viernes, 14 de mayo de 2010

Entropía


Hoy traté de todas formas escucharte por un instante al menos. Tal vez por varios segundos, tal vez por unos minutos. Pero sencillamente me fue imposible. No es que no persevere, no es que me haya cansado, sencillamente hay mucha bulla. Veo que mueves los labios pero no escucho ninguna palabra.

Me acuerdo que había mucho viento, y cerré los ojos. Traté de callar todo alrededor y solo escuchar tu voz. Quería entender qué me decías, o sencillamente oir tu melodía. Pero habían voces más altas que me gritaban al oído. Gritos que me aturden la razón; gritos que me lastiman el corazón.

Lo extraño de todo fue cuando abrí los ojos. Fue como cerrarlos. Un fondo negro y lucecitas blancas bailando en el paisaje oscuro. Extraño. Y cuando los cerré te vi, pero te perdiste entre un sendero en el bosque. Era verde, repleto de árboles con musgo, y una que otra flor de color sobresaliente. Fucsia por un lado y rojo por otro.

De nuevo los abrí, y ahí estabas. Frente mío, cn tu mirada fija en mis ojos; pero al parpadear te fuiste. Y traté de buscarte, pero el impulso me lo arrebató una distracción. A lo largo un caballo, y cerca mío un gusano caminando lenta y perezosamente sobre una rama muerta. Su paso, lento pero firme, me inspiraba dormir; cerrar los ojos...¿o abrirlos?

Y fue justo en ese momento que te escuché; aunque tiempo después me di cuenta que no habias sido tu, sino el silencio. ¿Silencio? ¡Claro! El silencio era todo lo que realmente buscaba. Era mi fuente de inspiración. Era el mismo silencio al que le pedí ideas; al que quise escuchar; al que quise encontrar.

Pero ¿y cuando te ví al cerrar los ojos? o ¿los había abierto? En todo caso...¿a quién ví? Porque si creí que te escuchaba, tambien creí que te ví...¿o te vi? En todo caso ví al silencio, y se escapó. por eso en realidad no lo ví. Pero creí verlo. Como muchas cosas que creemos en la vida.

De repente estoy en un lago. Con el silencio. O mejor dicho, con el sonido del agua que rebota con las piedras, y corre como si nunca se acabara. Con el sonido de los pájaros que cantan al viento. Y el viento, por supuesto, que canta con las ramas de los pinos. Y los pinos perfumando de frescura el ambiente de neblina. Neblina espesa y misteriosa que esconde en la distancia un mundo real.

Neblina que juega con mis ojos y me hace ver lo que no está y engaña como en un juego a mi mirada. Pero ese olor es tan de ella, y daría mi vida por toparmela de frente. Pero no. Era silencio. Silencio que no ví; silencio que no escuché. Pero a la vez sí. Y en medio de tanta confusión tengo por certeza que la sentí.

Al final cierro lo ojos...y abiertos en este mundo descanso de tanto ruido, y duermo entre tantas hojas secas. Me arrecuesto en los regazos de la calma que en la intranquilidad del pasado se refleja en desordenes de sentimientos sobrepuestos, o mejor dicho antepuestos a las trampas del camino.

En conclusión. Siento que no se nada envuelto entre tanto ruido que ensordece mis sentidos; pero en medio de esta entropía busco paz que me cobije entre sabanas delicadas que en su suavidad me presten descanso y paz. El sol me calienta en palabras que se escuchan en mi oído; y mueren escritas en un papel, donde librarán la batalla del tiempo por perdurar a pesar de los años.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

lo mas extra;o de todo la escritura esq si le pones atencion tiene sentido! o uno le encuentra su propio sentido! como sea esta increible, me encanta!