I
Tantas veces he deseado ser un verdadero arquitecto de sueños y diseñar ilusiones con fachadas en rimas, desdibujando cualquier idea vencida.
Por durante tantos días he jugado a ser un cirujano de versos, y corregir en cada párrafo las malformaciones que trae el dolor y la tristeza en las personas.
He coqueteado tantas tardes con estrofas, intentando enamorar tu sonrisa con mis palabras; darle sentido a las letras que morirían en mi mente.
Ha sido tal vez la más intensa labor, la de colorear con poesías tu corazón, sencillamente regalarte aquellos atardeceres que en sílabas dibujé.
Me he permitido drenar de pensamientos mi mente, para así evitar que se ahoguen en mí tantas caricias que te dediqué sobre un papel.
Por eso hoy solo trato de hacerle cosquillas a una sonrisa; llenar tus ojos con mis locuras, invadir con mis verbos tu mirada hasta que entiendas la perfección de una metáfora.
II
Cuando damos un primer paso, nunca sabemos cuál va a ser el último. Por un lado no podemos vivir pensando en eso, pues nos volveríamos locos y no lograríamos vivir en paz; y por otro lado no podemos ser tan ingenuos de pensar que los pasos nunca llegarán a acabarse. Creo que he sido bastante explícito en todo momento cuando me he referido a situaciones en caminos; pasos que dejan huellas en cada sendero de la vida.
Pues todo en este mundo es un camino. Y como tal se presenta de múltiples formas a todos nosotros. Unos escogen los que son de piedra, algunos otros escogen los que parecen más llanos. Al final, lo importante es tener un argumento lo suficientemente fuerte como para justificar toda consecuencia que nos traiga escoger el uno o el otro camino, y aunque parezca una decisión promovida por la inercia, está realmente lejos de serlo.
Es importante tener presente que no podemos escoger un rumbo sin antes saber el destino. Existen muchas personas que erróneamente empiezan a caminar, y en el proceso van imaginando hacia dónde quieren ir. Todo aventurero tiene que definir un destino, para de esa forma trazar la ruta que haga más eficiente el recorrido. No es ni más ni menos que la vida dándonos un pincel que nos permite trazar el camino hacia las estrellas; como jugar a unir puntos en el cielo y de esta forma poder volar hasta alcanzar tantas metas.
Escribir es una forma de tatuar sentimientos en un papel. Dibujar las líneas que unen emociones y que se convierten poco a poco en las repercusiones de un pensamiento. Escribir es una forma de dibujar un cuadro del tiempo, un lugar enmarcado por la honestidad donde se puede colorear con pinceles de felicidad. Este cuadro, esta pintura dibuja caminos; caminos que muchas veces he querido expresar. Por eso un cuadro, un camino y colorear han sido algunos pilares de esta aventura.
Sin importar muchas veces el sentido de la razón, hay momentos donde es mejor hacer silencio y escuchar a nuestros pensamientos hablar por sí solos. Es en esas supuestas incoherencias donde encontramos escondidos los sentimientos reales de los momentos que vamos viviendo. Escribir sin pensar es una forma de desinhibir pensamientos; una manera sencilla de desnudar todo aquello que se esconde entre las manchas de ciertas reglas de lo que debe de ser.
Ha sido siempre el intento de mantener despierto el niño que juega a las escondidas con mis recuerdos. Esa fortaleza y proactividad la que ha mantenido despiertos he hiperactivos mis sentimientos. Escribir ha sido un puente que me comunica con ese muchachito que corre de un lado el otro y que juega como si el mundo se acabara mañana; sentarme a jugar con símiles y metáforas me ha permitido sentir la frescura que recorre mis dedos al redactar.
III
No sé cuanto queda por delante. Mientras tanto me dedico a ubicar en mi mente todas aquellas palabras que puedan sonar como un eco en las personas. Sentir en un relato el calor de un momento de amor y la frialdad de la tristeza; compartir este pañuelo de lágrimas que hemos usado más de una vez en tantos días de caminar juntos. Porque al final, cada palabra no tiene sentido si no tiene un corazón que tocar.
