viernes, 6 de agosto de 2010

Orfandad


A veces sencillamente hay que cerrar los ojos, y de esta forma relajar los músculos cansados y adoloridos.

Tal vez sacar a pasear a la imaginación y ponerla a jugar con el sarcasmo y la ironía; que bastante hay de eso en esta vida.

Pocas veces dedicamos ratos para nosotros mismos. Silencios que dicen miles de cosas en palabras que no se tienen que decir; mucho menos escribir.

Muchas son las veces que dejamos atrás los espacios vacíos; que muchas veces sirven para preservar algo. Algo como nuestra tranquilidad y paz.

Entonces puede ser que sea necesario escucharnos, hablar con nosotros mismos. Desahogarnos con nuestra mente; mente que muchas veces se cansa de tantas cosas sin sentido.

Y si la practica hace el maestro, más nos vale ponernos a practicar los hábitos que nos permitan mantenernos cuerdos en medio de tanta locura.

Pues si bien es cierto que la vida la vivimos acompañados de una u otra forma; al final estamos solos en esta lucha...al final como leí un día todos somos huérfanos en la vida.

Si no aprendemos a valorarnos y querernos como personas solas e independientes, estaremos condenados a una vida donde muy probablemente vamos a sufrir demasiado.

El primer paso, entonces: aceptar nuestra orfandad.


Learning to fly!

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