y entregarse con entera pasión. Sabe que amar es la lectura del corazón que se acomoda entre besos y caricias. Y la expresión del amor es la ternura y la pasión que se mezclan con la ilusión de soñar con la emoción de una linda canción. Y un verdadero hombre logra hacer rimar la sorpresa con la monotonía.
Un verdadero hombre ama a su mamá; la besa y la abraza con la dulzura de un bebé con su madre; la ayuda y la protege, y entre más pasen los años, más fuerte el amor que los une. Un verdadero hombre no lastima a sus padres, y los honra ante el mundo; les dedica sus triunfos y la vida entera, y es agradecido por el regalo de la vida.
Un verdadero hombre es un padre preocupado y amoroso; que no le importa tirarse en el zacate para jugar ni hacer el ridículo para sacarle sonrisas a sus hijos, un verdadero hombre los forma con principios y valores, los mismos que algún día sus padres le inculcaron. Un verdadero hombre sabe que la prioridad es la familia y jamás los desatiende; nunca les falta y nunca los deja.
Un verdadero hombre es el que cuida a sus amigos; el que respeta decisiones y ayuda a los demás a crecer. Un verdadero hombre es un amigo que no dice lo que se quiere escuchar sino lo que se debe decir. Un verdadero hombre no le falta a un amigo ni habla a su espalda; se mantiene fiel y justo sin importar lo complicado que eso sea.
Un verdadero hombre ama a Dios; mira hacia el cielo y da gracias eternas por el don de la vida; se hinca para pedir perdon por sus pecados y los corrije. Un verdadero hombre no niega su creencia y la respeta hasta el final; un verdadero hombre es aquél que sepa ser hijo de Él.
Verdaderos hombres habrán tantos como perspectivas existan en el mundo. Sin embargo, un verdadero hombre no se puede faltar a sí mismo. Lo importante es mantener una serie de convicciones básicas y fuertes que sirvan de guía continua en la vida para nunca fallarnos; y ese es exactamente el verdadero hombre: aquél que no se falle a sí mismo, y que, en caso de hacerlo, tenga el caracter para aceptar el error y aprender de él.
Un verdadero hombre NO es el que más mujeres haya tenido en su cama; un verdadero hombre NO es aquel que es indiferente ante el dolor o el sufrimiento de los demás, aún menos si ese dolor o sufrimiento es provocado concientemente por él; un verdadero hombre NO es aquél que irrespeta a una mujer y que la hace llorar; un verdadero hombre definitivamente NO es aquél que niegue a sus padres o que hable mal de ellos; un verdadero hombre NO es el que se crea mejor que los demás; un verdadero hombre es capaz de volver atrás de algún pensamiento errado, y que tiene la valentía de aceptar que se equivocó y darle una nueva dirección a su camino.
1 comentarios:
SIEMPRE HE SABIDO HIJO, QUE TÚ ERES UN VERDADERO HOMBRE!!!TE AMO MAMÁ
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