Justo cuando el fantasma parecía salir por la puerta de atrás, y que las rendijas de la puerta se acercaban a cerrarse, un ventolero fuerte y golpeante arremetió contra todo a su paso. Aquella puerta no fue más que una simple pluma en medio del huracán.
Así es como se devoran presentes de tolerable certeza y pasados de intolerable dolor. No hace falta llegar hasta el fin, cuando los golpes de las olas en el mar me sacuden sin parar. Con golpes en las rocas, los peligros se sofocan entre su infinidad maliciosa y risible traición. La misma que me trajo aquí. A esta casa vieja de la que tanto he querido huir.
Pero algohay en esta casa que no me permite dar el paso hacia afuera. Que me permita soltarme de amarras infundadas por pensamientos infructuosos. Dolores del alma que caminan junto a una melancolía necia y terca, como acompañante irreal en una circunstancia esencial. Por más que toco ventanas y golpeo puertas, no encuentro el camino que me permita escapara y huir de este lugar.
Tal vez son procesos inconclusos, aprendizajes que faltan por interiorizar realmente, para entender el juego de la muerte y entonces jamás temerle. Como en el ajedrez, he pensado varias movidas adelante, evaluando posibilidades de mis rivales. Pero por más que me concentro, el ruido de afuera, el huracán del entorno, no me permite analizar el juego, y aunque estoy solo, aunque juego conmigo mismo, sé que la vida no es diferente y que es cuestión de costumbre.
Por eso cuanto más lo pienso más recapacito, y entre tantas palabras que escrib, junto aquellas que son claves, las que arman el esqueleto en mi cerebro, de un muñeco con corazón, que ha venido a entregarme mi razón. Ente líneas escribo, y pienso entre sentimientos medio dormidos, que se acostaron en la cama del olvido, y hoy, el sol y el viento , con las caricias de un sueño, se mezclan en mi cerebro para hacer alarde de un orden sin sentido, con palabras y sonidos que solo riman en la mente de un loco que solo escribe cuando la muerte se desvive.
Lo imortante en sí, es todo aquello que parece no serlo. Al final los detalles. Dios!. Siempre lo dije. Los detalles son los puntos más perfectos que forman la imágen nítida de sencillamente algo sincero. Porque si no es punto a punto, no existe cuadro que valga, las emociones que se sienten en cada color de una vida. Vidas sin detalles, sin puntos, cuadros sin colores sin enmarque.
Y al final, justo un segundo antes de que tu corazón se detenga, será aquél detalle, y solo ese detalle, el que habrá hecho que una vida entera haya valido la pena...!
Así es como se devoran presentes de tolerable certeza y pasados de intolerable dolor. No hace falta llegar hasta el fin, cuando los golpes de las olas en el mar me sacuden sin parar. Con golpes en las rocas, los peligros se sofocan entre su infinidad maliciosa y risible traición. La misma que me trajo aquí. A esta casa vieja de la que tanto he querido huir.
Pero algohay en esta casa que no me permite dar el paso hacia afuera. Que me permita soltarme de amarras infundadas por pensamientos infructuosos. Dolores del alma que caminan junto a una melancolía necia y terca, como acompañante irreal en una circunstancia esencial. Por más que toco ventanas y golpeo puertas, no encuentro el camino que me permita escapara y huir de este lugar.
Tal vez son procesos inconclusos, aprendizajes que faltan por interiorizar realmente, para entender el juego de la muerte y entonces jamás temerle. Como en el ajedrez, he pensado varias movidas adelante, evaluando posibilidades de mis rivales. Pero por más que me concentro, el ruido de afuera, el huracán del entorno, no me permite analizar el juego, y aunque estoy solo, aunque juego conmigo mismo, sé que la vida no es diferente y que es cuestión de costumbre.
Por eso cuanto más lo pienso más recapacito, y entre tantas palabras que escrib, junto aquellas que son claves, las que arman el esqueleto en mi cerebro, de un muñeco con corazón, que ha venido a entregarme mi razón. Ente líneas escribo, y pienso entre sentimientos medio dormidos, que se acostaron en la cama del olvido, y hoy, el sol y el viento , con las caricias de un sueño, se mezclan en mi cerebro para hacer alarde de un orden sin sentido, con palabras y sonidos que solo riman en la mente de un loco que solo escribe cuando la muerte se desvive.
Lo imortante en sí, es todo aquello que parece no serlo. Al final los detalles. Dios!. Siempre lo dije. Los detalles son los puntos más perfectos que forman la imágen nítida de sencillamente algo sincero. Porque si no es punto a punto, no existe cuadro que valga, las emociones que se sienten en cada color de una vida. Vidas sin detalles, sin puntos, cuadros sin colores sin enmarque.
Y al final, justo un segundo antes de que tu corazón se detenga, será aquél detalle, y solo ese detalle, el que habrá hecho que una vida entera haya valido la pena...!
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