sábado, 4 de diciembre de 2010

No hay secreto que te invite a crecer.


Quisiera poder arrancarle el brillo a la Luna.
Para darle luz a tus noches oscuras.

No sé bien si soy melancolía o nostalgia.
No distingo entre una y la otra.

Solo sé que el pasado es una piedra.
Que se tira constantemente en el presente.

Para lastimar las heridas que no sanan.
La tristeza que nunca se apaga.

Aparece entre la multitud.
Un vicio alegre pero insensible.

Una rutina sin programación.
Un encierro del corazón.

Caemos en repeticiones cotidianas.
Momento de duelo entre emociones y esperanzas.

Sueños que quedaron sin cumplir.
Un futuro que se acuesta a dormir.

No es tan fácil, caminar sin saber.
Sin conocer ni distinguir.

Sin identificar ni entender.
El riesgo de perder.

Porque en la vida todo viene.
Y algunas veces se va.

Pero entre silencios escuchas tus motivos.
Las razones que te mantienen vivo.

No es cuestión de aprender a sufrir.
No hay que amarrar la amargura con cadenas.

Creo que pretender salir ileso.
De un juego que no tiene reverso.

Sin instrucciones ni explicaciones.
Sólo una intensa sensación.

De que cada día es una linda canción.
Donde escapas de tanta convulsión.

Y la tensión hace juego con la incertidumbre.
Para convencerte de aceptar la costumbre.

Pero en esta vida hay que saber.
No hay secreto que te invite a crecer.

Sólo una clara intención.
De poner en cada lucha, entero corazón

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