viernes, 8 de octubre de 2010

Poco a poco aprender a volar.


Desearía tanto poder caminar sobre el mar.
Mojar mis pies para refrescar mis pasos.

Sentir que en cada gota de agua existe un poco de Dios.
Que hidrate mi alma de fuerza y amor.

He soñado tantas veces con dejar de sufrir.
Por razones sin sentido y peleas sin final.

Por eso amaría poder descubrir.
Todo aquello que me permite seguir.

Los secretos que se esconden muy dentro de mí.
Y sentarme a conversar conmigo mismo.

Darme el apoyo que tanto necesito.
Contemplar la belleza y la honestidad.

Que trae consigo la pureza y la humildad.
De no fallarnos a nosotros mismos.

A veces pienso en mi terquedad.
En la necesidad que tengo de triunfar.

Tener la entereza para afrontar mis más grandes miedos.
Superar los límites que ni existen.

Valorar siempre a los que me quieren.
Los que me cuidan y no me hieren.

Por eso he sentido esa necesidad.
De poco a poco aprender a volar.

Y recorrer kilómetros enteros en segundos.
Conocer rincones que se esconden en cada canción.

Enamorar con mis palabras a un justo corazón.
Intercambiar sonrisas por sonrisas.

Eliminar las lágrimas y las heridas.
Cambiarlas por besos y caricias.

Tatuarle una sonrisa al Sol.
Y escribir un cuento que se refleje en el océano.

Que cada ola sea una carcajada del mar.
Cada suspiro de un bosque escuchado por un río.

Se convierta en el más lindo camino.
Para encontrar por siempre el equlibrio.

Ante todo poder silenciar.
Todo aquello que te pueda maltratar.

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