Muchas veces las historias que se cuentan no necesitan más detalles de los que se relatan. Porque se obvia el hecho de que lo que se dice es lo que importa. Muchas veces los personajes que creamos en un cuento, en un poema; no son más que una parte de nosotros que se expresa en palabras escritas.
Aquella tarde de diversión el "muchacho" de tenis rojos y gorra verde se encontró a si mismo. Y por supuesto ustedes se deben de preguntar ¿cómo hizo eso? o tal vez ¿cómo uno se da cuenta que lo logró?
Puede ser que en una historia no se tengan las respuestas de todo. Puede ser que sí. Y a veces, y esto sinceramente es lo que más me gusta, podemos colorear realidades de tantas maneras como nuestra mente y las ideas lo prefieran. De una u otra forma, cada vida es un cuento que se escribe sobre la marcha.
Cada historia, al final, termina siendo un poema con rimas y estrofas. Simplemente no lo vemos; y no lo vemos porque no queremos. Y para el que no quiere abrir los ojos, le digo que el destino es una rima de la vida, que hace juego entre situaciones escondidas; que brinca de palabra a palabra dandole ritmo y sentido a la estrofa.
Quisiera poder escribir que me han contado que uno se da cuenta de esas cosas porque las sonrisas se dibujan con mayor perfección. Que cuando nos encontramos con nosotros mismos nuestros pasos hacen música interna, y nuestro corazón baila al ritmo que le pongamos. Me encantaría poder decir que la felicidad se respira como aromatizante, y que el peso en la espalda se reduce tres cuartas partes.
Si pudiera, escribiría sobre el amor; y que cuando estamos en contacto con quién realmente somos, tenemos un corazón más abierto para amar; desearía poder escribir que los besos son más dulces y que las miradas son más profundas; que el sentimiento es tangible y que el dolor se reduce al mínimo.
Incluso escribíra cosas locas: como que pinceles gigantes de colores exhuberantes pintan cada mañana los amaneceres mientras dormimos; y que la lluvia sabe a miel cuando abrimos solo el ojo izquierdo, pero si abrimos solo el derecho sabe a chocolate; me encantaría decir que las flores cantan justo antes de que el último rayo de sol se esconda; que un manantial de agua pura son chispasos de alegría que se esconden entre la naturaleza que cocina sopresas y perfección para servirnos por la noche un puñado de estrellas que brillan y parpadean porque sonríen de ver hacia nosotros tantos sueños y deseos.
Me encantaría escribir tantas cosas. Y de tanto pensarlas, las escribí.
Sería tan sencillo escribir que aquél "muchacho" sencillamente vio dentro de él, y se encontró con la persona que más lo ama. Sería tan sencillo decir que simplemente se dedicó tiempo, y que de una u otra forma llegó a la conclusión de encontrarse.
Pero todo va más allá. Y luego de tantas vueltas al asunto quizás se sigan preguntando ¿qué fue lo que pasó?
Pero es que se trata de eso.
"Puede ser que en una historia no se tengan las respuestas de todo. Puede ser que sí. Y a veces, y esto sinceramente es lo que más me gusta, podemos colorear realidades de tantas maneras como nuestra mente y las ideas lo prefieran."
El "muchacho" tenis rojas y gorra verde creó su cuento y lo coloreó.
Y "cada vida es un cuento que se escribe sobre la marcha"
Entonces...queda claro. Nos toca escribir y pintar sobre la marcha. Dedicar rimas; imaginar incongruencias; sencillamente permitirnos soñar diferente.
Aquella tarde de diversión el "muchacho" de tenis rojos y gorra verde se encontró a si mismo. Y por supuesto ustedes se deben de preguntar ¿cómo hizo eso? o tal vez ¿cómo uno se da cuenta que lo logró?
Puede ser que en una historia no se tengan las respuestas de todo. Puede ser que sí. Y a veces, y esto sinceramente es lo que más me gusta, podemos colorear realidades de tantas maneras como nuestra mente y las ideas lo prefieran. De una u otra forma, cada vida es un cuento que se escribe sobre la marcha.
Cada historia, al final, termina siendo un poema con rimas y estrofas. Simplemente no lo vemos; y no lo vemos porque no queremos. Y para el que no quiere abrir los ojos, le digo que el destino es una rima de la vida, que hace juego entre situaciones escondidas; que brinca de palabra a palabra dandole ritmo y sentido a la estrofa.
Quisiera poder escribir que me han contado que uno se da cuenta de esas cosas porque las sonrisas se dibujan con mayor perfección. Que cuando nos encontramos con nosotros mismos nuestros pasos hacen música interna, y nuestro corazón baila al ritmo que le pongamos. Me encantaría poder decir que la felicidad se respira como aromatizante, y que el peso en la espalda se reduce tres cuartas partes.
Si pudiera, escribiría sobre el amor; y que cuando estamos en contacto con quién realmente somos, tenemos un corazón más abierto para amar; desearía poder escribir que los besos son más dulces y que las miradas son más profundas; que el sentimiento es tangible y que el dolor se reduce al mínimo.
Incluso escribíra cosas locas: como que pinceles gigantes de colores exhuberantes pintan cada mañana los amaneceres mientras dormimos; y que la lluvia sabe a miel cuando abrimos solo el ojo izquierdo, pero si abrimos solo el derecho sabe a chocolate; me encantaría decir que las flores cantan justo antes de que el último rayo de sol se esconda; que un manantial de agua pura son chispasos de alegría que se esconden entre la naturaleza que cocina sopresas y perfección para servirnos por la noche un puñado de estrellas que brillan y parpadean porque sonríen de ver hacia nosotros tantos sueños y deseos.
Me encantaría escribir tantas cosas. Y de tanto pensarlas, las escribí.
Sería tan sencillo escribir que aquél "muchacho" sencillamente vio dentro de él, y se encontró con la persona que más lo ama. Sería tan sencillo decir que simplemente se dedicó tiempo, y que de una u otra forma llegó a la conclusión de encontrarse.
Pero todo va más allá. Y luego de tantas vueltas al asunto quizás se sigan preguntando ¿qué fue lo que pasó?
Pero es que se trata de eso.
"Puede ser que en una historia no se tengan las respuestas de todo. Puede ser que sí. Y a veces, y esto sinceramente es lo que más me gusta, podemos colorear realidades de tantas maneras como nuestra mente y las ideas lo prefieran."
El "muchacho" tenis rojas y gorra verde creó su cuento y lo coloreó.
Y "cada vida es un cuento que se escribe sobre la marcha"
Entonces...queda claro. Nos toca escribir y pintar sobre la marcha. Dedicar rimas; imaginar incongruencias; sencillamente permitirnos soñar diferente.
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