miércoles, 6 de octubre de 2010

Nunca entendí las instrucciones del juego.


Solo algunos caminan bajo la intensidad.
Que se percibe en alguna tardes de la eternidad.

Cultivar memorias que algún día necesitaré.
Para manejar mis tiempos y mis angustias.

Sentir la caricia de una sonrisa en mi cara.
Y las palabras desnudas de un corazón consciente.

Que susurra a gritos de desesperación.
Todo lo que encierras en mi corazón.

Pretendo acorralar para siempre tus fuerzas.
Y que de mí no te puedas alejar.

Saber que existe en esta mundo.
Una simple razón para vivir.

Pues cuando la amargura me atrapa.
Son tus palabras la llave que abre este candado.

Cuando la locura se arrecuesta en mi hombro.
Siembro cordura sobre el cemento.

Maniatado por mis cinco sentidos.
Suplicando y esperando.

Que se resuelva por siempre.
La angustia que me roba los minutos.

En medio de tan inmensa suerte.
Rompo las hileras que me marcan.

Que guían mi sendero con mi suerte.
Y sobreponen sonidos a mi muerte.

Siempre supe que era cuestión de valentía.
Creer que te tendría toda la vida.

Quise jugar contigo a que nos amáramos.
Pero nunca entendí las instrucciones del juego.

No sé ya si aceptar la derrota.
O convertir todo esto en una extraña victoria.

0 comentarios: