martes, 14 de diciembre de 2010

Así, tan tranquila en apariencia.


Solo unas cuantas veces en la vida.
He percibido mayor silencio entre sonidos.

Cuando descansa el sentido de la razón.
Se despierta el odio y la ambición.

Épocas de vivir y luchar.
Momentos de aprender a cambiar.

Es hora de dejar atrás tanta mediocridad.
Que encierra entre sus paneles el sinsabor.

Una victoria malgastada entre tus logros.
Es la única forma de encontrarte entre mis días.

Así, tan tranquila en apariencia.
Tan cansada que te desesperas.

Y sonreír se ha vuelto más difícil.
Que encontrar entre las letras dos palabras.

Las que hace un tiempo atrás me hicieron soñar.
Me permitieron volverme a levantar.

Y miro en tu retina las lágrimas que nacen.
Y acurruco en tus regazos todos mis temores.

Pongo a secar contra el viento los llantos de mi cuerpo.
Que ocultas con el descaro que tiene la malicia.

Pero entre tanto polvo que se levanta del suelo.
Escondo en el escombro a mi verdadero dolor.

La única razón que me desplaza en la vida.
La única verdad que aplasta una caricia.

Y para siempre, oculto en mí.
El secreto que me lleva hacia mi único fin.

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