lunes, 28 de junio de 2010

Dar por un hecho la vida.


Hoy escuché sobre una situación que me dejó realmente pensando. Tal vez porque bastante tangible y real. Dejó de ser pinceladas de imaginación, para ser algo que realmente sucedió. Es una posición en la que creo que mi pensamiento ha quedado bastante claro, cuando he hablado sobre lo relativo del tiempo, cuidar a las personas que nos quieres, además valorar y respetarlos.

Definitivamente la vida es un riesgo diario. Riesgo porque todo, absolutamente todo son decisiones que constantemente van cambiando nuestros infinitos posibles futuros, tanto inmediatos como por supuesto a largo plazo. Tan sencillo como decidir si agarro el bus saliendo de mi casa hacia la derecha, o saliendo hacia la izquierda.

Cada decisión abre una nueva rama de posibilidades que realmente no tenemos la certeza alguna de que irá a pasar. Por supuesto, podemos especular, pero siendo sinceros, muchas veces las especulaciones se quedan en eso: especulaciones. Y conforme pasan los días y nuestros pasos van quedando atrás, sencillamente no hay nada más que hacer, no hay vuelta de hoja. Lo que hice, hecho está.

Y nunca nos pasa por la cabeza algún tipo de valoración de riesgo, donde podamos medir factores más realistas en un nivel tal vez elevado de preocupación; en el sentido realmente de la palabra de anticiparse a una situación y ponernos severamente a analizarla, como simple posibilidad. Es claro que eso no sería nada sano para nuestras mentes, por lo que considero normal que reaccionemos o actuemos de una forma, digamos, desinteresada por las consecuencias que las decisiones vayan tener.

Ahora, es obvio que existen actuaciones donde analizar consecuencias es un trabajo mucho más sencillo, y donde no existe excusa para hacerlo. Por ejemplo, si tomo la decisión de matar a alguien, tengo pleno conocimiento de la consecuencia que eso trae. Entonces ahí sí es realmente necesario y fundamental hacer un análisis previo de la situacion para tomar la mejor decisión.

El punto de todo esto, luego de darle muchas vueltas a lo que podríamos llamar "teoría" de la situación que iba a comentar, es la importancia de nunca dar por hecho ciertas cosas en la vida. Empezando especialmente en ella: la vida. La vida es quizás el elemento más vulnerable de todo ser vivo. Hoy estamos aquí, y literalmente mañana podríamos no estarlo.

Entonces propongo que pensemos en alguna situación donde demos por hecho algo tan vulnerable como la vida. Tal es el caso que escuché y que me motivó a escribir sobre él.

Imagine que usted sale del trabajo. Se monta en su carro, cansado del día. Con muchas cosas que hacer. Muchas preocupaciones y tensiones. En la ruta que toma hacia su casa, pasa frente de la casa de uno de sus mejores amigos. Pero usted piensa "no tengo mucho tiempo para pasar a saludarlo, tengo mucho que hacer". Y continua su viaje normal a su casa.

Una semana despues, se entera que ese amigo muere. ¿existiría algún tipo de carga emocional que le hiciera sentir un estado profundo de tristeza y arrepentimiento? Teniendo en claro que el tiempo no se puede devolver y que lo "hecho, hecho está" muchas veces una situación de este tipo se puede convertir en un peso bastante elevado, que nos podría robar noches enteras de sueños.

Por eso, en la medida de lo posible, es importante nunca dar por hecho las cosas. Mucho menos cuando se trata de la vida. Jamás olvidar decirle a las personas cuánto las queremos. Expresarselo de cualquier forma que nos sea posible. Y, de vez en cuando, acordarnos de las personas que realmente queremos y que nos quieren. Porque hoy están aquí, pero mañana realmente no sabemos.

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