lunes, 13 de diciembre de 2010

Tus llantos en sonrisas.


Qué tal caminar sin poder ver; sin distinguir tan siquiera el más mínimo de los detalles; sin percibir las sombras que le dan forma a cada uno de tus miedos.

No te parece que podrías arriesgar un poco más; una simple y vacía idea de refrescar un pensamiento en el agua del río.

Quisiera poder caminar sin sentir el dolor de las heridas sin tapar. Corregir los errores del pasado es casi tan imprescindible como darle luz a la Luna por las noches.

Soy yo, quien cargo en mis hombros el silencio de un instante sombrío, tenebroso. Culpa de una lucha sin final; un misterio macabro que se oculta en el descaro de una mente perturbada.

Caminando los senderos de aquél cafetal, encontré ciertos recuerdos que encarcelaban un pasado abstracto; atado a la malicia de una lección aprendida.

Oigo que caminas hacia mi, como quien busca encontrar lo que quiere; en lugar de querer encontrarse a sí mismo entre papeles.

Estas líneas no se convertirán jamás en un verbo suscitado; esta memoria nunca más será tan cierta como la mirada de tus ojos, mentirosos.

Las rimas y las estrofas; poemas, cuentos, melancolía en versos. Lágrimas que se derraman en la tinta de un lápiz gastado. Suerte, maldita suerte que me tiene ocupado.

Un giro imprevisto se muestra en frente de tus ojos cansados; abres con tu mirada el camino que te alcanza. Quiero que sepas que sin ti mi vida no es nada.

Sin embargo. Y siempre le tuve miedo a los "peros". Pensar en un cambio siempre es bueno; cuando lo que viene es mucho mejor.

Por eso, a pesar de acallar los gritos de mi dolor; el que siento por perder de este amor, su color. Siento que es necesario sellar esta etapa con un candado de emociones.

Guardo y escondo la llave entre letras que le dan forma a tu nombre; para que solo tú seas capaz de abrir algún día éste cofre.

Convierto con la magia de las caricias, tus llantos en sonrisas.

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