Éstas tardes cálidas, verdes pastos.
Cielo azul y un poco de nostalgia.
Se van venciendo dolores; temores.
Sentimientos añejos para esta época.
Aquellas tristezas que te hacían llorar.
Hoy todo eso queda atrás.
Las notas de una canción, al final.
Se escurren preocupaciones.
Malestares que no debieron ser.
Pero fueron.
Y no queda más que avanzar, da un paso más.
Confiar en que la desconfianza se irá.
Tal vez un día, solo tal vez.
Las cosas lleguen a ser como ayer.
Donde no vea en tus ojos el reflejo de mi dolor.
Ni el llanto silencioso que acallaste en mi.
Podría decirte tantas cosas.
Podría escribirte otras tantas.
Pero no bastaría nunca para que entendieras.
El inmenso dolor que llevo en mi interior.
La decepción de un pasado impensado.
La risueña ironía que me harta.
No pretendo convertirme en ancla.
Ni atar tu memoria a aquél momento.
Sencillamente no puedo olvidar.
Me prohibo dejar de pensar.
A pesar de ser sal en la herida.
Y que arruine mi intención.
Pero aglo tendrá que cambiar.
O algún día te llegaré a perder.
Esta vez de una forma definitiva.
Por la absurda terquedad de no creer en la vida.
Por eso, hoy te dedico una sonrisa.
Una palabra que te regale una caricia.
Para que entiendas que eres todo en mi vida.
Y que por ti, todo lo dejaría.
Cielo azul y un poco de nostalgia.
Se van venciendo dolores; temores.
Sentimientos añejos para esta época.
Aquellas tristezas que te hacían llorar.
Hoy todo eso queda atrás.
Las notas de una canción, al final.
Se escurren preocupaciones.
Malestares que no debieron ser.
Pero fueron.
Y no queda más que avanzar, da un paso más.
Confiar en que la desconfianza se irá.
Tal vez un día, solo tal vez.
Las cosas lleguen a ser como ayer.
Donde no vea en tus ojos el reflejo de mi dolor.
Ni el llanto silencioso que acallaste en mi.
Podría decirte tantas cosas.
Podría escribirte otras tantas.
Pero no bastaría nunca para que entendieras.
El inmenso dolor que llevo en mi interior.
La decepción de un pasado impensado.
La risueña ironía que me harta.
No pretendo convertirme en ancla.
Ni atar tu memoria a aquél momento.
Sencillamente no puedo olvidar.
Me prohibo dejar de pensar.
A pesar de ser sal en la herida.
Y que arruine mi intención.
Pero aglo tendrá que cambiar.
O algún día te llegaré a perder.
Esta vez de una forma definitiva.
Por la absurda terquedad de no creer en la vida.
Por eso, hoy te dedico una sonrisa.
Una palabra que te regale una caricia.
Para que entiendas que eres todo en mi vida.
Y que por ti, todo lo dejaría.
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