Aunque sea dura la mañana.
Cansada la subida.
Recuerda la fuerza del viento.
Que viaja sin detenerse.
Jugando a la rayuela el futuro.
Vacila por instantes el destino.
Me he preguntado tantas veces.
¿Cuándo me tocará mi turno?
De crear mis propios pasos.
Formar mi propio camino.
Dejar atrás tantos ratos amargos.
Y sustituir lágrimas por carcajadas.
Ver crecer a mis hijos.
Entre el más sano ambiente.
Ver llorar a mi esposa.
Por la belleza de una vida perfecta.
Escribir un cuento por cada alegría.
Relatar una leyenda por cada rosa dedicada.
Dedicar poemas a cada sonrisa de mis hijos.
Recitar historias de épocas antiguas.
Cuando el mundo se mostraba impaciente.
Y la lucha resultaba incoherente.
Donde alcanzar lo más alto no era levantarse.
Sino saber arrodillarse ante lo grandeza de Dios.
Pero ese hoy algún día llegará.
Apunto a mi paciencia para saber esperar.
Pero desde ya saboreo la felicidad.
Pidiendo a Dios fortaleza y humildad.
Cansada la subida.
Recuerda la fuerza del viento.
Que viaja sin detenerse.
Jugando a la rayuela el futuro.
Vacila por instantes el destino.
Me he preguntado tantas veces.
¿Cuándo me tocará mi turno?
De crear mis propios pasos.
Formar mi propio camino.
Dejar atrás tantos ratos amargos.
Y sustituir lágrimas por carcajadas.
Ver crecer a mis hijos.
Entre el más sano ambiente.
Ver llorar a mi esposa.
Por la belleza de una vida perfecta.
Escribir un cuento por cada alegría.
Relatar una leyenda por cada rosa dedicada.
Dedicar poemas a cada sonrisa de mis hijos.
Recitar historias de épocas antiguas.
Cuando el mundo se mostraba impaciente.
Y la lucha resultaba incoherente.
Donde alcanzar lo más alto no era levantarse.
Sino saber arrodillarse ante lo grandeza de Dios.
Pero ese hoy algún día llegará.
Apunto a mi paciencia para saber esperar.
Pero desde ya saboreo la felicidad.
Pidiendo a Dios fortaleza y humildad.
0 comentarios:
Publicar un comentario