jueves, 17 de febrero de 2011

No te has ido.


Aún no te has ido; mientras tanto espero en un rincón de mi vida para decirte adiós. Despedirme para siempre de tu recuerdo, la tristeza viene con el viento; simplemente no hay más por dónde seguir, ni camino por el cual avanzar. Compartir estos instantes con la melancolía de un arrebato de amor, con ese sentimiento ahogante de saber que ya no somos los dos.

Pero al perecer es el mejor camino, la mejor decisión; pues el paso del tiempo me ha alejado de tu destino. En cambio, hoy arrebato papeles al cielo, donde tenía escritos en mi corazón todos los sentimientos que se han ido perdiendo; aquél detalle que se me cayó en el bosque es la respuesta a cada pregunta que tengo.

Duele, ver hacia atrás sin tener las ganas increíbles de llorar, de sufrir, de lamentar y tal vez de arrepentirme. Quizás sencillamente no es un juego de tiempo, sino de intentos; luchas y luchas que no fueron perdidas, pero que hoy quedan al otro lado del muro, detrás de tu vida y lejos de la mía. Al menos espero que recuerdes cada instante que vivimos juntos con sonrisas y caricias, al menos espero que recuerdes aquellos días.

Escribo estas palabras con un nudo en mi garganta, y en cada párrafo dejo caer una lágrima que me destroza. Duele decir adiós, duele dejarte ir; pero tiene sentido si es lo mejor para los dos. Siento cómo se quema mi pecho, cómo el silencio de tu voz me lastima los oídos; pero ante todo, sé que es lo mejor.

Ahora, me toca aprender a vivir; dedicarle sonrisas a los amaneceres y sentirme ogulloso al cerrar los ojos para dormir. Me toca descansar un sentimiento, dejarlo morir; poco a poco la dulzura de esta vida me hará volver a creer. Y ante todo, sé que lo mejor viene para los dos; bendiciones que vienen con la brisa del atardecer; miro frente al lago cómo se aleja de mí, una hoja flotando; lleva tu recuerdo, se lo lleva muy lejos.

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