Qué si en un suspiro, dejarás atrás y para siempre olvidado un pensamiento. Pensamiento que pudo haber sido clave esencial para entender algún punto de tu futuro.
Qué pasaría si al pestañar, perdieras la perspectiva de alguna cosa que te permitiera entender una circunstancia específica; y perdieras noción de un punto importante en un todo extenuante.
Qué si ese detalle que pasó desapercibido iba a ser el medio por el que ibas a lograr atar un cabo suelto en tu vida, y ahora, sin vuelta de hoja, no tuvieras más que adivinar; o aún peor: suponer.
Qué pasaría si luego de discutir por un problema cualquiera, a la otra persona le llegará el último respiro en medio de una distracción simple de una sorpresa inesperada.
Qué si lo último que le dices a una persona es un grito o un desgaste de cariño que hace resonar en eco hasta el último latido de su corazón.
Qué si la sonrisa que no diste, o una mirada grosera se convirtió en la gota que derramó el vaso de la tristeza o la soledad de alguien.
Qué pasa si supieras que solo una simple mirada puede alegrarle el día a una persona cansada de una vida de dolor y nostalgias.
Qué pasaría si llegarás a darte cuenta de que el valor de los detalles no se puede calcular con medidas humanas; porque la belleza de ellos nace en el placer de Dios de saber que somos capaces de notarlos; y más aún, capaces de crear detalles.
Qué si lo último que alguien sienta en su vida, sea el placer de verte sonreír.
Al final, los últimos latidos del corazón hacen música con la respiración; todo junto con tu sonrisa, sería una perfecta canción.
Y entre las estrofas, las rimas de tu vida, se mezclarían en una preciosa melodía.
Qué pasaría si al pestañar, perdieras la perspectiva de alguna cosa que te permitiera entender una circunstancia específica; y perdieras noción de un punto importante en un todo extenuante.
Qué si ese detalle que pasó desapercibido iba a ser el medio por el que ibas a lograr atar un cabo suelto en tu vida, y ahora, sin vuelta de hoja, no tuvieras más que adivinar; o aún peor: suponer.
Qué pasaría si luego de discutir por un problema cualquiera, a la otra persona le llegará el último respiro en medio de una distracción simple de una sorpresa inesperada.
Qué si lo último que le dices a una persona es un grito o un desgaste de cariño que hace resonar en eco hasta el último latido de su corazón.
Qué si la sonrisa que no diste, o una mirada grosera se convirtió en la gota que derramó el vaso de la tristeza o la soledad de alguien.
Qué pasa si supieras que solo una simple mirada puede alegrarle el día a una persona cansada de una vida de dolor y nostalgias.
Qué pasaría si llegarás a darte cuenta de que el valor de los detalles no se puede calcular con medidas humanas; porque la belleza de ellos nace en el placer de Dios de saber que somos capaces de notarlos; y más aún, capaces de crear detalles.
Qué si lo último que alguien sienta en su vida, sea el placer de verte sonreír.
Al final, los últimos latidos del corazón hacen música con la respiración; todo junto con tu sonrisa, sería una perfecta canción.
Y entre las estrofas, las rimas de tu vida, se mezclarían en una preciosa melodía.
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