Tal vez sencillamente fue suerte o quizás Dios todo lo tenía planeado para que las cosas pasaran de esta forma. No sé si fue la vida o si fue un arrebato del destino que me puso en su vientre, la cuestión que importa es que así fue y que hoy doy gracias infinitas porque las cosas pasaron de esta forma.
No se trata de un amor cualquiera; no se trata de simples caricias o palabras que cambian con el tiempo o que se olvidan entre los minutos de la vida; no se trata sencillamente de una relación de sangre ni de una relación por casualidad; incluso no se trata de un amor real pero que depende de circunstancias ni del tiempo ni de los problemas.
Se trata de la pureza que tiene la delicadeza de una catarata en medio del bosque, es el amor personificado en alguien que sé que va a estar ahí en las buenas y en las malas; se trata de la única persona en este mundo a quién podría confiar mi vida entera, porque ha demostrado con hechos la grandeza de este amor.
Y es que no han importado sus años de lucha sin final, ni sus constantes golpes en la vida; no han sido suficientes años enteros de tristeza y depresión para que ella perdiera su carisma, sus ganas de ayudar, su pasión por hacer el bien, su convicción de ser guiada por Dios, su sabiduría en todo momento, sus consejos siempre acertados, su control sobre las cosas.
Incluso cada grito, cada pelea que parecía eterna, cada llorada...siempre terminó en un beso y un abrazo, en palabras de aliento y de amor. Aún en medio de las peores discusiones se podía respirar preocupación de una madre dedicada a sus hijos; y esa fortaleza que siempre se vió expuesta en su forma de ser se ha convertido poco a poco en una forma de ver la vida.
Ha sido en cada enfermedad, en cada éxito, en cada fracaso, en cada momento de dolor, siempre ha existido un denominador común: ella. Y de no ser por ella y su inmenso amor quizás hoy no sería yo. No sería la persona que soy y de la que siento tanto orgullo de ser. Porque ha sido de ella que he aprendido las cosas más importantes que me definen hoy como ser humano; con sentimientos reales, sinceros y completos.
Por supuesto que han habido errores. De no ser así jamás hubiera crecido tanto. Incluso hoy, luego de tantos años de convivir juntos siento que ella sigue aprendiendo cada día más; sigue siendo fuerte ante la adversidad. Fortaleza que la vida se ha encargado de darle, misma que la sacó hace un par de años de un coma inducido, cuando todos los doctores nos decían que las posibilidades de que ella viviera eran mínimas. Fortaleza que la logró sacar de un hueco gigante de más de 8 años en depresión. Fortaleza que aún siendo abandonada por todos logró mantener su cordura y su ilusión.
Es la esperanza de la victoria del bien. Porque en un mundo donde la injusticia parece reinar se necesitan situaciones, hechos que se encarguen de demostrar lo contrario. Ella poco a poco se ha convertido en esa demostración. Aún hoy cuando las cosas parecen no ir de la mejor forma, y cuando el futuro se oculta entre la máscara de la incertidumbre; aún hoy ella sonríe y me da aliento, aún hoy ella entra cada noche a mi cuarto a decirme buenas noches; aún hoy cada vez que me enfermo ella me cobija y me da un beso de buenas noches; aún hoy ella me da el amor que nadie jamás me va a dar; aún hoy ella es mi principal razón para vivir y salir adelante.
Y aunque la vida sea cruel, y en algún momento la vaya a alejar de mí, puedo sentir la felicidad y la paz de haberla tenido conmigo por tantísimos años, y que a pesar de las doscientas mil peleas que tuvimos y las veinte mil discusiones; a pesar de eso siempre tuvimos el caracter de aceptar nuestros errores, pedir disculpas y darnos un abrazo envuelto en lágrimas que nos hacía cada vez unirnos mucho más.
Muchas gracias por darme la vida y por ayudarme a ser la persona que soy.
No se trata de un amor cualquiera; no se trata de simples caricias o palabras que cambian con el tiempo o que se olvidan entre los minutos de la vida; no se trata sencillamente de una relación de sangre ni de una relación por casualidad; incluso no se trata de un amor real pero que depende de circunstancias ni del tiempo ni de los problemas.
Se trata de la pureza que tiene la delicadeza de una catarata en medio del bosque, es el amor personificado en alguien que sé que va a estar ahí en las buenas y en las malas; se trata de la única persona en este mundo a quién podría confiar mi vida entera, porque ha demostrado con hechos la grandeza de este amor.
