No se que será que muchas veces, por sencillamente no decir que siempre, somos capaces de entender lo que tenemos si, y solo si, lo perdemos. No se por qué tenemos que dañar las cosas para entonces preocuparnos por ellas. No entiendo donde esta la dificultad de cuidar aquello que sea una bendición en nuestra vida.
Y para eso es importante tener claro que esa situación nos puede pasar en cualquier momento. Incluso en este momento, muchas de las cosas que damos por seguras, podrían acabarse en cualquier momento. Podríamos fallarle a alguien que nos quiere; pero aún más importante nos podríamos fallar a nosotros mismos, y esa es una de las peores decepciones que podemos tener.
No debería de hacer falta que perdamos ese "algo" para que lo volvamos a ver. Debería de haber un poco de amor e interés que nos permita ser capaces de valorar todas las cosas que tenemos con la simple idea de que nada es para siempre, y que todo en esta vida se acaba, ya sea por la naturaleza, o porque nuestras acciones lo terminan.
No es cuestión de abrir los ojos, sino de abrir el corazón y la mente. Ver más allá de lo básico, buscar en lugares diferentes de nosotros mismos, para tener algún tipo de radar interno que nos permita identificar a tiempo aquellas situaciones que nos podrían provocar llegar a perder o a fallar.
Quizás es un buen momento para ponerle "pausa" a la vida, y ver alrededor de nosotros, tranquila y detenidamente todos y cada uno de los factores que son importantes en nuestra vida; aún aquellos que pasan desapercibidos en lo cotidiano de los días. Es la única forma de tener una mente abierta para descubrir si hay aspectos que se podrían mejorar y en los cuales poner mayor atención.
Esto es, básicamente, una alerta para prevenir y no lamentar. Valorar las bendiciones que la vida y Dios nos dan no debería de ser una tarea esporádica, sino una perspectiva de vida.
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