Por eso le doy motivos sinceros a mis manos, para que se mantengan firmes, escribiendo. Le suelto una a una las amarras que atan con nudos mis ideas. Intento, al menos, bañar con la frescura de la novedad cada historia; o al menos que en cada una exista un sentido común, que sirva para compartir tantas emociones que vamos sintiendo.
Decir gracias no sirve para darle vida al sentimiento que tengo. No hay maquillaje ni adorno completo que sirva para expresar en unas cuantas sílabas todo lo he llegado a sentir. Una vez más lo digo: si logro poner a pensar a una sola persona con algún párrafo que salga de mi, con eso se ha cumplido toda la misión que me ha mantenido constante en este proyecto.
Por eso siento que es un buen momento, para rejuvenecer sentimientos. Sacarle el brillo a la imaginación y cultivar semillas de pensamientos. Solo espero que el sol no deje de calentar mis ideas, y que la lluvia no lave mis emociones. Mientras exista una razón para escribir, escribiré.
IV
Por eso, cada palabra que he escrito se convierte poco a poco en un inmenso cuadro, lo pinto con algunas rimas y lo perfeccionan mis sueños.
Cada línea mal trazada es un mal paso en mi vida; cada lágrima es un manchón de tinta. Cada sueño olvidado es un verso sin rima.
Por cada sonrisa nació una metáfora; cada alegría se convierte en un poema.
V
Quisiera ponerle un candado a este instante. Poder en unos años leer y recordar lo que sentía. No olvidar cada momento díficil que me ha ido haciendo una mejor persona; y tener la satisfacción de poder compartir ideas y enseñanzas. Le cierro los ojos al olvido, para no permitirle caminar dentro de mí.
Acurrucar en mis regazos los recuerdos de mi vida; ver un amanecer al lado de mi memoria; sentir que de una u otra forma he construido un lugar magico, en donde proteger los recuerdos que más quiero. Disfrutar en cada lectura del calor que me permite vivir, el verdadero, el que me permite seguir. Y ante todo, tener aquél rincón especial en donde pueda guardar para siempre todo lo que me hiciste sentir.
Tantas veces he deseado ser un verdadero arquitecto de sueños y diseñar ilusiones con fachadas en rimas, desdibujando cualquier idea vencida.
Por durante tantos días he jugado a ser un cirujano de versos, y corregir en cada párrafo las malformaciones que trae el dolor y la tristeza en las personas.
He coqueteado tantas tardes con estrofas, intentando enamorar tu sonrisa con mis palabras; darle sentido a las letras que morirían en mi mente.
Ha sido tal vez la más intensa labor, la de colorear con poesías tu corazón, sencillamente regalarte aquellos atardeceres que en sílabas dibujé.
Me he permitido drenar de pensamientos mi mente, para así evitar que se ahoguen en mí tantas caricias que te dediqué sobre un papel.
Por eso hoy solo trato de hacerle cosquillas a una sonrisa; llenar tus ojos con mis locuras, invadir con mis verbos tu mirada hasta que entiendas la perfección de una metáfora.
II
Cuando damos un primer paso, nunca sabemos cuál va a ser el último. Por un lado no podemos vivir pensando en eso, pues nos volveríamos locos y no lograríamos vivir en paz; y por otro lado no podemos ser tan ingenuos de pensar que los pasos nunca llegarán a acabarse. Creo que he sido bastante explícito en todo momento cuando me he referido a situaciones en caminos; pasos que dejan huellas en cada sendero de la vida.
Pues todo en este mundo es un camino. Y como tal se presenta de múltiples formas a todos nosotros. Unos escogen los que son de piedra, algunos otros escogen los que parecen más llanos. Al final, lo importante es tener un argumento lo suficientemente fuerte como para justificar toda consecuencia que nos traiga escoger el uno o el otro camino, y aunque parezca una decisión promovida por la inercia, está realmente lejos de serlo.
Es importante tener presente que no podemos escoger un rumbo sin antes saber el destino. Existen muchas personas que erróneamente empiezan a caminar, y en el proceso van imaginando hacia dónde quieren ir. Todo aventurero tiene que definir un destino, para de esa forma trazar la ruta que haga más eficiente el recorrido. No es ni más ni menos que la vida dándonos un pincel que nos permite trazar el camino hacia las estrellas; como jugar a unir puntos en el cielo y de esta forma poder volar hasta alcanzar tantas metas.