Y es que no han importado sus años de lucha sin final, ni sus constantes golpes en la vida; no han sido suficientes años enteros de tristeza y depresión para que ella perdiera su carisma, sus ganas de ayudar, su pasión por hacer el bien, su convicción de ser guiada por Dios, su sabiduría en todo momento, sus consejos siempre acertados, su control sobre las cosas.
Incluso cada grito, cada pelea que parecía eterna, cada llorada...siempre terminó en un beso y un abrazo, en palabras de aliento y de amor. Aún en medio de las peores discusiones se podía respirar preocupación de una madre dedicada a sus hijos; y esa fortaleza que siempre se vió expuesta en su forma de ser se ha convertido poco a poco en una forma de ver la vida.
Ha sido en cada enfermedad, en cada éxito, en cada fracaso, en cada momento de dolor, siempre ha existido un denominador común: ella. Y de no ser por ella y su inmenso amor quizás hoy no sería yo. No sería la persona que soy y de la que siento tanto orgullo de ser. Porque ha sido de ella que he aprendido las cosas más importantes que me definen hoy como ser humano; con sentimientos reales, sinceros y completos.
Por supuesto que han habido errores. De no ser así jamás hubiera crecido tanto. Incluso hoy, luego de tantos años de convivir juntos siento que ella sigue aprendiendo cada día más; sigue siendo fuerte ante la adversidad. Fortaleza que la vida se ha encargado de darle, misma que la sacó hace un par de años de un coma inducido, cuando todos los doctores nos decían que las posibilidades de que ella viviera eran mínimas. Fortaleza que la logró sacar de un hueco gigante de más de 8 años en depresión. Fortaleza que aún siendo abandonada por todos logró mantener su cordura y su ilusión.
Es la esperanza de la victoria del bien. Porque en un mundo donde la injusticia parece reinar se necesitan situaciones, hechos que se encarguen de demostrar lo contrario. Ella poco a poco se ha convertido en esa demostración. Aún hoy cuando las cosas parecen no ir de la mejor forma, y cuando el futuro se oculta entre la máscara de la incertidumbre; aún hoy ella sonríe y me da aliento, aún hoy ella entra cada noche a mi cuarto a decirme buenas noches; aún hoy cada vez que me enfermo ella me cobija y me da un beso de buenas noches; aún hoy ella me da el amor que nadie jamás me va a dar; aún hoy ella es mi principal razón para vivir y salir adelante.
Y aunque la vida sea cruel, y en algún momento la vaya a alejar de mí, puedo sentir la felicidad y la paz de haberla tenido conmigo por tantísimos años, y que a pesar de las doscientas mil peleas que tuvimos y las veinte mil discusiones; a pesar de eso siempre tuvimos el caracter de aceptar nuestros errores, pedir disculpas y darnos un abrazo envuelto en lágrimas que nos hacía cada vez unirnos mucho más.
Muchas gracias por darme la vida y por ayudarme a ser la persona que soy.
Para mi mamá Lucy Sotela Sanabria,
con todo el amor del mundo.
con todo el amor del mundo.
1 comentarios:
HIJO SOLO LE DOY GRACIAS A DIOS Y A LA VIDA POR SER TÚ MADRE, Y POR EL CONTRARIO GRACIAS A TÍ QUE ERES MI AMIGO INCONDICIONAL, MI COMPAÑERO DE LLANTO, MI PSICÓLOGO DE CABECERA, QUE CON TÚ SABIDURIA ME HAS IDO ENSEÑANDO QUE HAY QUE VER LA VIDA DE MUCHOS ANGULOS Y QUE SI ESTAMOS JUNTOS EN LA ADVERSIDAD, SIEMPRE HAY UNA LUZ AL FINAL DEL PASILLO, Y LA FUERZA QUE HE ADQUIRIDO ES MI AMOR TAN INMENSO COMO UN INFINITO QUE TENGO POR TÍ, Y EL INSTINTO QUE DEBO PROTEGER Y GUERREAR ANTES DE CAER, NUNCA DESFALLECER, PORQUE EXISTE UNA PERSONA POR LA CUAL LUCHAR, TÚ HIJO DE MI VIDA, TE AMO Y SIEMPRE SERÉ TÚ "MIMA" Y TÚ AMIGA Y RECUERDA ME VERAS MORIR LUCHANDO, MAS NUNCA VENCIDA, TE AMO HIJO Y TE BENDIGO, GRACIAS TÚ MAMÁ.
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