Guardo un secreto en mi bolsillo, donde escondo ciertos detalles de mi vida. He sentido en muchos momentos el deseo inegable de hablar, de reír y recordar; pero no es tan fácil cuidar mientras duermes, no es tan sencillo encontrar cuando te pierdes. Veo la luna por las noches, sintiendo el frío del viento, el que me despierta de un sueño sin final; una forma oblicua de analizarme.
Son muchas cosas que no digo, muchas ideas y anagramas que dibujo en las cortinas; y veo la sombra de quien fui, la veo marchitándose en el pasillo, caminando mientras se aleja de todo recuerdo, de todo querer; o del simple hecho de vivir. En la memoria que vuela con una estrella fugaz, es donde siempre busco estar, y encontrarme tan perdido, tan alegre, como el que sabe que nada tiene y aún se divierte.
Tengo sueño, pero descansar mis ojos es un desperdicio del tiempo. Nada alcanza, y entre mis cobijas tirita mi mirada en la oscuridad; veo, lejos de mi habitación, un futuro que guarda un regalo mayor, tal vez, aunque solo tal vez, una vida sin dolor. Puedo abrazar mi almohada en este instante y suplicarle a mi mente sentir el calor de cuando te tengo presente, porque no hay nada ni nadie sobre este mundo que me haga respirar tan profundo como cuando te siento cerca.
Silencio, me ensordece el sentimiento de querer escuchar tu voz, recordándome que entre esta tormenta hay una salida; tu voz susurrando hermosas palabras de amor. A pesar de un recuerdo de dolor, de gritos y traición, entiendo que hay mucho más allá afuera, puede que sea un mundo difícil, pero sé que si te tengo a mi lado no habrá desconsuelo que me sacuda, no habrá nada que me provoque duda.
Y entonces pienso, e imagino no tenerte. Es en este momento donde recapacito, para entender que la vida es mi vida, donde el dolor de una lágrima me toca sufrirlo a mí, donde el dolor de verte partir..es uno que tengo que sentir.
Guardo mucho más que un simple secreto en mi bolsillo, pues me recuerda quién he sido y quién quiero ser.
Son muchas cosas que no digo, muchas ideas y anagramas que dibujo en las cortinas; y veo la sombra de quien fui, la veo marchitándose en el pasillo, caminando mientras se aleja de todo recuerdo, de todo querer; o del simple hecho de vivir. En la memoria que vuela con una estrella fugaz, es donde siempre busco estar, y encontrarme tan perdido, tan alegre, como el que sabe que nada tiene y aún se divierte.
Tengo sueño, pero descansar mis ojos es un desperdicio del tiempo. Nada alcanza, y entre mis cobijas tirita mi mirada en la oscuridad; veo, lejos de mi habitación, un futuro que guarda un regalo mayor, tal vez, aunque solo tal vez, una vida sin dolor. Puedo abrazar mi almohada en este instante y suplicarle a mi mente sentir el calor de cuando te tengo presente, porque no hay nada ni nadie sobre este mundo que me haga respirar tan profundo como cuando te siento cerca.
Silencio, me ensordece el sentimiento de querer escuchar tu voz, recordándome que entre esta tormenta hay una salida; tu voz susurrando hermosas palabras de amor. A pesar de un recuerdo de dolor, de gritos y traición, entiendo que hay mucho más allá afuera, puede que sea un mundo difícil, pero sé que si te tengo a mi lado no habrá desconsuelo que me sacuda, no habrá nada que me provoque duda.
Y entonces pienso, e imagino no tenerte. Es en este momento donde recapacito, para entender que la vida es mi vida, donde el dolor de una lágrima me toca sufrirlo a mí, donde el dolor de verte partir..es uno que tengo que sentir.
Guardo mucho más que un simple secreto en mi bolsillo, pues me recuerda quién he sido y quién quiero ser.
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