sábado, 26 de febrero de 2011

A veces para ver, tenemos que cerrar los ojos.


Justo luego de terminar la conversación fui entendiendo mil cosas diferentes que nunca antes había sido capaz de entender; a veces es necesario cortar por lo sano una parte herida de una planta, y luego vuelve a nacer, nueva y rejuvenecida, sin las heridas que la manchen ni etiqueten su pasado. A veces para ver, tenemos que cerrar los ojos.

Sus palabras quedan guardadas en un casillero de mi mente, donde pretendo mantener bajo candado los recuerdos que fuimos construyendo, pues luchar contra el presente es una batalla que normalmente se pierde, por eso creo que apartar del camino las cosas que me pierden es una buena estrategia para comenzar a vivir. Es un momento de analizar, es mi momento de interiorizar, de aprender a valorar y a corregir los errores de ayer.

No se vale pensar que lo que fue, será; no es justo desmeritar cada paso que has dado, pues cuando menos lo piensas más lo entiendes, cuando más lo sientes más aprendes. Porque el sueño que tienes cada noche, de ver un futuro donde lees su nombre, es más que una opción perdida, es la puerta que se abre para escoger sobre tu vida.

Recuerdo el frío que hacía, y el viento golpeando mi cara; hoy, cada cicatriz en mi corazón que lleva su nombre me motiva a seguir, a sentir el orgullo de luchar y saber que puedo dormir con una consciencia limpia, y eso, eso no tiene comparación con nada. Porque a través de los años me he ido conviertiendo poco a poco en quien soy ahora, porque a través de estos años he ido madurando con mi memoria.

No es fácil, sentarse al lado del silencio y pretender escuchar lo que quieres oír; no es fácil dejar el tiempo pasar, sabiendo que con cada día más lejos están; es difícil saber que el mejor camino es el que más te lastima; es difícil aceptar que la vida tiene su propia forma de andar.

Por eso resulta importante tener presente los sueños que te llenan los pulmones cada día; tomar de la mano al destino y vendarnos los ojos y la boca; aceptar que en este mundo hay un plan superior dispuesto a regalarnos sorpresas; disfrutar por las noches de la oscuridad y bendecir cada una de las estrellas. A partir de hoy tienes que entender, que la persona más importante del mundo eres tú, y si aprendes a valorarte, tal vez el peso sea menor.

0 comentarios: