Cierro los ojos.
Encerrado en un cuarto. Acompañado de la soledad y la melancolía de una vida sin sentido, y un recuerdo que casi olvido. Las paredes que me guardan son retos de la vida; situaciones qué superar.
Y me acuesto en aquella esquina, encogiendo mis rodillas. Haciendole campo al dolor, que parece que me estripa. El aire que respiro, cada vez más denso y doloroso. Parecen espinas que me despedazan los pulmones.
Camino, haciendo círculos en el piso. Y veo para todos lados buscando las ventanas que me saquen de este mundo sin sentido. Una lucha, la batalla de mis pupilas por no dilatar mi mirada; ver más alla de mi amada.
Toco las paredes, buscando pasadizo secreto; que me permita librar mis recuerdos. No para tenerlos, sino para que escapen. Así, aún encerrado viviría libre de ellos; mi mayor encierro.
En las paredes parecen escribirse frases, palabras, escritos. Memorias de alguien que pudo estar aquí antes. Desgarros de nostalgías y viejas mañas de los encierros que la mente le vende a la razón.
Trato de calcular, la cantidad de ladrillos que se encuentran en este encierro. Tal vez entendiendo que son los recuerdos que quiero romper. Romper y así escapar de este estado mental que no me permite avanzar.
Trepo por un ladrillo que se sale notablemente de la pared, mas me resbalo. Caigo, me despierto.
Encerrado en un cuarto. Acompañado de la soledad y la melancolía de una vida sin sentido, y un recuerdo que casi olvido. Las paredes que me guardan son retos de la vida; situaciones qué superar.
Y me acuesto en aquella esquina, encogiendo mis rodillas. Haciendole campo al dolor, que parece que me estripa. El aire que respiro, cada vez más denso y doloroso. Parecen espinas que me despedazan los pulmones.
Camino, haciendo círculos en el piso. Y veo para todos lados buscando las ventanas que me saquen de este mundo sin sentido. Una lucha, la batalla de mis pupilas por no dilatar mi mirada; ver más alla de mi amada.
Toco las paredes, buscando pasadizo secreto; que me permita librar mis recuerdos. No para tenerlos, sino para que escapen. Así, aún encerrado viviría libre de ellos; mi mayor encierro.
En las paredes parecen escribirse frases, palabras, escritos. Memorias de alguien que pudo estar aquí antes. Desgarros de nostalgías y viejas mañas de los encierros que la mente le vende a la razón.
Trato de calcular, la cantidad de ladrillos que se encuentran en este encierro. Tal vez entendiendo que son los recuerdos que quiero romper. Romper y así escapar de este estado mental que no me permite avanzar.
Trepo por un ladrillo que se sale notablemente de la pared, mas me resbalo. Caigo, me despierto.
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