miércoles, 21 de julio de 2010

Ah?


Pinceles. Pinturas, tal vez colores y cerraduras. Sonidos, canciones, ritmos, emociones. Un gato maullando, un perro que ladra; una que otra chicharra que canta.

Pies dormidos. Almohadas, colchones. Ensaladas, comidas varias. Limones, guanábana, naranja y un poco de mermelada.

Descanso. Respiros. Pasos, caminatas, desvelos y algunas mañanas. Tejido, encendido, luciérnagas y algún pedido, una orden de sombreros y unos pocos caballeros.

Una sombra, un murmuro. Una risa, una lágrima. Gritos y silbidos; croquetas y alaridos. Fango, zacate, madera y aguacate. Todo en un mismo mecate.

Sombrillas, gotas; lluvia y pelotas. Juegos, carcajadas, rasguños y peceras. Peces y animales, algunas plantas anormales. Sensaciones y recuerdos; señores poco cuerdos.

Una lámina, un cincel, una rubia y un manual. Cocina y carne; un hijo y su padre. Caricaturas, dormilones, olores y sensores. Triste y alegre; que rima con pesebre. Agudos y graves; escudos y claves.

Parlantes, controles, computadoras y bemoles. Delfines, ratoneras, comején en la azucarera. Danzas y rimas, sueños y carismas. Placeres y pecados, cruces y recados.

Razón, picazón y sin razón; todos riman con corazón. Color, ardor y dolor; todos riman con amor. Queso, yeso y eso también rima con un beso.

Sábanas y cuadernos; adornos y unos cuernos. Pintan, bailan, cantan y sueñan en la vida los que enseñan. Dócilmente entre anaqueles de mostaza, se oculta toda la masa.

Año tras año, se vive un engaño. Y en menos de una canción, se vive una decepción. Teléfono, dinosaurio y muñeco; tienen en el fondo un tipo de eco.

Uno, tres o cinco; normalmente pego un brinco. Dos, cuatro y seis; sé que en el fondo me entendés.

Entre broma y broma; alguien llegó a Roma. Porque es bien sabido que el que madruga se lo come una oruga.

Tal vez ríes o ríos, abundantes o a carcajadas. Agua, sol y montaña; para nadie es ella una extraña.

Ya va siendo hora; tiempo de terminar.
Aquél que no llora, puede ponerse a caminar.

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