Escribir es una forma de tatuar sentimientos en un papel. Dibujar las líneas que unen emociones y que se convierten poco a poco en las repercusiones de un pensamiento. Escribir es una forma de dibujar un cuadro del tiempo, un lugar enmarcado por la honestidad donde se puede colorear con pinceles de felicidad. Este cuadro, esta pintura dibuja caminos; caminos que muchas veces he querido expresar. Por eso un cuadro, un camino y colorear han sido algunos pilares de esta aventura.
Sin importar muchas veces el sentido de la razón, hay momentos donde es mejor hacer silencio y escuchar a nuestros pensamientos hablar por sí solos. Es en esas supuestas incoherencias donde encontramos escondidos los sentimientos reales de los momentos que vamos viviendo. Escribir sin pensar es una forma de desinhibir pensamientos; una manera sencilla de desnudar todo aquello que se esconde entre las manchas de ciertas reglas de lo que debe de ser.
Ha sido siempre el intento de mantener despierto el niño que juega a las escondidas con mis recuerdos. Esa fortaleza y proactividad la que ha mantenido despiertos he hiperactivos mis sentimientos. Escribir ha sido un puente que me comunica con ese muchachito que corre de un lado el otro y que juega como si el mundo se acabara mañana; sentarme a jugar con símiles y metáforas me ha permitido sentir la frescura que recorre mis dedos al redactar.
III
No sé cuanto queda por delante. Mientras tanto me dedico a ubicar en mi mente todas aquellas palabras que puedan sonar como un eco en las personas. Sentir en un relato el calor de un momento de amor y la frialdad de la tristeza; compartir este pañuelo de lágrimas que hemos usado más de una vez en tantos días de caminar juntos. Porque al final, cada palabra no tiene sentido si no tiene un corazón que tocar.
Por eso le doy motivos sinceros a mis manos, para que se mantengan firmes, escribiendo. Le suelto una a una las amarras que atan con nudos mis ideas. Intento, al menos, bañar con la frescura de la novedad cada historia; o al menos que en cada una exista un sentido común, que sirva para compartir tantas emociones que vamos sintiendo.
Decir gracias no sirve para darle vida al sentimiento que tengo. No hay maquillaje ni adorno completo que sirva para expresar en unas cuantas sílabas todo lo he llegado a sentir. Una vez más lo digo: si logro poner a pensar a una sola persona con algún párrafo que salga de mi, con eso se ha cumplido toda la misión que me ha mantenido constante en este proyecto.
Por eso siento que es un buen momento, para rejuvenecer sentimientos. Sacarle el brillo a la imaginación y cultivar semillas de pensamientos. Solo espero que el sol no deje de calentar mis ideas, y que la lluvia no lave mis emociones. Mientras exista una razón para escribir, escribiré.
IV
Por eso, cada palabra que he escrito se convierte poco a poco en un inmenso cuadro, lo pinto con algunas rimas y lo perfeccionan mis sueños.
Cada línea mal trazada es un mal paso en mi vida; cada lágrima es un manchón de tinta. Cada sueño olvidado es un verso sin rima.
Por cada sonrisa nació una metáfora; cada alegría se convierte en un poema.
V
Quisiera ponerle un candado a este instante. Poder en unos años leer y recordar lo que sentía. No olvidar cada momento díficil que me ha ido haciendo una mejor persona; y tener la satisfacción de poder compartir ideas y enseñanzas. Le cierro los ojos al olvido, para no permitirle caminar dentro de mí.
Acurrucar en mis regazos los recuerdos de mi vida; ver un amanecer al lado de mi memoria; sentir que de una u otra forma he construido un lugar magico, en donde proteger los recuerdos que más quiero. Disfrutar en cada lectura del calor que me permite vivir, el verdadero, el que me permite seguir. Y ante todo, tener aquél rincón especial en donde pueda guardar para siempre todo lo que me hiciste sentir.
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