viernes, 24 de diciembre de 2010

Momentos.


Hay momentos donde el pensamiento se libera, y puedes sencillamente llegar a esa parte escondida dentro de ti mismo. Esos secretos debajo de nuestra consciencia que muchas veces se opacan por tantos momentos de tristeza y dolor.

Sin embargo, existen instantes de alegría; son segundos de una inexplicable sensación de felicidad que nos roban las lágrimas, la emoción amortigua todo el dolor que podamos estar sintiendo. Y vivir vale la pena por exactamente esos momentos. Momentos cálidos y valiosos.

A veces tropezamos con la mala suerte, y la sentimos como una constante en nuestra vida. Arrebata intenciones e impulsos; limita cualquier intento de exprimir sonrisas. Y como es muy sabido, se conjugan los problemas y vienen en conjunto; cada momento desagradable parece valer por cuatro.

Y uno muchas veces piensa en cómo salir del hueco. Analizamos distintas formas de identificar soluciones a toda la apatía y el malestar. Unos escuchamos música para escurrir nostalgia; otros escriben para desahogar sentimientos; algunos lloran para deshidratar a la tristeza.

No importa la manera que sea, es importante tener presente que todo son momentos; y los momentos vienen y van; los momentos pasan. Tanto buenos como malos, son sencillos regalos de la vida, con sorpresas para aquellos que son sabios y logran aprovechar cada situación de la vida como una nueva oportunidad para crecer en espíritu.

No hay que pensar que hay más malo que bueno (por más de que parezca de esa forma). Simplemente hay momentos. Vivirlos define nuestra forma de actuar; la actitud, a final de cuentas, se convierte en la mejor manera de darle respiración de boca a boca a nuestras ganas de vivir.

No permitas que una noche como esta te succione los sueños y los pierda en su oscuridad; agarra luz de la Luna y las estrellas; toma fuerzas del sol; respira el fresco aire de las mañanas; cobíjate con el sonido de los árboles; nunca, por más de que te lleves golpes, apagues la luz que te mantiene fuerte, constante.

Llena de energía tus sueños, para que alcanzarlos sea divertido; no te distraigas en el camino, porque la vida solo tiene una dirección: y esa es la que decidas darle.

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