Cierro los ojos.
Este frío que carcome mis sentidos. Mareado, encandilado por el reflejo del sol en la nieve. Son cientos de kilómetros, y aún en el horizonte no veo el final, no hay montañas ni nada alrededor.
Y me arropo con lo único que puedo. Recuerdos de sonrisas y momentos de alegrías que me dan calor en la mente. Y con la mente controlo el dolor de mi cuerpo, este frío que me abraza con punzadas de egoísmo.
Y a lo lejos el reflejo de lo que parece ser un animal, pero mientras más camino más me alejo del mi destino final. Todo parece ser eterno, en medio de este infierno. Los pasos son más duros, las huellas más escasas.
El alimento de mi vida se me acaba con el día. Me quema los pies, el frío. Mis ojos parecen congelarse. No los cierro por el miedo a no poder volver a ver. Pero ¿a ver qué? Si en este lugar no hay nada, y si quiero ver tu rostro solo tengo q pensarte.
La magia de la memoria, que el subconsciente en mí controla. Tal vez es porque duermo que tengo tantos recuerdos. Pero necesito descansar, aunque preferiría olvidar. Aquella cicatriz que no deja de sangrar.
Fue el golpe en una guerra que luché hasta el final. Baleado por la espalda por un compañero de pelotón. Decepciones y sopresas que las batallas nos presentan. Realidades que se muestran en momentos inesperados.
Ya la fuerza de mi cuerpo se tambalea y me golpea. Y mi aliento se detiene, caigo al suelo y despierto.
Este frío que carcome mis sentidos. Mareado, encandilado por el reflejo del sol en la nieve. Son cientos de kilómetros, y aún en el horizonte no veo el final, no hay montañas ni nada alrededor.
Y me arropo con lo único que puedo. Recuerdos de sonrisas y momentos de alegrías que me dan calor en la mente. Y con la mente controlo el dolor de mi cuerpo, este frío que me abraza con punzadas de egoísmo.
Y a lo lejos el reflejo de lo que parece ser un animal, pero mientras más camino más me alejo del mi destino final. Todo parece ser eterno, en medio de este infierno. Los pasos son más duros, las huellas más escasas.
El alimento de mi vida se me acaba con el día. Me quema los pies, el frío. Mis ojos parecen congelarse. No los cierro por el miedo a no poder volver a ver. Pero ¿a ver qué? Si en este lugar no hay nada, y si quiero ver tu rostro solo tengo q pensarte.
La magia de la memoria, que el subconsciente en mí controla. Tal vez es porque duermo que tengo tantos recuerdos. Pero necesito descansar, aunque preferiría olvidar. Aquella cicatriz que no deja de sangrar.
Fue el golpe en una guerra que luché hasta el final. Baleado por la espalda por un compañero de pelotón. Decepciones y sopresas que las batallas nos presentan. Realidades que se muestran en momentos inesperados.
Ya la fuerza de mi cuerpo se tambalea y me golpea. Y mi aliento se detiene, caigo al suelo y despierto.
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