viernes, 10 de diciembre de 2010

Recuerdo.


Quiero que me acompañes a este lugar donde reposan mis sentimientos. Los mismo que hace un tiempo rompían el viento con los golpes y la fuerza de una ilusión inmensa. Pero el camino se ha vuelto más denso y las prioridades se pierden entre colores inciertos. Distinguir es casi tan difícil como pedirle a la lluvia subir.

Quisiera poder decir que estuve junto a ti por todos estos años; que compartí sueños con los ideales de un amor imposible. Pero no basta con simplemente describir lo que hace un tiempo sentí. Si tan solo sintieras como yo lo viví, te darías cuenta todo lo que por ti dejé. Pero de nada vale ahora traer al presente, aquellos momentos de intenso dolor, cuando la decpeción tocó a mi puerta una noche de Diciembre.

A veces pienso que sería mejor guardar mi corazón en una caja de cristal y protegerlo de cualquier intento de traición. Pintar a blanco y negro cada pensamiento abstracto para confundir las razones que motivan mis acciones; ser tan testarudo de no escuchar la voz que grita es lo que nos lleva a destinos sin sabor.

Si todo fuera tan simple como prestarle ojos al alma, y poder cerrar la mente un instante y dejar hablar al corazón; podríamos conversar por horas, criticar cada idea vencida, cada pensamiento que se ahoga en los ideales de un típico soñador. Acompañame a sentarme en la mesa de mi realidad, y ayúdame a aceptar la derrota convertida en victoria; pues ganar en la vida no es vencer sino sacar las cosas buenas de cada batalla.

Hoy me desperté con una extraña idea en mi cabeza. Sentir que resurgían en mi memoria aquellos detalles de mi vida que pensé habían quedado ocultos bajo el brazo del pasado; esa memoria selectiva que nos amortigua perder el sentido de la razón. Cuesta más recuperar la confianza que pedirle a la Luna calor por las noches.

Nunca deja de brillar aquella estrella que parece sin final. Recuerdo aquella madrugada cuando le robé al cielo un cometa, para coser tus sueños y tus metas; arrancarle a una ola su fortaleza para que te acompañe en el camino de tu vida; tantas tardes quise robarle la pintura al atardecer para colorear tus miedos y preocupaciones; no me bastó con simplemente dedicarte la vida entera, pero hoy el destino acaricia mis penas; y sentado viendo la película de mi pasado, recuerdo aquellos días cuando te tenía a mi lado.

Visto mis miedos y tristezas, con abrigos que calienten mis sentidos. Compartir todas estas emociones con un simple pedazo de papel se ha convertido en el catalizador de mis emociones. No sé bien si logro plasmar en palabras los sentimientos que se sientan en cada rincón de mi mente; pienso que al menos decirle estas palabras al viento, me libera aunque sea por un tiempo, de todo el dolor que llevo por dentro.

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